Card. Tagle: 20 centavos al día para salvar a 25.000 niños del hambre
En la carta pastoral dirigida a los fieles de Manila por el Miércoles de Cenizas, el arzobispo relanza el programa “Pondo ng Pinoy”. En el Jubileo de la misericordia, “se precisan gestos concretos”. “Y con poquísimo, podemos hacer muchísimo por los niños desnutridos”.
Manila (AsiaNews/Cbcp) – Para salvar a 25.000 niños del hambre “bastan sólo 1.200 pesos en seis meses”. O bien 10 pesos al día [19 centavos de euro]. Con el ayuno cuaresmal, en el marco del Jubileo de la Misericordia, podemos realmente hacer la diferencia”. Es lo que escribe el arzobispo de Manila, Card. Luis Antonio Tagle, dirigiéndose a los fieles de la capital, en la Carta pastoral por el Miércoles de Ceniza, que cae el próximo 10 de febrero. Se trata, subraya el prelado, “de un acto concreto de caridad. Pongamos en práctica la llamada del Papa Francisco a la misericordia”.
El reclamo del Card. Tagle se inserta en el contexto de un programa más amplio, que desde hace años es el pilar caritativo de la arquidiócesis: el Pondo ng Pinoy. Instituido en el año 2004 por el entonces arzobispo de Manila, Card. Gaudencio Rosales, el programa ha dado a los filipinos la oportunidad de ponerse a disposición del modo más simple posible. Según algunos informes que se remontan al período anual fiscal 2012-13, el programa ha reunido fondos por un total de 15,8 millones de pesos, esto es, cerca de 280.000 euros. La mayor parte de las donaciones, una suma equivalente a 7,9 millones de Php, provino de las parroquias del área metropolitana de Manila, seguida por las de Malolos y Antipolos, con 972.000 Php cada una.
Este año, sigue escribiendo el Card. Tagle, el objetivo es “llegar a mejorar la vida de 25.000 niños”. El año pasado, las donaciones recaudadas durante el período de la Cuaresma lograron responder a las necesidades de 21.000 menores: no sólo la comida, subraya la arquidiócesis, sino también su educación y su vestimenta. Las donaciones pueden ser entregadas a varias personas responsables, que están presentes en todas las parroquias, durante la misa o bien en los horarios en que las iglesias permanecen abiertas.