Berlín contra Ankara: sostiene a los grupos terroristas islámicos en Oriente Medio

Es lo que surge de un informe confidencial del gobierno, publicado por la emisora alemana ARD. El gobierno turco y el presidente Erdogan se solidarizan con Hamas, con la Hermandad Musulmana y con los movimientos extremistas islámicos en la región. La magistratura turca pide dos cadenas perpetuas y 1900 años de prisión para el líder islámico Fetullah Gulen, en el exilio.

Berlín (AsiaNews/Agencias) - Un informe confidencial del Ejecutivo alemán señala al gobierno turco, acusándolo de sostener –de diversa manera- a grupos terroristas en todo Oriente Medio. El documento, elaborado por el Ministerio del Interior, afirma que la dirigencia de Ankara –guiada por el presidente Erdogan- favorece la gesta de palestinos de Hamas, de la Hermandad Musulmana en Egipto, así como toda una serie de grupos terroristas de inspiración islámica que combaten en Siria. Una confirmación, según los autores, de las “afinidades ideológicas” de dichos movimientos con la plana de líderes de Ankara.

Por primera vez, el gobierno alemán denuncia la existencia de vínculos directos entre Turquía y los movimientos extremistas. Una confirmación de las ambigüedades tantas veces denunciadas por expertos y analistas al referirse a la política de Ankara en relación a la galaxia fundamentalista islámica y a los mismos grupos yihadistas -entre los cuales figuran el Estado islámico- activos en Siria e Irak.

Para los funcionarios de Berlín, hoy Turquía sería “una plataforma para las operaciones” de los grupos extremistas en la región medio-oriental. “El resultado de la islamización, lenta pero inexorable, de la política interna y externa iniciada en el año 2011 –afirma el documento del gobierno- es que Turquía hoy se ha convertido en la plataforma central para el accionar de grupos islamistas en Oriente Medio”.

La difusión del informe en Berlín es una ulterior señal de la creciente tensión entre Turquía y el bloque Occidental, en particular, con los Estados Unidos (apoyado por la OTAN) y con Bruselas, a raíz de la añosa cuestión del ingreso de Ankara a la Unión Europea. El golpe de Estado frustrado del 16 de julio pasado ha ofrecido a los dirigentes turcos –y a Erdogan mismo- la posibilidad de emprender una verdadera y auténtica campaña de purgas, que ha conducido al arresto de miles de personas.

Por otro lado, el presidente turco parece tener intenciones de restablecer la pena de muerte para los golpistas, bloqueando así por anticipado cualquier posibilidad de ingresar a la UE. En respuesta, Ankara amenaza con anular el acuerdo firmado con Bruselas para el manejo del flujo de evacuados rumbo a las costas del Mediterráneo, en tanto prosigue la mano férrea entre los gobiernos en relación al tema del otorgamiento de visas.

Mientras tanto, en Turquía el gobierno ha decidido excarcelar a 38.000 detenidos – a punto de cumplir su pena- para así poder hacer lugar para los golpistas arrestados al día siguiente del golpe (fallido). El anuncio es del ministro turco de Justicia, quien precisa que no se trata de “una amnistía”, y que han sido excluidos de dicha medida los culpables de homicidio, violencia doméstica y atentado contra el Estado.

Por el contrario, parece ensañarse cada vez más la caza promovida por el gobierno y la magistratura del líder islámico (exiliado en los Estados Unidos) Fetullah Gulen, ex aliado de Erdogan y considerado el cerebro del tentativo de golpe. Al término de una investigación realizada en tiempo récord, la procuraduría turca ha pedido dos cadenas perpetuas y 1900 años de prisión para el predicador multimillonario. En un informe de 2.527 páginas, confeccionado por la Magistratura de Usak, en el oeste del país, él es acusado de “tentativo de destrucción del orden constitucional mediante el uso de la fuerza” y de “formación y conducción de un grupo terrorista”.