Cardenal Sako: Más allá del Covid, una Cuaresma de renovación aguardando al Papa
En su mensaje a los fieles, el primado habla de la reconciliación "mediante la oración y el ayuno". El Misterio de la muerte y resurrección de Cristo es la "esencia de nuestra fe". Los caldeos, el "pueblo de Irak", diseminados por todo el mundo. Reconciliación, paz y estabilidad para proteger la vida y los ciudadanos.
Bagdad (AsiaNews) - A pesar de la pandemia del Covid-19, el ayuno es "una oportunidad para encontrar un espacio en el que moverse libremente" y un tiempo de "renovación espiritual y social" para reconciliarnos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea "a través de la oración y el ayuno" Son las palabras del primado caldeo, card. Louis Raphael Sako, en su mensaje de Cuaresma, un tiempo que para los caldeos comienza el 15 de febrero. El mensaje fue publicado en la página web del patriarcado caldeo y enviado a AsiaNews para su conocimiento. En una nación que espera el inminente viaje apostólico del Papa Francisco, subrayó el cardenal, la prioridad es "poner a Dios en nuestras vidas y centrarnos en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo", que representan "la esencia de nuestra fe."
En Irak, incluso recientemente, se han producido sangrientos atentados y violencia sectaria que minan el intento de una frágil reconstrucción, tras años de guerra y avance yihadista. "El misterio pascual -observa- nos hace pasar de la oscuridad del sufrimiento, de la vulnerabilidad de la muerte a la luz de la resurrección y de la vida. Una luz, continúa, "que acogemos con pasión, seguimos con fe y llevamos a los demás con amor y entusiasmo", como recordó el Papa a las Iglesias orientales.
"Nuestra Iglesia caldea", subrayó el patriarca, "es la 'Iglesia de Oriente', no tiene ningún esplendor externo y jamás ha estado en el poder. Es decir, nunca fue una religión de Estado. Su belleza reside en su herencia espiritual y litúrgica, en su fidelidad a la fe hasta el martirio. Su historia está compuesta por mártires y monjes". Hoy "nuestra Iglesia se ha difundido por todo el mundo" y aunque Irak sigue siendo "nuestra tierra desde el punto de vista histórico", ya que "somos el pueblo y no una comunidad", hay representaciones en Irán, Turquía, Siria, Líbano, Egipto, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Europa. "Hemos empezado a enfrentarnos a nuevas culturas y lenguas - explica el card. Sako - con el reto de preservar nuestro vínculo con nuestra Iglesia madre, su unidad y la necesidad de apertura y diversidad.
Para el cardenal, "cada caldeo debe sentir que la Iglesia caldea es su identidad, su hogar y que tiene una misión especial que cumplir en ella" e "inspirarse en la rica herencia espiritual de nuestros padres". De ahí la necesidad de "apoyarse mutuamente" y "trabajar con espíritu de equipo" para "superar las dificultades y experimentar de cerca la alegría de ser Iglesia, cuerpo místico de Cristo". En el tiempo de Cuaresma, para los obispos y sacerdotes es aún más urgente "cuidar del pueblo de Dios", encargado "con fidelidad e imparcialidad" de "consolidar su fe y preservar su autenticidad [...] despertando la esperanza en sus corazones". "Nuestra fe en la resurrección -añadió- nos llena de alegría y asombro y nos da la fuerza para purificar nuestros corazones" saliendo "de nuestras cerrazones mentales, preocupaciones y miedos, para vivir nuestras dolorosas condiciones de vida con esperanza, paz y tranquilidad".
Tras recordar el lazo que une a la comunidad cristiana con Irak, el Patriarca caldeo subraya que "somos socios en la construcción de su futuro", porque todos los ciudadanos "han soportado dolorosas dificultades y penas a causa de la grave crisis política, de seguridad, social y sanitaria". Si el misterio pascual es "un movimiento hacia Dios y hacia el pueblo", los cristianos tienen un papel importante "en la construcción de un Estado democrático civil y moderno", que aplique los criterios de igualdad a todos los ciudadanos independientemente de su "confesión religiosa".
Por último, el primado caldeo recuerda la inminente visita del Papa, por la que pide a todos los fieles que recen para que "se convierta en un signo tangible del fortalecimiento del sentido de comunidad entre los iraquíes" y en un motivo de "solidaridad fraternal". El objetivo, concluye, es la consecución de "la reconciliación nacional, la paz y la estabilidad para proteger la vida, los derechos y la dignidad de los ciudadanos".
