Cientos de kazajos se movilizan contra 55 fábricas chinas: ‘No seremos esclavos de Beijing’

Las empresas chinas debiera instalarse en la ciudad de Zhanaozen, escenario de sangrientos enfrentamientos en el pasado. La población se opone a la visita de Estado que el flamante presidente Tokayev hará a Beijing. Kazajistán vive una nueva temporada de protestas sociales.

Nursultán (AsiaNews/Agencias) – Casi 500 manifestantes permanecen reunidos desde hace dos días en Zhanaozen, una localidad situada en el sudoeste de Kazajistán, para protestar por la construcción de 55 fábricas chinas que quitarían el trabajo y la soberanía a las empresas nacionales. Uno de ellos es Nuriyash Abdireeva, que tras llegar de Aktau se sumó a la asamblea. “Todos sabemos -afirma- que ya no habrá kazajos si se construyen fábricas chinas. No habrá trabajo y seremos tratados como esclavos. Recibiremos un salario 10 veces menor, pero trabajaremos más. Debemos construir industrias por nuestra cuenta. Hemos vivido sin China y continuaremos de la misma manera”.

Para afianzar la colaboración comercial con Beijing, para la semana próxima se aguarda la visita del flamante presidente kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, a China. Los manifestantes se oponen a este viaje, ya que lo consideran como una rendición a las ambiciones financieras chinas.

Zhanaozen, en la región de Manghystau, es un importante núcleo comercial de la República que en el pasado formó parte de la URSS. En el 2011, se hizo famosa por la huelga de operarios del sector petrolero, que fue aplacada por la policía en un baño de sangre. Ayer, Serikbai Turymov, gobernador de la región, se reunió con los manifestantes en un vano intento por dispersar a la multitud. Para el día de hoy, se ha convocado a nueva manifestación.

Desde que Tokayev subió al poder en junio de este año, tras la renuncia sorpresiva de Nursultan Nazarbayev, Kazajistán está atravesando una nueva temporada de protestas populares: los habitantes exigen mayores derechos individuales y el respeto de las libertades democráticas.

En cuanto a la oposición a las deudas contraídas con China, expresan la misma posición los ciudadanos de otra nación ex soviética: Kirguistán. A principios de agosto, los habitantes de la región de Narynsk se enfrentaron con los mineros chinos de una compañía de Beijing, acusada de contaminar el suelo y el agua, con graves consecuencias para el ganado.