Bakú y Teherán, en pie de guerra

de Vladimir Rozanskij

La República Islámica y los azerbaiyanos despliegan tropas y armamento en la frontera. Las tensiones resurgieron en 2018 tras la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán. Una ola de refugiados se agolpa en la frontera de Azerbaiyán. Turquía está dispuesta a ayudar a los "hermanos" de Bakú. El enfrentamiento entre suníes y chiíes es un factor de peso. Los azeríes pretenden un rol de liderazgo en el Cáucaso.

Moscú (AsiaNews) - Crece la tensión en la frontera entre Azerbaiyán e Irán, con los dos ejércitos en alerta máxima. Los iraníes han llevado toda la potencia de fuego posible a la frontera, y el conflicto podría estallar en cualquier momento. Según la agencia de noticias Avia.pro, en los últimos días, los iraníes desplegaron maniobras bélicas con vehículos blindados, drones, lanzacohetes múltiples y misiles tácticos. Esto empujó a los azeríes a movilizar sus tropas y sistemas de armamento.

Teherán acusa a Bakú de ser el principal culpable de la escalada bélica y añade que sus maniobras estaban previstas desde hace tiempo. Azerbaiyán es consciente de su inferioridad militar frente a la República Islámica, aún cuando Turquía ya declaró su voluntad de ayudar a sus "hermanos azeríes". Cualquier mínima provocación podría culminar en verdaderos enfrentamientos armados. Por ejemplo, la quema de los retratos de Qasem Soleimani (comandante del Pasdaran asesinado por Estados Unidos) y de los líderes supremos iraníes, episodios ocurridos en Bakú en los últimos días.

Los contrastes entre Irán y Azerbaiyán resurgieron en 2018 después de que Washington se retirara del acuerdo nuclear iraní, a lo que siguió un nuevo embargo estadounidense al petróleo iraní junto con otras y nuevas sanciones. Los problemas de la República Islámica con Estados Unidos han afectado al sistema de seguridad de todo el Cáucaso Sur. Azerbaiyán asistió a la llegada de un flujo incontrolado de refugiados en sus fronteras del sur -entre ellos, muchos extremistas islámicos. Ante la ola migratoria, Bakú cerró la frontera con Irán.

La cuestión va más allá de la seguridad; se trata sobre todo del papel de Azerbaiyán como líder de la región del Cáucaso, un rol forjado tras su victoria sobre Armenia por el control de Nagorno Karabaj, el año pasado. Bakú pretende aprovechar la circunstancia, para convertir al país en el principal punto de conexión entre Europa y Asia. Y ello dejaría aislado a Irán.

En realidad, los dos países son muy similares en cuanto a una serie de características sociales, culturales y religiosas, pero las relaciones entre ambos siempre han sido complicadas y accidentadas. Durante el periodo postsoviético, las relaciones han sido "neutrales-negativas", según la definición de los politólogos azerbaiyanos. Las partes han tratado de no provocarse mutuamente; sin embargo, cada tanto resurgen las tensiones, tal como sucedió en los últimos días.

Irán es un Estado islámico, mientras que Azerbaiyán es una república laica, que se esfuerza por contener las posibles manifestaciones de extremismo religioso. En 2001, el presidente Gaydar Aliev, padre del actual jefe de Estado, dijo que "Azerbaiyán nunca se convertirá en una república islámica del tipo iraní".

Teherán mira con preocupación las estrechas relaciones de Azerbaiyán con Turquía, principal adversario de Irán en la política de Oriente Medio. En el plano religioso, esto conlleva una propagación del islam suní otomano entre los azerbaiyanos, tradicionalmente chiítas como los iraníes. En el territorio azerí está en marcha una guerra cultural entre las dos principales fuerzas islámicas de la región, así como un enfrentamiento en el plano militar y estratégico. Los iraníes también acusan a Bakú de ser demasiado prooccidental y de doblegarse con frecuencia a las lisonjas de Estados Unidos e Israel, especialmente en el sector de la información y la seguridad.