Beirut, huída por mar: una madre arroja al agua a su hijo, muerto durante la travesía
Por 7 días, una barca con 50 migrantes libaneses - sin comida, sin agua ni equipaje - navegó por las aguas del Mediterráneo. En el mes de julio, se inauguró una nueva ruta para llegar a Europa (Chipre) por mar, garantizada por los traficantes de seres humanos. Los mercaderes de vidas humanas piden 1000 dólares por cada travesía. A causa de la trágica economía libanesa, casi toda la población quiere emigrar al exterior. Ha comenzado el éxodo de los libaneses.
Beirut (AsiaNews) - Un nuevo drama sucedió en las odiseas de la inmigración clandestina, esta vez no muy lejos de las costas del Líbano. A partir de mediados de julio, se inauguró una ruta de huida por mar, hacia una vida mejor para los migrantes. El fenómeno de los traficantes de seres humanos comenzó tímidamente pero esto ya se sabía en Trípoli, la segunda capital del Líbano, una de las ciudades más pobres y olvidadas del país.
El 7 de septiembre pasado, a bordo de una barca, cerca de 50 libaneses se alejaron de las costas de Al Miniyeh, una localidad ubicada a 10 km al norte de Trípoli. ¡Sueñan felices con un futuro mejor, a poco más de 189 km, surcando el mar que los separa de Chipre y de Europa! Cada pasajero tuvo que desembolsar 1000 dólares estadounidenses, una suma exorbitante para un trayecto tan breve y para ciudadanos de un país en crisis, donde el salario, para quien tiene trabajo, es de 100 dólares por mes.
Durante la travesía, el traficante pierde el rumbo y se quedan en altamar, en alguna parte entre las costas chipriotas y turcas, sin combustible. Los pasajeros habían planeado un viaje breve y comienzan a sufrir el hambre, la sed y la deshidratación, a causa del sol abrasador y de un calor sofocante que azota las costas orientales del Mediterráneo. Mueren 14 personas, entre ellas un niño, que falleció el 10 de septiembre. La madre, Zeinab Al Qak (en la foto, a la izq.) sostiene en sus brazos el cadáver del pequeño dos días seguidos. Luego, decide hacer lo imposible: frente a la mirada de su hija de 10 años (en la foto, a la derecha), sobreviviente, arroja el cuerpo de su hijo al mar: “Que tu último descanso sea aquí”, son sus últimas palabras, antes de quebrarse tomada por la histeria y el llanto.
Luego de 7 días de lenta agonía en el mar, acompañados por el cielo, el sol, el agua y las estrellas por días y días, hambrientos y sedientos, los fugitivos son rescatados por la Marina del UNIFIL; a bordo aún sobreviven 12 niños y entre ellos, la hermanita - todavía en estado de shock- del niño arrojado al mar. Los llevan hasta el devastado puerto de Beirut y luego son trasladados de urgencia a un hospital.
Entre los sobrevivientes hay personas de Bebnine, una localidad libanesa en la provincia de Akkar, cuyo norte limita con Siria. Ellos brindan información sobre la identidad de los dos implicados en la red del tráfico clandestino de seres humanos. Los sujetos también son oriundos de Bebnine: se trata de Burhan Qatarib y su yerno, Ahmad Safwan, que llegaron a un acuerdo con los pasajeros deseosos de huir del hambre en el Líbano, para luego morir de hambre y sed, en el mar.
Partieron sin equipaje; los organizadores les habían prometido que los alcanzarían en alta mar y les darían sus cosas y una cantidad de comida, e incluso leche para los niños. Sin embargo, al perderse la nave en las aguas del Mediterráneo, los migrantes jamás recibieron nada. Contra los dos traficantes se libró una orden de captura, pero ellos están prófugos.
Según una fuente de AsiaNews que pidió preservar el anonimato, Turquía estaría detrás de esta nueva fuente de migración clandestina desde el Líbano hacia Europa.
En la mañana de ayer, la guardia costera libanesa recuperó el cadáver de otro pasajero, que fue hallado cerca de la costa de Saadiyat, al sur de Beirut, en la provincia de Chouf.
Otro sobreviviente de este drama es Mohammad Sefian Mohammad, quien también vio morir de sed y hambre a su hijo de 7 años, pese a que el padre le dio de beber agua de mar, en un desesperado intento por salvarlo. El primer ministro saliente Hassan Diab solicitó a Charbel Wehbe, el Ministro de Exteriores del gobierno dimisionario, entablar contactos con las autoridades chipriotas para coordinar una acción conjunta y hacer frente a este incipiente fenómeno.
El gobierno saliente ha decidido ayudar a los familiares de las víctimas. Hay gran preocupación, porque casi toda la población libanesa aspira a emigrar, a huir del Líbano, que se convertido en un lugar inviable. De hecho, lo que estamos viendo es el inicio de la cuarta inmigración colectiva de los libaneses en su historia. La primera fue la de los maronitas, luego de las masacres de 1880 (en la guerra druso-maronita). La segunda ola fue a principios del siglo pasado, en 1920, cuando el país se vació – especialmente durante los años de las hambrunas, provocadas por los turcos otomanos – a raíz de las migraciones hacia Brasil y los Estado Unidos. La tercera migración tuvo lugar durante los años de la guerra civil (1975-1990). La cuarta, recién está comenzando.
El Líbano es uno de los pocos países del mundo, junto con Armenia, Israel, Italia y España, que cuenta con una diáspora en el exterior cuyo número supera a la población del suelo patrio. De hecho, en el Líbano, realizar un censo de población es un tema tabú: así se evita que resurjan cuestionamientos sobre los sutiles equilibrios entre las diversas comunidades étnico-religiosas. De todas maneras, mientras que en el Líbano hay 4 millones de habitantes, se estima que hay más de 7 millones de libaneses o personas de origen libanés esparcidas por el mundo.
Para sostener a la población de Beirut y del Líbano, y para colaborar con Caritas Líbano, AsiaNews ha decidido lanzar la campaña “Socorrer a una Beirut devastada”. Quienes deseen colaborar, pueden enviar sus donativos a:
- Fondazione PIME - IBAN: IT78C0306909606100000169898 - Código de Identificación del Instituto (BIC): BCITITMM - Motivo: “AN04 – SOCORRER A UNA BEIRUT DEVASTADA”
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