Contarle la Navidad a un mundo distraído

de Mario Ghezzi

El saludo del director de AsiaNews: "Permanezcamos con el corazón lleno de asombro por la Navidad y contémosla a los que están distraídos por todas las cosas de la vida. Es lo único que necesitan el hombre y la Iglesia".

Cuando pienso en el Belén de “aquellos días” me imagino una ciudad bulliciosa, donde se estaba realizando el censo, con una intensa circulación de gente y de mercaderías. Un movimiento frenético que no le permitió, salvo a un puñado de pastores, darse cuenta de lo que estaba ocurriendo: Dios estaba naciendo precisamente en ese lugar. Un acontecimiento tan decisivo para la vida de los hombres pasaba desapercibido. Todos estaban distraídos y ocupados con otras cosas. Sin embargo, Dios nació de todos modos y sigue viviendo y actuando hoy, a pesar de nuestras distracciones.

La humanidad parece desentenderse cada ve más de Dios, dijo el cardenal Joseph Ratzinger en un discurso por radio el 25 de diciembre de 1969. Comentando la crisis de la Iglesia que había comenzado en esos años, profetizó lo que hoy podemos ver con claridad: la Iglesia pierde terreno, pierde su valor político y económico, lo que propone ya no interesa a las grandes masas, el pueblo se siente atraído por otras cosas. Ratzinger afirmó: "Lo que quedará, será la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se hizo hombre y nos promete la vida después de la muerte". Lo que quedará será el evento de la Navidad que nos hace volver la mirada hacia la resurrección. No quedará nada más, porque es lo único que le hace falta al hombre y a la Iglesia.

Yo vengo de una Iglesia que ha sufrido muchísimo, la de Camboya, que se ha mantenido viva gracias a la tenacidad, al ocultamiento, a las oraciones rezadas en latín en los arrozales para que los jemeres rojos no entendieran, a la Eucaristía "contrabandeada" en los bosque de la frontera con Tailandia para que los pocos cristianos de la zona pudieran comulgar. He conocido a muchos vietnamitas que viven una fe blindada, controlada por un gobierno férreo, y sin embargo siguen asistiendo a las liturgias y llenando seminarios y conventos. En Italia estamos empezando a vender iglesias, monasterios y oratorios, tal como profetizó Ratzinger, y solo estamos al principio. Nos convertiremos cada vez más en una minoría, cada vez menos significativa social y políticamente, pero cada vez más una comunidad de personas conscientes de ser el Cuerpo de Cristo, y por lo tanto un signo de esperanza y resurrección para los que todavía no creen

Y ésa es la razón que nos impulsa cada día a ofrecerles nuestras novedades de AsiaNews. Lo hacemos contando las muchas heridas de este continente, que tan a menudo se ven en la prensa. Pero - junto con las Iglesias locales - también damos voz a la esperanza que hoy está naciendo en las periferias de Asia, lejos de los ojos del mundo, como el Niño Jesús en Belén. Y si podemos seguir haciéndolo es solo gracias a la amistad y el apoyo que ustedes nos ofrecen y que en esta Navidad volvemos a pedirles como regalo.

Aquel puñado de pastores contaron que habían visto a un niño que se convertiría en una gran promesa. Los apóstoles sólo eran doce, pero empezaron a evangelizar el mundo entero. Aunque la sociedad esté distraida en esta Navidad, no nos desanimamos. Por el contrario, nos detenemos aún más a contemplar la belleza de Jesús que nace y, como los pastores, nos convertimos en heraldos de este prodigio. Hace unas noches Tomás, que tiene 22 años, me dijo: "Estamos viviendo una época maravillosa, llena de oportunidades para los cristianos y para la Iglesia". Conservemos este asombro en el corazón contemplando la Navidad y se la contemos también a los que están distraídos por todas las cosas de la vida. ¡Feliz Navidad!

PD. La fotografía que acompaña estas reflexiones mías viene de Tailandia. Fue tomada en estos días y muestra la novena de Navidad en la parroquia de Mae Suai, entre las tribus de las montañas, donde los misioneros del PIME llevan a cabo su ministerio