Bangkok, las voces de tres jóvenes junto a cardenales y obispos

de Giorgio Bernardelli

En la Conferencia General de las Iglesias de Asia participan también tres representantes del mundo de la juventud, dos de la India y uno de Malasia. Sus impresiones a AsiaNews: "Una valiosa oportunidad en un debate abierto. Los desafíos emergentes en nuestras sociedades nos conciernen a nosotros en primera persona. Mirando al presente, no sólo al futuro".

Bangkok (AsiaNews) - “Todos nos dicen que los jóvenes son el futuro, que debemos tener confianza en el futuro. Pero como explica el Papa Francisco en su exhortación apostólica Christus Vivit, nosotros también somos el presente. Y en esto debemos centrarnos. Porque los jóvenes también se hacen viejos esperando el futuro”.

Entre los casi 200 delegados de 29 países de las Iglesias Católicas de Asia reunidos en Bangkok para la Conferencia General de la FABC, Ashita Jimmy es la voz más joven. Proveniente de Madhya Pradesh, a los 18 años está participando en los trabajos junto a obispos y cardenales de todo el continente. Como secretaria general de la YCS, la asociación de estudiantes católicos indios, es una de las tres representantes del mundo de la juventud que las Conferencias Episcopales han convocado para participar en este momento en el que, por primera vez, las Iglesias de Asia están tratando, con una modalidad sinodal, de trazar un camino común para las comunidades católicas de un continente con mil caras.

La conferencia comenzó el 12 de octubre en el Baan Phu Waan Centre de la arquidiócesis de Bangkok y ahora entra en su etapa final. En las próximas horas se difundirá un mensaje a los pueblos de Asia y el 30 de octubre, en la Catedral de la Asunción, tendrá lugar la celebración de clausura presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle, a quien el Papa Francisco ha enviado como legado papal. Y es precisamente a los jóvenes a quienes la Iglesia en Asia hoy está llamada a mirar con especial atención.

Antony Judy, nacido en Kerala y presidente del Movimiento de Jóvenes Católicos de la India, otro de los jóvenes que participan en la reunión de Bangkok, está convencido de esa afirmación. “Si hablamos de migraciones -comenta- la mayoría de los que emigran de Asia son jóvenes. Si hablamos de familia, los jóvenes están involucrados en primera persona. La cuestión femenina afecta especialmente a los jóvenes de Asia. Por no hablar del tema ecológico: nuestra voz no se escucha, pero lo que se está destruyendo es el planeta en el que viviremos nuestra vida”. Sin embargo, en esta experiencia de Iglesia que se está viviendo en Bangkok, Antony ve un signo de esperanza: “La atención a la escucha que ha recomendado el Papa Francisco se está abriendo camino -comenta-. Aquí entre los obispos he escuchado discusiones muy abiertas y con los pies en la tierra. Hay un fuerte deseo de ponerse en el lugar en el que se encuentran las personas. Y la conciencia de que el cambio se construye caminando juntos”.

Josephine Magdalyn Tan, de la pastoral juvenil de la arquidiócesis de Kuala Lumpur, en Malasia, también habla del deseo que hoy tienen los jóvenes de desempeñar el papel que les corresponde en la Iglesia de Asia. Habla sobre las dificultades que se han vivido en la Iglesia debido a la pandemia, pero también de cuánto ha hecho descubrir a las personas la importancia de cuidarse unos a otros. A los que piden que la Iglesia esté más presente en las redes sociales, para estar “donde están los jóvenes”, responde que sin duda es importante que “muchos se dejen inspirar para evangelizar también a través de estas herramientas”. Sin perder, no obstante, la conciencia de que son una oportunidad para llegar a la gente, “un punto de partida para un encuentro personal con una comunidad, que es lo que quieren los jóvenes”.

Con un paso más que le gustaría ayudar a construir: “La pastoral juvenil -explica- es por naturaleza un espacio transitorio: en nuestras comunidades los jóvenes se encuentran por la alegría de estar juntos y para descubrir sus talentos. Aunque hoy el verdadero desafío es comprender que los jóvenes podemos ofrecer más, comprometernos ya ahora en primera persona en la evangelización de los ambientes en los que vivimos todos los días y en el servicio dentro de la sociedad. Pero es un camino que sólo es posible si en la Iglesia aprendemos a colaborar, pensando realmente las cosas todos juntos”.