Bombay, Mary's Clan cumple 30 años brindado cuidados paliativos a alcohólicos y abandonados
El centro para la recuperación de dependencias fue abierto en 1983. Desde entonces, ha acogido a 350 enfermos, acompañándolos hasta el final de su vida. A menudo ocurre que los pacientes recuperan los vínculos con sus familias. “Eso ocurre porque los cuidados paliativos responden a la esperanza y a la necesidad de base de cada uno de nosotros: la humanidad”.
Bombay (AsiaNews) – Desde hace más de 30 años, el Mary’s Clan de Bandra (Bombay) ofrece cuidados paliativos y un apoyo lleno de compasión para alcohólicos, enfermos terminales y personas abandonadas. Es lo que informa a AsiaNews Bosco Pereira, director del centro de recuperación de dependencias. Él sostiene que “los cuidados paliativos y compasivos son una prioridad esencial. Respetan la dignidad de nuestro pueblo y responden en todo a su humanidad, incluyendo la dimensión espiritual”.
El director explica que, para la doctrina católica, “toda persona está formada por la unión de cuerpo y alma. El alma da vida al cuerpo; por lo tanto, mientras el cuerpo humano está con vida, éste también tiene un alma. Como personas, estamos dotadas de un valor intrínseco, porque hemos sido creadas para conocer, amar y servir a Dios. Este es el motivo por el cual es un error poner fin a la vida de una persona, incluso cuando el individuo está destinado a no tener una buena calidad de vida”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido los cuidados paliativos como “un abordaje que mejora la calidad de la vida de los enfermos y de sus familias, que deben afrontar las problemáticas asociadas a enfermedades incurables, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento por medio de una identificación precoz y de un tratamiento óptimo del dolor y de los demás problemas de naturaleza física, psicofísica y espiritual”.
El Mary’s Clan fue fundado el 13 de mayo de 1983 (fiesta de Nuestra Señora de Fátima) y desde entonces ha atendido a 350 pacientes. Junto al apoyo terapéutico, el centro también se ocupa del sostén espiritual de las personas enfermas. “Nuestra responsabilidad es ocuparnos de los enfermos de manera gratuita, con una gratitud en virtud de lo que nosotros mismos hemos recibido”.
Pereira subraya que en el Catecismo de la Iglesia católica también se afirma que “aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible”. (CIC, n. 2276). Por eso, la doctrina sostiene que “los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de caridad desinteresada. Y éstos deben ser impulsados con este sentido”.
En el centro, la atención diaria que se brinda a los pacientes se funda sobre tres pilares: el rezo del Rosario por la mañana, cerca del horario del almuerzo y a las ocho de la noche. Los enfermos siguen un camino de rehabilitación que comprende coloquios grupales, apoyo psicológico y actividades recreativas. Durante su permanencia, todos los costos son asumidos por el mismo centro -que recibe donaciones-, incluyendo la celebración del ritual fúnebre, cuando el paciente muere. El rito, afirma el sacerdote, “es efectuado de acuerdo a la pertenencia religiosa del difunto. Es un modo de restituirles su honor y su dignidad”.
Gracias a los cuidados amorosos del personal, a menudo ocurre que los pacientes restablecen las relaciones con miembros de la familia con los que habían perdido el contacto a causa de su dependencia del alcohol. Esto ocurre porque “los cuidados responden a la esperanza y a la necesidad de base de cada uno de nosotros: la humanidad, es decir, que cada persona sea acompañada hasta el final de su vida con compasión, siendo confortada, siendo sostenida, con una presencia humana, y que la persona sea tocada de un modo que realmente respete la dignidad y la belleza de la vida humana”.