'Cientos de cristianos huyen de Jaranwala': el grito de dolor de la diócesis de Faisalabad
Atacan iglesias y hogares cristianos por una inverosímil acusación de blasfemia. Mensaje del obispo Rehmat desde Estados Unidos, donde se encontraba de visita: "Oramos a Dios por la paz y pedimos justicia al gobierno de Pakistán". El vicario general P. Tanvir explicó que "los arrestos y la prohibición de concentraciones llegan tarde, la policía podría haber evitado la violencia. La ley contra la blasfemia debería cambiarse de inmediato". El presidente de la Conferencia Episcopal visitó a las víctimas.
Faisalabad (AsiaNews) - “Más de 900 familias cristianas con mujeres, ancianos y niños huyeron de Jaranwala y se ocultaron en los campos para salvar sus vidas. Estas personas están aterrorizadas y necesitan ayuda y protección inmediata".
Desde la ciudad sacudida por la violencia contra los cristianos y las falsas acusaciones de blasfemia habla el p. Abid Tanvir, vicario general de la diócesis de Faisalabad. Han atacado 21 iglesias, 3 de las cuales pertenecen a la comunidad católica, y resulta muy clara la impresión de que el arresto de 150 extremistas y la aplicación del artículo 144 que prohíbe todas las concentraciones -ordenados por las autoridades paquistaníes tras los disturbios- se implementaron recién después de una negligencia culposa que podría haber evitado un número tan elevado de víctimas.
Precisamente en estos días tan dolorosos, el obispo de Faisalabad, Mons. Indrias Rehmat, se encuentra lejos de su diócesis para participar en reuniones sobre la situación de los cristianos en Pakistán. Desde Estados Unidos envió un mensaje a su comunidad expresando su preocupación por lo que ha sucedido en Jaranwala a los cristianos, sus iglesias y las propiedades de las familias. “Condenamos esta brutalidad: oramos a Dios por la paz y pedimos justicia al gobierno de Pakistán - dice mons. Rehmat-. Al mismo tiempo, agradecemos a todas las personas que han tratado de ayudar a las víctimas y les han ofrecido su cooperación y apoyo moral. Que el buen Dios nos dé el coraje para afrontar estas dificultades por nuestra fe”.
Mons. Joseph Arsad, arzobispo de la diócesis de Rawalpindi-Islamabad y presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, también acudió ayer al lugar de los hechos para llevar consuelo a las víctimas de la violencia, acompañado por el obispo de Multan, Mons. Yousaf Sohan, y varios sacerdotes.
"Este incidente produce la clara impresión de una gran conspiración contra la comunidad cristiana - comenta el p. Tanvir -. Se debe llevar a cabo una investigación en serio, para que se haga justicia. Los musulmanes acusan a dos cristianos de profanar el Corán y escribir una nota blasfema. Ambos son analfabetos y trabajan como barrenderos y operarios, ¿cómo podrían haber escrito una nota así? ¿Y serían tan tontos como para pegar su foto en la nota? Eso no cierra, solo son vendettas personales”.
Pero ahora toda la comunidad cristiana de Jaranwala tiene que sufrir las consecuencias. “Nuestras religiosas y nuestros sacerdotes nos mantienen constantemente informados sobre estas personas que ahora han formado campamentos pero no tienen comida ni agua -sigue diciendo el vicario general de la diócesis de Faisalabad-. Es alarmante que personas inocentes tengan que sufrir una experiencia tan miserable por un crimen que nunca cometieron".
El padre Abid también explica que la quema del Corán se denunció en la estación de policía local a las 7 y la multitud se congregó a las 8.30. “¿Por qué -se pregunta- en esa hora y media la policía no tomó ninguna medida para mantener controlada la situación? ¿Por qué permitieron que la gente se juntara para crear semejante caos? La policía ni siquiera intentó investigar cómo era posible que personas analfabetas escribieran semejante nota y pegaran sus fotos. Si hubieran tomado medidas, podrían haberse salvado las propiedades y los lugares sagrados. Pero no hicieron nada".
Sin embargo, la verdadera causa de todo -continúa el vicario general de la diócesis de Faisalabad- sigue siendo la Ley contra la blasfemia. “Ya es evidente que a menudo estas leyes se utilizan para venganzas personales y ajustes de cuentas –explica-. Por desgracia en Pakistán, cuando se hace una acusación de blasfemia, cualquiera es libre de actuar como fiscal, juez y ejecutor. No podemos permitir que esto continúe; debe terminar la impunidad de la violencia contra las minorías religiosas. Esta ley se ha cobrado muchas vidas, no solo de cristianos sino de personas de todas las religiones que se han convertido en víctimas. Hay que cambiarla de inmediato".
Por el momento, Jaranwala tiene que volver a empezar desde la solidaridad con las víctimas. “Vayamos para acompañarlos moralmente – exhorta el P. Tanvir- y llevémosles comida, ropa y lo que haga falta. Debemos apoyarlos en este momento crucial, y el gobierno debe tomar todas las medidas necesarias para que sean rehabilitados. Cientos de familias escondidas en los campos esperan nuestro apoyo”.
11/09/2023 14:09