Caritas y ONGS católicas chinas en Manila: trabajemos juntas
En la capital filipina se reunieron diversos exponentes de Caritas Internationalis y representantes de algunas realidades caritativas católicas de China continental. Se estudia una mayor cooperación para contener la difusión del SIDA en el país del Dragón, así como para ofrecer una colaboración en emergencias por desastres naturales. El presidente de Caritas Asia dice a AsiaNews: “Nuestra acción se basa en la fe misma, y por lo tanto, las actividades caritativas de la Iglesia católica de China no deberían estar aisladas del resto del mundo”.
Manila (AsiaNews) – Luego de un largo período de semiclandestinidad, las Organizaciones no gubernamentales católicas de China continental parecen gozar de mayor libertad. Es lo que surge de la tercera Conferencia sobre pastoral social en China, que se llevó a cabo en Filipinas contando con la presencia tanto de representantes del mundo chino como de Caritas. Entre los 30 participantes, de hecho, hubo cinco dirigentes de organizaciones caritativas de otras tantas diócesis chinas. La delegación fue guiada por la “Jinde Charities” de Shijiazhuang, que edita también la Faith Press: el encuentro fue convocado con el objetivo de mejorar la cooperación entre las realidades católicas chinas y las del resto del mundo.
La primera Conferencia de este tipo se desarrolló en Taiwán hace tres años, mientras que la segunda fue organizada en Macao. La cita en Manila, por lo tanto, escapa de las fronteras del mundo chino, y ha permitido que funcionarios puedan escuchar también las intervenciones de prelados católicos asiáticos de la talla del cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de la capital y presidente de Caritas Internationalis. Algunas fuentes de Caritas explican a AsiaNews que “hasta hoy, siempre ha sido difícil obtener los documentos para invitar a los representantes de China continental. Este año, en cambio, los representantes chinos han hecho todo solos, y con facilidad”.
Caritas Internationalis es una conferencia que reúne a las organizaciones de caridad católicas de todo el mundo. Éstas, para gozar del estatus fiscal, deben tener el reconocimiento de las Conferencias episcopales nacionales: dado que este organismo en China continental no existe, el país no tiene una Caritas propia. Los grupos de Hong Kong y Macao han hecho de “puentes” durante un largo período, pero hoy se está a la busca de un camino para entablar una relación más directa. El presidente de Caritas Asia y obispo de Niigata, Mons. Tarcisio Isao Kikuchi, dice a AsiaNews: “Nuestra acción se basa en la fe misma, y por lo tanto, las actividades caritativas de la Iglesia católica de China no deberían estar aisladas del resto del mundo”.
La reunión en Manila se ha centrado fundamentalmente sobre el tema de la difusión del SIDA/HIV en China. El gobierno nacional presenta datos contrastantes sobre el fenómeno, pero sobre todo, nunca ha emprendido un verdadera plan de prevención e información sobre los riesgos del contagio. Según datos de la ONU, los seropositivos registrados en el país asiático son cerca de 350.000: en realidad, fuentes católicas hablan de por lo menos un millón de casos.
Para Mons. Kikuchi “durante la Conferencias de Manila, muchos colegas chinos han expresado una gran preocupación por este problema. El mismo está también vinculado a la migración interna, puesto que muchísimos trabajadores contraen el virus en ciudades y luego lo llevan a los campos, de donde provienen. Por ende, se busca tener mayores contactos con la Coalición católica de la región Asia-Pacífica contra el SIDA/HIV, siendo que muchas Caritas son miembros (de la misma)”
Otro campo en el que ha de entablarse una mayor colaboración es la respuesta a los desastres naturales. China, sigue diciendo el obispo, “forma parte de nuestra ‘casa común’ que es el planeta Tierra, y por lo tanto no está exenta de los desastres naturales y de los efectos del cambio climático. El territorio chino es vastísimo, y su población muy numerosa. Una organización diocesana tiene límites de recursos y de experiencia. Caritas Internationalis no tiene ninguna intención política; quiere tan sólo trabajar junto a estos grupos chinos, para apoyarlos en caso de eventos naturales desastrosos”.
Esta cooperación, sin embargo, queda en manos del gobierno de Beijing, que, en relación a las Organizaciones no gubernamentales, siempre ha tenido una actitud ambivalente: por una parte, teme la influencia social de éstas, por otra, necesita la ayuda del “tercer sector” en ámbitos como el cuidado de ancianos, el cuidado de los huérfanos y de los enfermos. La respuesta de la administración de Xi Jinping parece estar contenida en un proyecto para la regulación de las ONGS, publicado en junio de 2015, que en caso de ser aprobado, impondrá nuevos y más gravosos controles sobre estos grupos.
Según este proyecto, de hecho, todas las ONGS que tengan su base fuera de China deberán obtener la aprobación preventiva de la policía antes de poder operar en el país; deberán contratar a “por lo menos la mitad del personal” de una Agencia aprobada por el gobierno y dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores; deberán presentar el balance preventivo y el conclusivo de cada operación; no podrán recibir fondos del exterior. Queda inalterada la obligación de tener un “patrocinador”, ente o Departamento estatal que brinde garantías acerca de su conducta.
Cronológicamente hablando, las últimas reglas impuestas al mundo del non-profit emanaron del Ministerio de Asuntos Civiles en el año 2012. Según el texto, actualmente vigente, las ONGS sin fines de lucro deben publicar los detalles exactos de cada entrada y de cada salida económica. Además, para los proyectos de recaudación de fondos que tengan una duración mayor a tres meses, el Ministerio impone a cada obra de beneficencia la obligación de publicar cada tres meses una rendición de las expensas e ingresos durante las campañas de recaudación de fondos, seguido de un informe final más detallado. Por último, las ONGS de índole religiosa deberán obtener un doble reconocimiento: tanto el de la Oficina de Asuntos religiosos (local), como el de la Administración estatal para los Asuntos religiosos (nacional).