Caritas Uzbekistán: "Ayudamos a los jóvenes y los pobres. Aunque el gobierno nos detiene"
Roma (AsiaNews) - La vida de Cáritas en Uzbekistán no es fácil, teniendo en cuenta "los estrictos controles a que estamos sometidos por el gobierno. Toda nuestra acción se controla y al mismo tiempo nos impiden registrarnos legalmente para obstaculizar nuestro trabajo". Lo dice a AsiaNews Stopkowic Francisco, Director Ejecutivo de Caritas Uzbekistán, en Roma en la Asamblea general de la organización.
"Varias veces en los últimos 10 años - dice el p. Francisco - hemos preparado todo el papeleo para que Cáritas sea puesta en regla. Muchos documentos, todos traducidos al idioma uzbeko. Nunca hemos tenido éxito porque el gobierno mantiene reglas cambiantes y nos impide hacer el registro. No podemos hacer nada".
La política del gobierno uzbeko es hostil a la religión, le dice el sacerdote, no sólo cristiana, sino también musulmán. Si bien no podemos actuar directamente como Caritas, la comunidad cristiana ha encontrado otras maneras de ayudar a la gente en problemas. "Podemos actuar en las parroquias - dice el P. Francisco - porque parroquias están en regla. En los últimos años, en Tashkent, hemos organizado cursos para los jóvenes para enseñarles el uso de computadoras y tocar instrumentos musicales".
En Uzbekistán alrededor de un quinto de la población (más de 5 millones de personas) vive con menos de un dólar al día y el 70% de la población sufre de una pobreza rural terrible. Es por eso que las hermanas de la Madre Teresa, también en Tashkent, "ayudan a las familias económicamente pobres. Incluso estando registradas como trabajadoras sociales - dice el P. Francisco - un día la policía se presentó y dijo que tenían que quitarse los símbolos y prendas religiosas. Ellas no estaban registrados como una organización religiosa y por tanto no se le permitió mostrarlas". "Las hermanas han pedido que el gobierno lo ponga por escrito y los policías se han ido. Al día siguiente, sin embargo - dice el sacerdote - las hermanas descubrieron que su cuenta bancaria había sido bloqueada".
En la parroquia del p. Francisco, San Giovanni Battista en Samarcanda, alguna iniciativa se ha realizado con la ayuda de la Catholic Relief Service (CRS): "Nuestros programas educativos han atraído la atención de los niños del barrio, que comenzaron a asistir a la iglesia en vez de estar paseando la calle. Ninguno de ellos es cristiano - dice el sacerdote -. La mayoría son musulmanes que no convertimos". "Muy a menudo he sido acusado de proselitismo, pero no es cierto. No hago esfuerzos para convertir la gente, ayudo a cualquier persona en necesidad".
También en Samarcanda, un proyecto de Caritas Antoniana trae la comida y la medicina todos los martes a 150 personas muy pobres de la ciudad y de enfermos: "Los vecinos de estas personas, sin embargo, son sospechosos - decir el p. Francisco – de haber llamado a la policía y ellos querían saber de dónde venían dinero. Los controles son muy estrictos y el dinero proveniente del exterior no podemos recogerlos para tener efectivo".
La comunidad católica en Uzbekistán se compone de alrededor de 3.500 fieles. "De todas las personas que ayudamos - dice el sacerdote – casi ninguna es cristiana o busca el bautismo. Estoy en esta parroquia durante 15 años y he bautizado a unas 10 personas. Mucha gente me pregunta por qué no me voy de aquí. Yo respondo que, aunque pocos, alguien me necesita para la asistencia espiritual y estaré siempre. Incluso si sólo hay uno yo no me voy".
17/12/2016 13:14
05/03/2023 13:00