Cáritas Filipinas contra la reforma constitucional: corrupción y pobreza las prioridades
En las últimas semanas el parlamento ha empezado a debatir cambios en la carta magna, para favorecer la economía y la entrada de capital extranjero. Para el organismo católico, las urgencias son otras, empezando por los programas de asistencia y la protección del medio ambiente. Según una encuesta realizada el pasado mes de marzo, el 45% está en contra de los cambios en la Constitución, mientras que el 41% está a favor
Manila (AsiaNews) - Caritas Filipinas entra en el programa de reforma constitucional que está examinando el Congreso (la cámara baja), recordando que las verdaderas prioridades para el país y sus habitantes en las que debe centrarse la labor del gobierno son otras: los servicios sociales básicos, una dura lucha contra la corrupción y la puesta en marcha de programas de ayuda a los pobres y a sus necesidades. "Cualquier intento de alterar" la Carta, subraya el presidente, monseñor Jose Colin Bagaforo, obispo de Kidapawan, sobre todo si "está envuelto en el secreto y carece de una auténtica participación pública, suscita serias dudas sobre sus verdaderos motivos". Porque la ley "fundamental" en la que se basa el ordenamiento estatal, advierte, "no es un campo de fútbol en la arena política en el que dar patadas para satisfacer los caprichos de quienes ostentan el poder".
El pasado mes de diciembre, el presidente de la Cámara, Martín Romualdez, declaró que la Cámara Baja del Parlamento intentaría enmendar algunas partes de la Constitución este año, en particular la parte relativa a la economía que restringe la propiedad extranjera. Al mismo tiempo, el Presidente Ferdinand Marcos Jr, primo de Romualdez, pidió que se examinara la Carta para ver si era necesario modificarla para favorecer la entrada de capital extranjero.
En este contexto, monseñor Bagaforo subrayó que una posible revisión de la Carta no bastaría ciertamente para resolver los problemas económicos de Filipinas y que existen otras vías para atajar el problema, especialmente la lucha contra la corrupción. "La pobreza siempre será un problema", advirtió el prelado, "si se permite que la corrupción se extienda dentro de nuestro gobierno. En lugar de perder tiempo y recursos en enmendar la Constitución, el gobierno debería "dar prioridad a las medidas para erradicar la corrupción y garantizar la prestación eficiente y eficaz de los servicios sociales básicos a nuestra población".
Con esto en mente, Cáritas Filipinas reitera las palabras y la posición expresadas en repetidas ocasiones por la Conferencia Episcopal Católica (CBCP), que está en contra de este tipo de iniciativas en un área tan sensible como las reformas constitucionales. El P. Antonio Labiao, Jr, director ejecutivo del organismo católico, instó al ejecutivo a centrarse en aprobar leyes que aborden cuestiones acuciantes como la protección del medio ambiente. "Filipinas", advirtió, "necesita una ley integral de reforma minera que proteja el medio ambiente y los derechos de las comunidades locales", mientras que el Congreso, en esta cuestión, "lleva demasiado tiempo sin actuar".
Otra preocupación se refiere a las medidas contra las dinastías, que romperían la cadena de poder dentro de un clan: 'Una verdadera regla -afirma el P. Labiao- es esencial para romper el dominio de las dinastías políticas en nuestra democracia. El pueblo filipino merece líderes elegidos por sus méritos y no por vínculos familiares". Además, concluye el sacerdote, "el país necesita reformas electorales" que "garanticen la calidad de nuestras elecciones y la integridad del voto", porque "sólo entonces podremos tener una democracia verdaderamente representativa, libre de manipulaciones y compraventas".
Desde la presidencia de Fidel Ramos, se ha hablado de reformar la Constitución de 1987 durante cada mandato. Durante su campaña electoral, el ex presidente Rodrigo Duterte prometió cambios que llevarían al país hacia un sistema federal de gobierno, pero más tarde admitió que el pueblo filipino no estaba a favor. Con Benigno Aquino III, hubo menos peticiones de cambio, aunque en 2014 declaró que estaba abierto a la idea, a pesar de la oposición inicial debido a las tensiones con el poder judicial. Según Pulse Asia, que publicó una encuesta en la que se interrogó a 1.200 filipinos entre el 15 y el 19 de marzo de 2023, existe un "equilibrio sustancial": el 45% está en contra de cambios en la Constitución, mientras que el 41% está a favor.
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