De Gaza a Teherán, el 'príncipe de la guerra' bin Salman es el hombre de la 'estabilidad
La atención de la comunidad internacional está centrada en Rafah, donde Israel se prepara para una ofensiva terrestre. La frontera con Egipto. El académico jordano Amer Al Sabaileh considera que de la causa palestina se ha pasado a la yihad global. La inconsistencia de Hamás a nivel político y los movimientos chiítas controlados por Irán. Más allá de los “Acuerdos de Abraham”, los sauditas como mediadores.
Milán (AsiaNews)- La debilidad de la administración estadounidense; las maniobras entre bastidores de Irán, que explota a grupos como los hutíes en Yemen y el Mar Rojo para alimentar la tensión; los numerosos focos de violencia y de guerra, que al menos hasta ahora "nadie ha querido transformar en un conflicto regional. O global”. Y la conciencia de que en momentos en la que la causa palestina ha perdido significado en el mundo musulmán, reemplazada por la yihad global, la única "esperanza" concreta para Gaza (y la misma Cisjordania) es Riad, el único que tiene la autoridad - y el interés - para trabajar por la paz en nombre de la "estabilidad", explica a AsiaNews el profesor y analista geopolítico jordano Amer Al Sabaileh, experto en cuestiones de Oriente Medio, seguridad internacional y política de procesos de paz en zonas de crisis. “Mohammad bin Salman - dice - se convirtió en príncipe heredero como hombre de guerra, mientras que ahora [a la espera de ascender al trono] quiere convertirse en el rey de la paz y del desarrollo económico, por eso está interesado en resolver los conflictos. Es "un cambio de ideología" en nombre de la estabilidad, pero al mismo tiempo, una "madurez en términos de mentalidad y liderazgo".
Israel y la segunda Nakba
Con respecto al conflicto entre Israel y Hamás en la Franja, el académico considera que "estamos asistiendo a un plan gradual de Israel para cambiar la demografía de Gaza", donde ya se ha asimilado como "normal" el desplazamiento "de una masa de población desde el norte hacia Khan Younis primero, y ahora hacia Rafah”. Y es precisamente en la zona fronteriza con Egipto donde se concentra la atención de la comunidad internacional y el Estado judío ha anunciado una operación terrestre si los rehenes no son liberados antes del Ramadán, el mes islámico de ayuno y oración que comienza el 10 de marzo. “Esto significa que están empujando a las masas del otro lado de las fronteras”, creando una situación humanitaria que la ONU y los organismos internacionales califican como desastrosa. “Los israelíes - continúa - juegan la carta del tiempo, como siempre lo han hecho. Cuanto más tiempo pasa, más práctica se vuelve la solución del problema" y la única alternativa es "encontrar la manera de convivir" con el status quo. Desde esta perspectiva, el progresivo desplazamiento de la guerra y la población de Gaza hacia el sur es una forma de "ejercer presión en la frontera con Egipto" y "la comunidad internacional tendrá que hacerse cargo del problema".
La batalla de Rafah inaugura una "nueva fase", y "lo mismo está ocurriendo en Cisjordania: se crea una atmósfera hostil y negativa - afirma - para obligar a muchos a salir, en lo que yo llamo 'traslado voluntario'. También está la cuestión de los refugiados palestinos y el recorte de los fondos de la UNRWA [la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo], que se siente más en el Líbano, pero con una crisis humanitaria tan profunda como la que "se está viviendo", las prioridades y los recursos de los gobiernos del mundo están destinados "a cambiar". El gobierno israelí, subraya, ha lanzado la guerra en Gaza "para tranquilizar al país sobre la eliminación de Hamás, pero el verdadero objetivo es demográfico" y también está relacionado "con la política sobre las colonias", los asentamientos y los puestos de avanzada en Cisjordania: “Quieren crear una situación nueva” con un éxodo masivo de palestinos que para muchos supondría la tan temida segunda Nakba.
