Crisis migrantes: después de Yakarta también Kuala Lumpur adopta la línea de los rechazos
Kuala Lumpur (AsiaNews/Agencias)- Después de Indonesia, también Kuala Lumpur adopta la política de los rechazos con los migrantes irregulares-trabajadores de Bangladesh y prófugos Rohingya, minoría musulmana perseguida en Myanmar- sorprendidos en las aguas territoriales. El gobierno malayo confirma que llevará a mar abierto a los barcones cargados de desesperados, a menos que no haya riesgo de “inminente” de hundimiento. Tan Kok Kwee, primer almirante de la guardia costera, subraya que “la política es la escoltarlos fura de las aguas de malasia, después de haberlos socorrido con lo necesario”.
Abandonados en alto mar, para miles de Rohingya y del Bangladesh parece que no haya ninguna nación que esté dispuesta a acogerlos y garantizar sus derechos y dignidad; los traficantes, por miedo a ser arrestados, han dejado las embarcaciones desocupándose del destino de las personas, hombres, mujeres y también niños y ancianos.
Todavía hoy hay miles de prófugos que navegan sin una meta precisa en el Estrecho de Malaca y en las aguas vecinas; algunos de ellos se encuentran en alto mar de hace 2 meses y están en condiciones desesperadas. Según algunos activistas en los próximos días y las próximas semanas se verán muchos otros tentativos de desembarque en las costas de Indonesia y Malasia; a todo esto, los gobiernos de Yakarta y Kuala Lumpur han confirmado que no tienen ninguna política de acogida o asilo para los migrantes y refugiados.
Los medios de la marina malaya han iniciado al patrullaje (24 has sobre 24) de las aguas que rodean al archipiélago de Langkawi, en cuyas costas han llegado unos 1.100 prófugos en los últimos 3 días. De éstos, 486 eran Rohingya y otros 682 ciudadanos de Bangladesh. De los cuales 993 eran hombres, 104 mujeres y 61 niños.
Por el momento los sobrevivientes fueron recibidos en diversos centros de acogida, uno para los hombres y un segundo para mujeres y niños. Sin embrago, ellos serán transferidos a un centro en tierra firme, en espera de entender cuál será su destino. Entre éstos hay también una Rohingya de sólo 15 años, escapada de Myanmar porque quedó huérfana y sin esperanzas de futuro: la joven pagó 200 dólares por este viaje de la desesperación. Ahora se pregunta preocupada: “¿me mandarán para atrás?”.
La crisis de los migrantes en las aguas del Asia-Pacífico preocupa a las asociaciones y activistas pro derechos humanos, que piden políticas de acogida y ayuda a las poblaciones desesperadas, a menudo en fuga por las persecuciones y las violencias. Ayer la comunidad internacional lanzó un pedido a los gobiernos del Sudeste asiático, invocando una acción “regional” para recuperar y llevar a salvo a estos barcones cargados de desesperados.
En los últimos días al menos 2 mil “boat people”, provenientes de Myanmar y Bangladesh han alcanzado las costas nadando, fueron recuperados o interceptados a los largo de las costas indonesia y malayas. Una crisis que se aumentó con la decisión de la mano dura impuesta por Tailandia-verdadero lugar de pasaje de la trata de personas- sobre el comercio de vidas humanas, después de haber descubierto una fosa común cerca de la frontera con Malasia en cuyo interior estaban sepultados decenas de cadáveres de Rohingya.
21/05/2015