Cristo Rey entre los tribales mundari, testimonio de fe y convivencia pacífica

de Nirmala Carvalho

La comunidad de la Iglesia Madre Teresa de Siadih en Jhakhand ha celebrado la fiesta de Cristo Rey con una procesión. El grupo pasó por las calles principales y las menos conocidas, involucrando también a los no cristianos. El párroco: "La prueba que personas de religiones diversas pueden vivir en una dimensión social de respeto amor, unión y armonía".

Mumbai (AsiaNews)- "Un potente testimonio de fe" y la prueba que "personas de religiones diversas pueden vivir en una dimensión social de respeto, amor, unión y armonía". Así el p. Lino Fernandes sfx, párroco de la iglesia Beata Madre Teresa de Siadih (diócesis de Jamshedpur, Jharkhand), describe a Asianews la procesión hecha junto a su comunidad de tribales mundari para celebrar la fiesta de Cristo Rey (23 de noviembre pasado). La parroquia junta a 45 familias esparcidas entre los 25 pueblos. Diez de éstos distan unos 15-20 km de la iglesia.

A las 9 de la mañana, el Sacramento ha dejado el convento y fue llevado en procesión por las calles principales y las callecitas más escondidas de la parroquia. Encabezaban la fila los niños del hostal católico, que tiraban flores a lo largo del camino y llevaban carteles dedicados a Cristo Rey. Los pequeños iban vestidos con sus trajes típicos tradicionales mundari.

El sacerdote, misionero del Pilar (Sociedad de los misioneros de S. Francisco Javier), cuenta a AsiaNews: "La procesión duró unos 90 minutos, con 4 paradas donde se hacía breves celebraciones litúrgicas. En cada parada, los fieles ponían una alfombra y preparaban un altar, para recibir al Sacramento. Antes de iniciar la oración, los niños danzaban sus bailes típicos y tradicionales".

El grupo, explica, "pasó delante e negocios cristianos y no cristianos. Nos detuvimos delante de las casas de nuestras familias cristianas católicas, que habían colocado lámparas encendidas para honrar al Señor, que se detenía en sus puertas. Casi todos los comerciantes salieron para asistir a la liturgia".

Después de una hora y media, la procesión llegó a la iglesia Madre Teresa, para la bendición final. "Esta celebración- subraya el p. Lino- renueva el entusiasmo por la fe en nuestros católicos. Para mí, como misionero del Pilar, reviva el celo misionero en esta comunidad y me recuerda que la vida cristiana está en continuo movimiento hacia Dios. Para nuestros niños, puede parecer una simple práctica devocional, pero en realidad genera en ellos una profunda emoción, que los ayuda a hacer más concreta y significativa esta fiesta".