Atentado en Ankara, el último capítulo de la 'guerra' entre Erdogan y los kurdos
Las fuerzas de seguridad han arrestado en 18 provincias a 90 personas sospechosas de estar vinculadas al PKK, responsable del atentado del 1 de octubre en Ankara. Los milicianos hablan de una demostración, pero la durísima respuesta turca corre el riesgo de generar una nueva escalada que afectaría también a Damasco y Bagdad. En la primera mitad de 2023 se registraron más de 665 ataques aéreos turcos en Siria e Irak.
Milán (AsiaNews) - Las fuerzas de seguridad de Turquía arrestaron cerca de 90 personas, en 18 provincias del país, supuestamente relacionadas con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), responsable del atentado del 1 de octubre en Ankara que causó la muerte de dos milicianos y heridas a dos agentes. Según informan los medios oficiales, las operaciones se concentran en la provincia sudoriental de Sanliurfa, donde se encuentra la mayor cantidad de partidarios del movimiento político y paramilitar que lucha por el nacimiento de un Estado autónomo entre Turquía, Siria e Irak. Por otra parte, la agencia nacional de inteligencia turca (MIT) anunció que había matado a uno de los comandantes del PKK, Muzdelif Taskin (nombre en clave Aslam Samura, a quien se considera el cerebro del atentado de Daglica en 2007, en el que murieron 12 soldados turcos), durante un operativo en Qamishli, en el norte de Siria.
Mientras tanto, fuentes gubernamentales confirman los ataques aéreos de las últimas horas contra objetivos de las milicias en el norte de Irak, que se suman a la ola de detenciones en el interior del país en respuesta al atentado. Una unidad del PKK identificada como "Batallón de los Inmortales", formada por células durmientes de terroristas suicidas dispuestos a atacar cuando se les ordene, atacó algunos edificios institucionales de la capital. Previamente los terroristas (que luego fueron identificados con el nombre de guerra Rojhat Zilan y Erdal Şahin) habían robado el vehículo de un particular -un joven de apenas 24 años a quien mataron- y lo utilizaron para llevar a cabo el ataque.
El Ministerio de Defensa de Turquía anunció que las fuerzas de seguridad habían "neutralizado" a varios militantes, expresión que habitualmente se utiliza para indicar que los objetivos han sido abatidos. La mayoría de los combatientes cayeron bajo el fuego de los bombarderos turcos, que llevaron a cabo numerosas incursiones sobre todo en el Kurdistán iraquí, donde destruyeron al menos 20 cuevas, refugios y depósitos utilizados por el PKK en las regiones de Metina, Hakurk, Qandil y Gara. Ankara reivindicó las operaciones militares y señaló que están legitimadas por el derecho de autodefensa derivado del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.
La zona donde se produjo el intento de ataque suicida fue la avenida İsmet İnönü, una de las principales arterias de la capital, cerca del Parlamento y de los ministerios, sobre todo del ministerio del Interior, que parece haber sido el objetivo de la célula. No hay duda de que los autores del ataque pertenecían al PKK, una organización "terrorista" para Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea, fundada por el líder y combatiente Abdullah Öcalan. Este cumple cadena perpetua en una cárcel turca, tras la moratoria de 2002 sobre la pena capital que conmutó la pena de muerte por cadena perpetua.
Un largo reguero de sangre
Según las estimaciones de la organización Armed Conflict Location and Event Data Project, al menos 40.000 personas -en los frentes turco y kurdo- han muerto desde que comenzó la lucha separatista e independentista del PKK, a fines de la década de 1970. Durante sus cuarenta años de guerra contra Turquía, intercalados por breves momentos de tregua o alto el fuego de mayor o menor duración, el movimiento fue acusado de terrorismo por los métodos de lucha que utiliza (atentados con bombas y ataques kamikazes contra objetivos civiles -y militares- turcos). A la escalada corresponde la sangrienta represión de Ankara, que ha recrudecido con el presidente Recep Tayyip Erdogan, quien ha prometido en varias oportunidades, incluso recientemente "eliminar" y "liquidar" al PKK. Por otro lado se sospecha que el grupo utiliza la red criminal, en particular el tráfico de drogas, para financiar sus actividades.
Sólo en el primer semestre de 2023 se registraron más de 665 incursiones aéreas turcas en territorio iraquí y sirio contra objetivos de la agrupación, lo que confirma la política agresiva de Erdogan incluso fuera de las fronteras nacionales, que también involucra a civiles, entre los que hay decenas de muertos y heridos. Desde 2015 las Fuerzas Armadas turcas mataron al menos a 129 civiles e hirieron a 180 sólo en el Kurdistán iraquí, según datos del grupo de monitoreo Community Peacemaker Teams (CPT). Una durísima respuesta a una larga serie de ataques kurdos como el que este fin de semana sacudió la capital, que había vivido una etapa de relativa calma en los últimos tres años, al igual que el resto del país.
El periodo más sangriento de la historia reciente va desde 2015 hasta 2017, cuando se contabilizaron al menos 11 atentados que, además de la matriz independentista del PKK, registraron la presencia activa de unidades y hombres del Estado Islámico (EI, ex Isis). En julio de 2015, al menos 30 personas murieron y más de 100 resultaron heridas -en su mayoría jóvenes y estudiantes- en la explosión de una bomba en la ciudad sudoriental de Suruc, en la frontera con Siria. Dos meses después, los milicianos mataron a 15 policías con dos bombas en las provincias orientales de Mardin e Igdir. En octubre, dos devastadoras explosiones en el centro de Ankara mataron a 95 personas e hirieron a casi 200, y en este caso también estuvieron involucrados elementos pertenecientes a Daesh [acrónimo árabe de EI], que en su época de máxima expansión también operaba en Turquía. Posteriormente, en febrero de 2016, un coche bomba estacionado cerca de una base militar de la capital provocó la muerte de 28 personas e hirió a otras 60, seguido de atentados en marzo, mayo, junio y agosto (51 muertos en un atentado suicida en un boda en Gaziantep y, también en este caso se registró la presencia de yihadistas del ISIS). El último atentado fue en noviembre de 2022, cuando seis personas murieron y decenas más resultaron heridas en la explosión de una bomba en una calle comercial de Estambul, el corazón económico y financiero del país.
En la red social X el ministro turco del Interior, Ali Yerlikaya, informó que se habían realizado 466 redadas "en el marco de la lucha contra el terrorismo", y que estas supusieron el despliegue de 13.440 agentes de las fuerzas de seguridad en suelo turco. "No se tolerará a ningún terrorista - añadió - y continuamos nuestra lucha incansablemente gracias a los esfuerzos encomiables de nuestras fuerzas de seguridad”. Palabras que no admiten diálogo ni negociaciones, mientras el brazo militar del PKK, el Comando del Cuartel General del Centro de Defensa del Pueblo (HSM), declaró que para el atentado del fin de semana pasado había elegido un día y una hora en los que existía la certeza de no causar víctimas. Para el movimiento kurdo era, en definitiva, un acto de demostración, con el cual reanuda su lucha contra lo que en su comunicado de reivindicación denomina "el desprecio por los derechos humanos" y los crímenes "genocidas y fascistas" de Turquía. Un nuevo capítulo en una guerra destinada a continuar y empeorar, mientras el presidente Erdogan expresa su satisfacción por los combatientes "neutralizados", alimentando así la ola de sangre y terror.
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