Censura de una ironía dirigida al Patriarca por ser premiado como geógrafo
Una poesía ironiza sobre un reconocimiento – que resulta bastante singular- conferido por el Ministerio de Defensa y no por la Sociedad geográfica, y suscita una protesta ante la Autoridad encargada de regular la prensa.
Moscú (AsiaNews) – La Autoridad que regula la prensa (un instituto independiente, creado en Rusia en el año 2005 por los mismos órganos de información, bajo inspiración putiniana), el 10 de marzo pasado dio lugar a un reclamo referido a la publicación de algunos versos compuestos por el poeta Dmitrij Bykov, dedicados al patriarca de Moscú, (Gundjaev). El texto fue publicado por la revista “Sobesednik” (“El Interlocutor”) en agosto pasado, luego de conferírsele al Patriarca el título de miembro de la prestigiosa Sociedad geográfica rusa por parte del ministro de Defensa ruso, Sergej Shojgu.
Dicho reconocimiento, según los motivos descriptos por el ministro, tenía la intención de premiar la participación de Kirill, en su juventud, en varias expediciones de investigación geológica, y en general, por su pasión por la geografía y la historia del país, así como por los descubrimientos efectuados por miembros de la Iglesia ortodoxa. Durante la ceremonia, al Patriarca le fueron obsequiadas algunas fotografías de autor, una de ellas tomadas por el mismo ministro, que resultaron ganadoras del concurso “El país más bello”, organizado por la misma Sociedad geográfica.
Como afirmó el jefe de redacción de “Sobesednik”, Jurij Pilipenko, el hecho generó cierta curiosidad, y se le propuso a Bykov componer algunos versos para una columna en la cual normalmente se comentan con ironía los hechos ligados a personajes públicos notorios. En la versión del poeta, el Patriarca aparece, entonces, como el mensajero del espíritu en los austeros círculos de los académicos poderosos: En el club de élite de los siervos de la corona/ cuyas puertas están abiertas para los jefes/bajo el signo del ministro bebé de mamá/ fue recibida la columna del espíritu, Kirill. Se describe a continuación la sorpresa de los geógrafos ante la llegada de un representante de la Iglesia: Observando su perfil imponente/pensé con mi acostumbrada bondad/que el mapamundi voltearía su cabeza a los geógrafos/por la inesperada llegada del disertante de homilías.// La religión parecía algo anticuado/ciertamente no amante de la geografía:/primero pensaba que la tierra fuese plana/y hay muchos que aún lo piensan, todavía. La poesía luego termina transformando el premio de geografía en una proclama geopolítica, en la cual el Patriarca se distingue como gran inspirador.
En la nota de protesta se hace observar que la poesía “contiene comparaciones impropias e incorrectas, que en su conjunto genera la indignación de los ciudadanos y alientan sentimientos hostiles hacia la Iglesia y hacia la persona del patriarca Kirill”. En efecto, la personalidad del patriarca Gundjaev a menudo ha sido objeto de campañas denigratorias, desde el desafortunado episodio de las Pussy Riot, las tres muchachas de un grupo de música punk feminista, que en el mes de marzo de 2012 se pusieron a cantar a todo volumen, en la Catedral del SS. Salvador, una letanía blasfema (¡Madre de Dios, libéranos de Putin!), en la cual se atacaba al Patriarca que “cree en Putin más que en Dios”. Antes de convertirse en patriarca, el metropolita Kirill estuvo varias veces en la mira a raíz de su híper activismo social y económico, con iniciativas incluso más que arriesgadas que le valieron la fama de “oligarca eclesiástico”. Otro blooper del 2012 lo puso nuevamente en ridículo, cuando oportunamente se hizo “desparecer” de las fotografías oficiales su reloj Breguet valuado en 30.000 euros, que luego reapareció en varios sitios de internet suscitando infinitas polémicas. En general, la personalidad de Kirill suele ser presentada como demasiado “mundana” y comprometida con el poder, a diferencia de los estándares del rígido ascetismo que habitualmente caracterizan a los jerarcas de la iglesia ortodoxa.
Ciertamente que el premio al Patriarca-geógrafo resulta bastante singular, sobre todo por el hecho de que quien lo ha otorgado no ha sido el presidente de la Sociedad geográfica, sino el ministro de Defensa, cuyo nexo con la geografía no deja entrever objetivos científicos propiamente dichos. No hay dudas, por otro lado, de que en la sociedad rusa persiste un decidido sentimiento anticlerical, que se opone a la intrusión de la Iglesia en la política, en el mundo de la educación y de la información, y en términos más generales, en la vida de la sociedad rusa; en parte, esto todavía deriva de las costumbres soviéticas, y por otro lado sugiere que la Iglesia en Rusia aún debe hacerse merecedora de la credibilidad y de la autoridad, que demasiado a menudo le es conferida de mero oficio.
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