Dacca: el hilo rojo que une las protestas contra el gobierno y el trabajo de los jóvenes
Mientras continúa el bloqueo de Internet y de todas las comunicaciones, se calcula que el número de personas arrestadas supera las 2.500. A diferencia de las situaciones anteriores, el descontento con el gobierno involucra a todos los segmentos de la población. También está relacionado con el estancamiento de la economía y las transformaciones en el mundo del trabajo, como explica el p. Gian Paolo Gualzetti, misionero del PIME y director de un centro para jóvenes trabajadores en la periferia de Dacca.
Dacca (AsiaNews) - A pesar de la aparente calma de las últimas 48 horas, más de 2.500 personas fueron detenidas y otras 174 murieron en enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que salieron a las calles para protestar contra la decisión de un tribunal local de reintroducir en el sector público el sistema de cuotas reservadas a los descendientes de los que participaron en la guerra de liberación de Bangladés en 1971.
La noticia proviene de la agencia internacional de noticias Agence France-Press (AFP), que ha intentado hacer un balance de la situación aunque en el país sigue vigente el bloqueo de Internet y de todas las comunicaciones. El toque de queda tampoco se ha levantado, aunque se postergó una hora para permitir que la población pueda comprar productos de primera necesidad, según anunciaron las autoridades. El jefe del Ejército también señaló hoy que la situación todavía no ha vuelto a la normalidad.
Fuentes locales que se encuentran en el norte del país refirieron a AsiaNews que no pudieron llegar a Dacca, la capital, porque debido a la suspensión de Internet no es posible reservar vuelos internos y no está claro, debido al toque de queda, si se pueden realizar viajes largos en automóvil. La policía local considera que no hay problema, pero muchos prefieren no correr riesgos y quedarse en casa.
También se espera que el Gobierno apruebe en el día de hoy la decisión que dictó ayer la Corte Suprema según la cual las cuotas reservadas a los nietos de los llamados “freedom fighters” se reducen del 30% al 5%, mientras que las destinadas a discapacitados y minorías étnicas se han incrementado al 2%, dejando que el 93% de los puestos públicos se asignen en base al “mérito”.
El sistema de cuotas reservadas ya fue abolido en 2018 tras las protestas universitarias. Pero en aquel momento la economía era sólida y estaba creciendo. Ahora algunas estadísticas destacan que en Bangladés los jóvenes "inactivos" (que no estudian, no trabajan, ni siguen cursos de formación profesional) son el 41%.
Por eso muchos comentaristas consideran que las protestas - que rápidamente pasaron de ser manifestaciones contra lo que se percibe como un sistema injusto a protestas contra el gobierno - marcan un punto sin retorno para Bangladés, gobernado desde 2009 por la primera ministra Sheikh Hasina. Esta fue reelegida en enero de este año para un cuarto mandato tras un boicot de la oposición, representada por el Partido Nacionalista de Bangaldés (BNP). Jaleda Zia, ex primera ministra y principal referente del BNP, se encuentra en la cárcel desde 2018 por cargos de corrupción.
A la actual primera ministra, sin embargo, se la acusa desde hace tiempo de haber impuesto un giro autoritario. A pesar de haber favorecido el desarrollo económico del país (que antes de la pandemia registraba tasas de crecimiento anual superiores al 7%), en este momento el descontento con su gobierno es transversal a todos los sectores sociales. Y viene de lejos: "En los últimos 30 años hemos visto la transformación de Bangladés de un país agrícola a un país industrial, con la creación de muchísimos nuevos puestos de trabajo", comentó a AsiaNews el p. Gian Paolo Gualzetti, misionero del PIME y director de un centro para trabajadores en Zirani, en la periferia de Dacca.
El centro, dedicado a "Jesús Obrero", acoge a jóvenes que en su mayoría proceden de las regiones tribales y que, tras finalizar sus cursos de especialización, buscan trabajo en la ciudad. "Al mismo tiempo, el nivel de educación también se ha elevado - prosiguió el sacerdote - y, por lo tanto, a los jóvenes les resulta cada vez más difícil conseguir el trabajo al que aspiran". Por eso muchos de ellos han encontrado nuevas oportunidades trabajando por Internet para empresas extranjeras, mientras que otros prueban suerte fuera del país, "donde saben que pueden obtener salarios más altos".
Aunque el estallido de las protestas está vinculado al sector público (el más buscado, sobre todo por aquellos que han estudiado, porque ofrece salarios mejores y mayor estabilidad, así como la posibilidad de tener una jubilación), el crecimiento también se ha ralentizado en el sector privado. "Por un lado la producción, relacionada sobre todo con el sector textil, se está desplazando hacia el Este, a países como Laos o Vietnam, donde la mano de obra es aún más barata", explicó el p. Gualzetti. “Por el otro, después de la tragedia del Rana Plaza, hubo presiones para que el ambiente de trabajo fuera más humano, se aumentaron los salarios y se reglamentaron los horarios, incluyendo las horas extra. Pero las empresas extranjeras no han aumentado el capital disponible y los empresarios locales se han visto obligados a reducir la mano de obra".
Ya en octubre del año pasado se produjeron huelgas (que la oposición intentó aprovechar) que obligaron al gobierno a duplicar los salarios de 4 millones de trabajadores empleados en la industria textil, pasando de 8.300 taka (75 dólares) a 23.000 (210 dólares). Pero el gobierno había frenado la posibilidad de nuevos aumentos para seguir atrayendo capitales extranjeros y no perder competitividad frente a otros países de la región.
17/02/2023 15:23