Bagdad: los cristianos celebran la ordenación de tres nuevos sacerdotes
La ceremonia tuvo lugar ayer en la catedral de San José, presidida por el patriarca caldeo. Los tres nuevos sacerdotes representan la diáspora, la comunidad de la capital y el Kurdistán iraquí. Cardenal Sako: una misión en la que debe permanecer siempre viva "la llama del entusiasmo". La importancia de la oración y el vínculo con la comunidad.
Bagdad (AsiaNews)- El sacerdocio “asume en sí” la esencia completa de una persona, de un cristiano, e impregna “sus pensamientos, sus sentimientos y su actividad”, dijo en su homilía el patriarca de Bagdad de los caldeos, card. Louis Raphael Sako, durante la ordenación de tres nuevos sacerdotes de la Iglesia iraquí. La misa tuvo lugar ayer ayer en la catedral de San José de Bagdad y fue un momento de fiesta para una comunidad cristiana marcada -como todo el país- por la violencia y las guerras, pero que en los últimos tiempos está haciendo grandes esfuerzos para recuperarse. Dirigiéndose a los tres nuevos sacerdotes (en las fotos), el cardenal añadió que el sacerdocio no es "un trabajo para ganarse la vida", sino una misión de servicio que debe mantener viva "la llama del entusiasmo" y, por lo tanto, debe " aprender a renovarse constantemente”.
Los tres nuevos sacerdotes son: José Emanuel Martins, nacido en Madrid, España, en 1969. Es licenciado en Literatura Árabe, estudió teología en España y es un símbolo de la comunidad caldea de la diáspora; Bashar Basil Najeeb, nacido en Bagdad en 1995, es licenciado en Informática y está a punto de obtener la licenciatura en Teología en el Pontificio Colegio Babylon de la capital iraquí. Aiden Elia Jejo, nacido en Alqosh (en el Kurdistán iraquí) en 1982, emigró a Holanda donde estudió teología, actualmente trabaja como profesor de inglés y está casado con Larsa Khaled Matti.
En la celebración estuvieron presentes numerosas personalidades eclesiásticas locales así como un nutrido grupo de fieles. Junto con el primado caldeo que presidió la ordenación se encontraba el nuncio apostólico en Irak Mons. Mitja Leskovar, y el obispo auxiliar de Bagdad y brazo derecho del patriarca, Mons. Basilio Yaldo. También asistieron los embajadores de Italia, España y Australia, sacerdotes, religiosas, monjes y laicos de la capital y de otras partes del país.
En su homilía, el patriarca Sako señaló que uno de los momentos más importantes de la ordenación es cuando el nuevo sacerdote declara su fe y su disponibilidad para dedicar su vida “al servicio de Cristo y de sus hermanos”. Y cuando se lo llama por su nombre "responde con entusiasmo: ¡sí, aquí estoy!”. A continuación, se arrodilla como "expresión de humildad, obediencia y acción de gracias", para luego recibir el óleo crismal, signo del Espíritu Santo.
A los nuevos sacerdotes -uno de los cuales está casado según la tradición de la Iglesia oriental- el patriarca Sako renovó la invitación a la oración, que es el medio que tiene el sacerdote “para nutrir la relación con Dios y con Cristo”. No es una "rutina", sino un elemento "esencial", que es también "fuente de paz, serenidad y seguridad". El segundo punto es "la relación con la Iglesia" dentro de la cual el sacerdote actúa como un "equipo armonioso" que lleva "el mismo mensaje" y "no se desvía de él". Por último, la "relación con las personas", con su propia comunidad, a la que todo sacerdote "lleva en el corazón", dedicando la vida a "su servicio" como madres, padres, hermanos e hijos.
Llamándolos por su nombre, el cardenal les pidió que sean "testigos" del amor, el perdón y la salvación de Cristo y les agradeció por haber elegido el sacerdocio "en una sociedad que está perdiendo los valores humanos y espirituales", orientándose cada vez más hacia el materialismo. Por último, agradeció a todos los que “han contribuido a vuestra formación: la familia, la Iglesia y todos los sacerdotes que los han preparado para este día tan especial”.