Auxiliar de Bagdad: los jóvenes y las familias, son el corazón del desafío misionero de la Iglesia caldea
En estos días sacerdotes y obispos se encontraron en Ankawa para discutir sobre las “nuevas líneas” del plan pastoral. Mons Warduni: ayudar en este momento de dificultad, compartiendo “los problemas”. La familia corazón de la sociedad y primer lugar de práctica de la fe. Reforzar los momentos de encuentro y confrontación.
Bagdad (AsiaNews) - La Iglesia caldea debe hacerse misionera e “ir al encuentro de los jóvenes y las familias”, ayudándolos en este momento “de dificultad” compartiendo “los problemas y los desafíos” primero entre todos “la falta de trabajo” y “las guerras” que ensangrientan la región. Es cuanto afirma a Asia News, Mons. Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad y brazo derecho del patriarca, como conclusión de los trabajos del Sínodo patriarcal caldeo del 17 al 19 de setiembre en Ankawa, barrio cristiano en el norte de Erbil, capital del Kurdistán iraquí. “Los problemas son tantos-advierte el prelado- por esto hoy es todavía más urgente reforzar el compromiso pastoral”.
En la apertura de los trabajos los presentes escucharon el mensaje enviado por el patriarca caldeo, el Card. Louis Raphael Sako, el cual pidió buscar “nuevas líneas” para el plan pastoral. El purpurado indicó tengan una particular atención al tema de los jóvenes y a las familias, en un momento de profunda histórica y social que toca también a Irak donde se multiplican casos de separaciones, familias divididas, de crisis del núcleo fundante de la sociedad. Un trabajo que, agrega el cardenal Sako, debe mirar al próximo Sínodo de los jóvenes programado en Roma desde el 3 al 28 de octubre sobre el tema: “Los jóvenes y el discernimiento vocacional”.
En lo que se refiere a los desafíos de la familia cristiana, obispos y sacerdotes han subrayado la importancia de alimentar la fe en las casas, sobre todo entre los jóvenes que deben enfrentar una cultura del continuo cambio, la búsqueda de una rápida ganancia y una inmediata satisfacción. De aquí el propósito de potenciar los centros de escucha, los encuentros y las conferencias, reforzando el rol de los pastores para la “resolución de los problemas conyugales”, sin “imponerse” pero “permaneciendo en servicio”.
Los jóvenes, delante del programa de la migración, deben ser ayudados en construir el propio futuro: en el matrimonio, en la vida cotidiana, en el crecimiento social y profesional, en la salvaguardia de los valores que están en la base de la vida. Sacerdotes y laicos deben ayudarlos en el recorrido de formación, alentándolos a terminar los estudios y reafirmando la importancia del matrimonio y de la formación familiar, abrazando también a los fieles de la diáspora.
“Jóvenes y familias- subraya Mons. Warduni-son un tema central y recurrente en la vida de la Iglesia global, hoy. Por esto el patriarca Sako quiso promover este encuentro, analizando los problemas y tratando de buscar las respuestas a través de los de las confrontaciones entre sacerdotes y obispos. Es por esto que nosotros debemos buscar nuevas vías de encuentro a través de las confrontaciones entre sacerdotes y obispos. La familia reviste siempre un rol central en la sociedad, frente a los desafíos y las amenazas, Esta constituye un elemento de fuerza para la Iglesia y está dentro de sí que es cultivada y practicada la fe.
Hoy, prosigue el prelado, es necesario “siempre más ir al encuentro de las personas”, en particular a “cuantos están alejados de la Iglesia y del Señor”. En este sentido hay “sacerdotes que deben ser los primeros en dar el buen ejemplo” y es también por esto que el Sínodo caldeo trata de reforzar el criterio de selección y elección de “candidatos al sacerdocio y a la vida monástica”. Queremos “ampliar los momentos de encuentros y confrontaciones”, subraya Mons. Warduni, para “que comprendan siempre más que somos sus vecinos, ayudándolos en ser semillas de paz en un contexto demasiado a menudo de violencias y conflictos”.
La falta de trabajo, de seguridad, las dificultades económicas, la migración representan el corazón del desafío misionero y la Iglesia está llamada a “ser siempre más presente y partícipe”. Justamente de los jóvenes iraquíes, concluye el prelado, puede partir el mensaje que la familia es “la base sobre la cual construir el futuro y la sociedad. Y que se necesita no sólo hablar, lamentarse, denunciar las dificultades sino que es necesario obrar para enfrentar los problemas y encontrar soluciones que se deben compartir”.
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