Cuaresma, Card. Sako: 'Esperanza y solidaridad'. Fondos para las víctimas del terremoto en Turquía y Siria

En el mensaje a los fieles, el cardenal recuerda que el ayuno es una oportunidad para la "búsqueda", el "arrepentimiento" y "volver a Dios". No se refiere sólo a una "dimensión material", sino que tiene un valor "teológico y espiritual". Su pensamiento se dirige a los caldeos de la diáspora, que tienen una “desesperada necesidad de conciencia y pertenencia” a su tierra.

Bagdad (AsiaNews)- El ayuno es una oportunidad práctica “para explorar” un camino, trazado por el mismo Jesucristo, “de arrepentimiento, de cambio de comportamiento” y de orientar “la vida hacia Dios”, explica el patriarca de Bagdad de los caldeos, card. Louis Raphael Sako, en su mensaje de Cuaresma. Advierte que el tiempo de oración y abstención de la carne es un momento "de esperanza, en la vida del cristiano", porque el ayuno "no se limita únicamente al aspecto material", sino que abarca también la dimensión "teológica y espiritual".

La reflexión del cardenal, publicada en el sitio web del patriarcado caldeo, recuerda que "ayudar a los pobres es un deber sagrado", especialmente en este momento histórico, caracterizado por una "crisis económica mundial" que inevitablemente afecta también a Irak. La solidaridad y compartir el sufrimiento y las dificultades son hoy más urgentes que nunca, prosigue, “sobre todo a la luz del terrible terremoto que arrasó Turquía y Siria”, provocando destrucción y decenas de miles de muertos y desplazados. Por eso se ha creado un "fondo especial" en cada parroquia para ayudar a las poblaciones afectadas por el sisma.

La Cuaresma, sigue diciendo el cardenal Sako en su reflexión, incluye diferentes elementos, que van de la oración a la meditación, del arrepentimiento a la confesión, para “alcanzar la luz de la resurrección y la alegría de la fiesta” de la Pascua. El ayuno cristiano, añade, "se basa en el ayuno de Jesús" que prepara para "recibir a Dios en nuestra vida", y en esto consiste "nuestra esperanza".

Esa búsqueda es también una "cuestión existencial", un momento para "rechazar las malas conductas" y "adherirse firmemente a nuestra fe y espiritualidad". “La práctica del ayuno -observa el patriarca- abstenerse de alimentos, bebidas y relaciones conyugales por un período de tiempo, es una oportunidad para encauzar y controlar los malos instintos” intrínsecos a todos los seres humanos. Y es tiempo de esperanza, sobre todo en un momento como éste", en el que “asistimos al declive de los valores religiosos y morales debido, entre otras cosas, a los rápidos cambios, el predominio de las tecnologías y la irrupción de Internet en la vida cotidiana”. Son cambios propios de la época, que sin embargo han causado más de una "grieta en la estructura social", en la búsqueda de dinero e influencia o "en la búsqueda del placer".

El Card. Sako señala luego algunos puntos que se pueden profundizar en este tiempo de Cuaresma, como el estudio de la palabra de Dios y la perseverancia en la oración, que permite "entrar en una relación afectiva con Dios" porque es "inseparable" del amor. Por último la caridad, que es "amor a los pobres" y encuentra su máxima expresión precisamente en el tiempo del ayuno.

Otro aspecto importante, en la parte final del mensaje, es el que se refiere a los caldeos de la diáspora, que sienten una "desesperada necesidad de conciencia y pertenencia" a su tierra, a su comunidad, después de "un tiempo de indiferencia, dispersión y fragmentación". El cardenal invita a retomar y reconstruir "nuestra identidad cristiana, caldea y católica", el orgullo de pertenecer a la nación y vivir la fe según el modelo que ofrecen "nuestros santos y mártires". Un retorno a las fuentes de la fe que requiere "una lectura de nuestra historia y de nuestro patrimonio espiritual y litúrgico", porque el futuro se forma con las experiencias y conocimientos adquiridos en el pasado. Por último, el cardenal invita "especialmente a los sacerdotes y a los jóvenes" a estudiar "la historia de los caldeos, los escritos de los grandes padres teológicos y espirituales" profundizando "en los ritos y el lenguaje", y a los obispos, a la tarea de "alentarlos y acompañarlos”.