Benedicto XVI: 'Como en el huerto de los olivos, dormido ante los abusos'

En una carta a los fieles, el Papa emérito habla sobre las acusaciones que se le hacen referidas a los años en que fue arzobispo de Munich y Freising. “Como ante las víctimas que he encontrado durante mi pontificado, renuevo mi gran dolor y el pedido de perdón. Pronto me encontraré ante el juez supremo de mi vida, que ya ha padecido en su persona mis carencias y, por tanto, es también mi abogado”. En un "análisis de los hechos" que encomendó a sus colaboradores están las respuestas a los hechos planteados en el informe: sin cobertura.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Con una carta a los fieles, el Papa emérito Benedicto XVI se pronunció hoy sobre la cuestión del Informe sobre los abusos cometidos por sacerdotes en la arquidiócesis de Munich y Freising, que contiene acusaciones relacionadas con cuatro casos de los años en que Josef Ratzinger era arzobispo de la diócesis bávara. La carta va acompañada de un análisis de los hechos en cuestión redactado por algunos de sus colaboradores, que aclara un malentendido. El memorando escrito que presentó el Papa emérito a la comisión que redactó el informe decía erróneamente que no estuvo presente en una reunión en la que sí participó. Más allá de las aclaraciones aportadas (ver más abajo), en la carta a los fieles Benedicto XVI vuelve a abordar el tema de su actitud con respecto a la "grandísima culpa" que pesa sobre los sacerdotes individuales que han cometido abusos, pero también sobre la Iglesia en su conjunto.

El Papa emérito lamenta que "un descuido (una transcripción incorrecta que hizo un colaborador resèctp del encuentro en cuestión) se haya utilizado para dudar de mi veracidad, e incluso para presentarme como un mentiroso". Pero añade que le conmueven "todas las muestras de confianza, los cordiales testimonios y las conmovedoras cartas de aliento que me han llegado de tantas personas". “Estoy particularmente agradecido por la confianza, el apoyo y las oraciones que el Papa Francisco me ha expresado personalmente”, agrega.

Recuerda que en los encuentros que tuvo durante su pontificado con las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes "he mirado a los ojos las consecuencias de una grandísima culpa -afirma- y he aprendido a comprender que nosotros mismos nos vemos arrastrados a esta gran culpa cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha ocurrido y ocurre con demasiada frecuencia. Como en aquellos encuentros, una vez más solo puedo expresar mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincero pedido de perdón a todas las víctimas de abuso sexual”.

“He tenido grandes responsabilidades en la Iglesia Católica -continúa-. Tanto mayor es mi dolor por los abusos y errores que ocurrieron durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. Mi profunda compasión se dirige a las víctimas de abuso sexual y lamento cada uno de los casos”.

El Papa emérito invita a mirar todos estos hechos con “el rechazo y el temor” que experimentó Jesús la noche anterior a su Pasión en el Monte de los Olivos. “Que en ese momento los discípulos durmieran -comenta- lamentablemente representa la situación que hoy vuelve a repetirse y por la cual yo también me siento interpelado. Y por eso solo puedo orar al Señor y rogar a todos los ángeles y santos y a ustedes, queridos hermanos y hermanas, que pidan al Señor nuestro Dios por mí”.

“Pronto - sigue diciendo Benedicto XVI - me encontraré ante el juez supremo de mi vida. Aunque al mirar hacia atrás mi larga vida puedo tener muchos motivos de temor y miedo, de todos modos conservo mi ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no es sólo el juez justo, sino al mismo tiempo el amigo y hermano que ya ha padecido en su persona mis carencias y por lo tanto, como juez, es al mismo tiempo mi abogado (Paráclito). En vista de la hora del juicio, me resulta muy clara la gracia de ser cristiano. Ser cristiano - concluye el Papa emérito - me regala el conocimiento, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite cruzar con confianza la puerta oscura de la muerte”.

Con respecto al análisis de los hechos aportados por los colaboradores de Benedicto XVI sobre la base de lo que figura en el informe sobre los años de su episcopado en Munich y Freising, se rectifica la versión de que no estuvo presente en una reunión celebrada el 15 de enero de 1980 en la que se decidió acoger en Munich a un sacerdote proveniente de otra diócesis para hacer una "terapia", sacerdote que luego se hizo culpable de abusos sexuales. Se atribuye a un error material de transcripción la afirmación de que el entonces arzobispo Ratzinger no estaba presente (observando que, además, dado que existía el acta de la reunión, no había razón para negarlo). Sin embargo, se reitera que en aquel momento el Papa emérito desconocía las denuncias de abuso sexual y que, en todo caso, no le asignó ninguna función pastoral al sacerdote en cuestión, sino que solo fue hospedado en la arquidiócesis. En cuanto a los otros tres casos citados en el informe, se dice que Ratzinger no estaba al tanto de la sospecha de abuso sexual de los referidos sacerdotes, observando que el mismo experto autor del informe -cuando respondió a una pregunta en la rueda de prensa de enero 20 durante la presentación del informe- dijo que no había pruebas de que el entonces arzobispo tuviera conocimiento de ello, sino sólo probabilidad. Por lo tanto, se reitera que, como arzobispo, el cardenal Ratzinger no participó en ninguna cobertura de actos de abuso.