Bassora: bacterias y contaminación envenenan a la ‘Venecia de Oriente Medio’

El arzobispo caldeo cuenta sobre el gravísimo estado de crisis ambiental de la metrópolis del sur. Mitad de la población no tiene acceso al agua, los pozos de petróleo envenenan el aire. Los hospitales están repletos y faltan remedios. El río que atraviesa la ciudad es el hijo enfermo del país. Y sus líderes no están “al paso” con la ciencia y la modernidad, pero se confían en los dictámenes religiosos.

Bassora (AsiaNews) - Un tempo conocida como la Venecia de Oriente Medio, por sus canales y los espejos de agua y famosa por ser el “tanque de agua” del país, hoy Bassora “es una de las ciudades más contaminadas de Irak”. Lo afirma el arzobispo caldeo Mons. Alnaufali Habib Jajou, el cual confirma el gravísimo estado de crisis ambiental que atraviesa la metrópolis del sur del país, hoy célebre por los pozos petrolíferos y los establecimientos de extracción.

“Este año-narra el prelado a AsiaNews- sólo mitad tiene acceso al agua potable. Más de 3 millones y medio de personas (el total de la población) viven en condiciones durísimas a causa de los ríos que provienen de los pozos de petróleo que queman gas”. Un doctor, prosigue, “dijo que cada ciudadano está afectado por la contaminación como un hombre un paquete de cigarros por día, aunque no fume”. Por esto “los hospitales están repletos” frente a una “penuria de remedios”; una situación de emergencia que “llevó a la dimisión al ministro de Salud no más tarde de hace 2 semanas”.

Aquellos que un tiempo eran canales navegables, hoy son riachuelos sucios delimitados por acumulaciones de basura con un olor insoportable. Y el Shaṭṭ al-ʿArab, formado por la confluencia de los 2 grandes ríos que atraviesan al país, el Tigris y el Éufrates, que desemboca en el Golfo Pérsico está considerado como el hijo enfermo del país, que hace un tiempo era hasta potable, hoy contienen según los científicos más bacterias y elementos contaminadores que peces.

Bassora es solo uno de los muchos desastres ambientales que se están consumando en la región medio oriental, a menudo en la indiferencia y en el fatalismo de los líderes de las petro-monarquías del Golfo y de sus habitantes. La semana pasada se desarrolló la 74ta Asamblea general de las Naciones Unidas, dedicada justamente al tema ambiental; y en este contexto, se reveló marginal la contribución dada por los representantes de esa área.

Chukri al-Hassan, experto en cuestiones ambientales originario del sur de Irak, explica que “el calentamiento climático y los diques en Irán (el río que separa a los 2 países) han secado nuestros cursos de agua. Del Golfo penetró una enorme cantidad de sal, jamás visto antes en nuestro río, matando la mayor parte de los cultivos circunstantes e intoxicando a los habitantes, a menudo también solo con un simple lavado cotidiano”.

En la ciudad se registraron cerca de 120 mil internaciones hospitalarios por problemas relacionados al ambiente. El nivel de sal en las aguas “es de 20 veces superior a lo normal” y en su interior proliferan “decenas de virus, parásitos y bacterias (...) comprendido el del cólera”. A la degradación se une la devastación del 90% de los terrenos agrícolas como surge de un informe reciente de Human Rights Watch (HRW). Este ambiente insalubre provocó la fuga masiva de los habitantes.

“Cada día-confiesa el arzobispo de Bassora- vemos abrir nuevas clínicas, que en realidad son lugares comerciales, no centros médicos en el contexto ninguno conoce los pricipios de salud. Por ejemplo, es raro que las personas estén en grado de leer la fecha de vencimiento de los productos vendidos en estos centros comerciales” mientras que los pensadores islámicos “enseñan a las personas a creer en el destino”, más que en la ciencia.

“Asistimos-cuenta el prelado- a la muerte de árboles, especialmente de palmas, a causa de la salinidad del agua, por esto asistimos a una migración de la población rural de Bassora. La pesca disminuye, afectada también por los agentes químicos emitidos por las refinerías y las fábricas”. Hoy, afirma con pesar, la ciudad es famosa “por la difusión de cáncer, alergias, envenenamientos, disentería y protuberancias en en la piel a causa de los tumores”.

“Tengo como la impresión-revela Mons. Habib Jajou - que algunos líderes no estén al paso de la modernidad y continuamos destruyendo el ambiente. Un ejemplo: hace meses fue nombrado un nuevo rector de la universidad que, apenas tomó posesión de su cargo, inició a erradicar plantas de los jardines para impedir a los estudiantes (chico y chicas) sentarse a su sombra, porque está prohibido por el islam”. “Las personas-concluye- en poquísimos casos son conscientes sobre la cuestión, porque se encuentran en afrontar problemas considerados mayores como la violencia en las calles, el tráfico, la droga, la desocupación y la crisis de los alojamientos”.