De causa palestina a yihad global
En su calidad de experto, Al Sabaileh ha desarrollado numerosos estudios estratégicos para profundizar en diversas áreas de guerra y terrorismo, desde el norte de África hasta Oriente Medio. Es director general del Instituto de investigación sobre Riesgos Geopolíticos "Triage Duepuntozero" y es presidente del Centro de Estudios Security Languages - Council for Counter-Terrorism studies. “Los ataques de los colonos judíos - continúa - constituyen la evidencia de una componente religiosa y confesional en el panorama de la guerra. Por otro lado, muchos consideran que hoy Hamás es el único actor capaz de tener representatividad en el mundo palestino, caracterizado por una evidente matriz islámica. Lo mismo que ocurre en Irak, donde las milicias son religiosas chiítas" y en muchos casos tienen una fuerza "incluso mayor que el ejército regular". En este momento los grupos o movimientos seculares ya no dominan la escena en Oriente Medio como ocurría en los años setenta - con Fatah en primer lugar - sino que hay una marcada "connotación religiosa, una doctrina que ya se pone de manifiesto desde los eslóganes". En muchos casos detrás de estas milicias encontramos a Irán, la identidad religiosa de la República Islámica chiita que "patrocina" muchísimas milicias. También hay grupos sunitas, pero "ninguno de carácter laico".
Con el paso del tiempo, explica Al Sabaileh, el concepto de yihad también ha evolucionado, pasando "de la liberación de Palestina a una lucha global" que es válida desde Gaza hasta Afganistán, e incluso la "liberación de Palestina hoy se encuadra en un marco más general". Hamás, añade, parece "jugar con el concepto de reconocimiento de un Estado", pero a nivel político no existe, porque está influido por el principio superior de la "jihad global". “La división de Hamás, su incapacidad para tomar decisiones reales en el plano político o para encontrar una línea común sobre los rehenes - explica - es signo de la falta de representatividad”. “En este momento hay varios focos de tensión, desde la Franja hasta el Mar Rojo, con los ataques de los hutíes [que no tienen autonomía de movimiento respecto de Irán y Hezbollah y cero capacidad militar sin sus padrinos], pero hasta ahora los actores en juego "han evitado provocar un único y gran incendio". Nadie quiere realmente "una confrontación global", pero es evidente "una escalada cada vez más agresiva y hostil" que corre el riesgo de desembocar en una "situación general fuera de control".
Riad y los Acuerdos de Abraham
En un contexto de profunda incertidumbre, con el ataque terrestre a Rafah a la vuelta de la esquina y el neto rechazo - reiterado en los últimos días por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu - a una solución de dos Estados, el académico jordano considera que "en este momento la única esperanza es Riad”. Arabia Saudita es uno de los pocos actores que trabajan a favor de la estabilidad y la misma República Islámica "a pesar de que no desea realmente la paz, no puede permitirse un frente de crisis con los sauditas". En los últimos años MBS se ha centrado en la estabilidad y en el desarrollo económico más allá del petróleo, y ha reforzado la industria del entretenimiento, el turismo y las energías renovables según su proyecto "Visión 2030". En cuanto a los "Acuerdos de Abraham", que permitieron la normalización de las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) - y una pequeña parte del mundo árabe y musulmán -, "siguen teniendo valor, pero son más una cuestión de marketing” que un verdadero punto de inflexión de carácter geopolítico. Un plan patrocinado por el expresidente estadounidense Donald Trump para legitimar las relaciones con Emiratos "y construir un templo en Abu Dhabi, pero los judíos tienen profundos vínculos históricos con Arabia Saudita y no necesitan los 'Acuerdos' para establecer relaciones".
"Sería suficiente - prosigue - hablar de una peregrinación ideal de Abraham desde La Meca hasta Jerusalén para dar valor y raíces históricas a las relaciones entre los dos países", según un proyecto "menos idealista pero más concreto" que el de Trump. De hecho, hoy Washington se inclina más por hablar de "paz regional" que por la reanudación de los "Acuerdos de Abraham" con Riad como objetivo final, pero para que esto se concrete "es necesario hacer concesiones a los palestinos". Al mismo tiempo, advierte, "no se le puede pedir [a Israel] que vuelva a las fronteras de 1967; hay que replantear un acuerdo sabiendo que algo habrá que reconocerles". Desde esta perspectiva, el mediador más creíble es Riad, también y sobre todo debido a la "debilidad" de una administración estadounidense que se acerca al final de su mandato con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina. "Con todos estos frentes abiertos - concluye el académico - es más fácil que estas posibles concesiones se hagan [por parte de todos los actores involucrados] al próximo ocupante de la Casa Blanca, mientras que, para las próximas semanas, es más probable la perspectiva de una escalada que la diplomática".
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