Concluida la tregua, nuevos combates en Alepo. EEUU acusa a Damasco de usar armas químicas
El ejército sirio atacó el sector oriental, que es controlado por los rebeldes. En respuesta, los milicianos lanzaron cohetes y misiles contra el sector occidental. En los enfrentamientos habrían muerto al menos 20 milicianos. Según Washington, el “régimen” de Damasco se mantiene en una actitud “desafiante” y viola las disposiciones del Consejo de seguridad de la ONU.
Alepo (AsiaNews/Agencias) – Durante el fin de semana se recrudeció nuevamente la violencia en Alepo, desde hace tiempo convertida en epicentro del conflicto entre el ejército regular leal al presidente Bashar al Assad y las milicias rebeldes, a las cuales se unen los grupos yihadistas. Al vencer el plazo de 72 horas de una “tregua umanitaria” en los bombardeos, que fuera proclamada por Rusia, se registraron nuevos e intensos combates entre los dos frentes. Ayer, el ejército sirio –apoyado por los ataques de los cazas de Moscú- atacó reiteradas veces el sector este de la ciudad, que está bajo el control de los rebeldes.
Hay testigos que refieren que las fuerzas terrestres del gobierno han avanzado sobre la periferia meridional de la ciudad que otrora fuera la capital económica y comercial de Siria. Los militares habrían conquistado algunos territorios que dominan los barrios de Rashideen y Khan Tuman, en manos de la oposición.
Durante los combates habrían muerto al menos 20 milicianos, la mayor parte de ellos perteneciente al grupo de Fateh al-Sham, ex Frente de al Nustra (rama de al Qaeda en Siria).
En respuesta, desde el sector oriental –en el cual viven 250.000 personas en condiciones de asedio- fueron arrojados cohetes y misiles dirigidos contra algunos distritos de la zona occidental de la metrópoli, fiel a Damasco y en la cual está atrapada la mayoría de la población (1,2 millones de personas).
El 20 de octubre pasado Moscú había anunciado una “pausa humanitaria” en los bombardeos: el objetivo era garantizar ocho corredores a través de los cuales pudiera huir la población del sector oriental que se encontraba asediada. Dos de estos corredores, en particular, estaban reservados a los combatientes, que podían dejar el área con sus armas.
Sin embargo, sólo un magro grupo de personas dejó el área utilizando uno de los ochos corredores a disposición. Hasta las Naciones Unidas desistieron del propósito de evacuar a los heridos, a causa de las precarias condiciones de seguridad para sus operadores y voluntarios.
En tanto, de los Estados Unidos provienen nuevas acusaciones dirigidas contra el presidente Assad, quien continuaría manteniendo una actitud “desafiante” en relación a las normas internacionales que prohíben el uso de armas químicas. En una nota difundida el 22 de octubre pasado, Ned Price, vocero del Consejo para la Seguridad nacional, condena “en los términos más duros posibles” el “desafío” del régimen de Assad en relación al uso de armas químicas y la negativa de Siria a respetar la Convención sobre armas químicas “suscripta en el año 2013”. “El régimen –concluye el alto funcionario estadounidense- ha violado” la convención y “la resolución 2118 del Consejo de seguridad de la ONU que trata del uso de cloro industrial como un arma dirigida contra su propio pueblo”.
Analistas y expertos subrayan que las nuevas acusaciones lanzadas por Washington contra Damasco en relación al uso de armas químicas serían un expediente utilizado para justificar, tal como ocurrió en Irak, un involucramiento directo del ejército de los EEUU en el conflicto. Una eventualidad que preocupa a personalidades de relieve de la Iglesia siria.
No es la primera vez que, en el contexto del conflicto sirio, se registra el uso de armas químicas. En el año 2013, el gobierno y los rebeldes intercambiaron acusaciones y se adujeron mutuamente responsabilidades en relación a los ataques con agentes químicos. Las Naciones Unidas abrieron varias investigaciones tras recibir denuncias del uso de gas, tanto de parte del ejército regular como de las milicias rebeldes.
La última de ellas se remonta al mes de agosto, cuando expertos de la ONU denunciaron el uso de gas de cloro “en al menos dos ocasiones” por parte del ejército del gobierno. Dichas acusaciones fueron rechazadas por parte del gobierno de Damasco.
En el pasado, el nuncio apostólico de Siria, el cardenal Mario Zenari, también se descargó contra el uso de armas químicas; el flamante purpurado supo mostrar gran aprecio por el acuerdo entre EEUU-Rusia para lograr la entrega y la destrucción del arsenal de armas químicas poseído por Damasco.
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