04/08/2017, 15.48
INDONESIA- INDIA
Enviar a un amigo

Asian Youth Day, Mons. Henry D'Souza invita a los jóvenes cristianos llevar la luz de Cristo a Asia y a ser líderes

En el encuentro de los jóvenes en Indonesia, el obispo indio habló a los jóvenes sobre la unidad en la diversidad. Y de la responsabilidad de responder a Dios sobre el aumento del fundamentalismo religioso que amenaza la paz y la seguridad en Asia. “La Iglesia y Asia necesitan de los jóvenes”, concluyó: “se necesitan los talentos de la juventud, de su energía, de su imaginación y de su dirigencia”.

Yogyakarta (AsiaNews) – El obispo indio Henry D´Souza-de la diócesis de Bellary (Karnataka). Quiso llevar el saludo de más de 600 millones de jóvenes indios, durante su homilía en el Asian Youth Day en Indonesia. Y después de haber subrayado la belleza y la diferencia entre los dos países y las diversidades que caracterizan sus poblaciones, lenguas, culturas, religiones, se concentró en el tema de la unidad como la llave en mano de los jóvenes para abrir todas las puertas de la vida.

La contribución de India, dijo, viene de la vida ejemplar de sus santos, “es decir Santo Tomás apóstol, S. Francisco Javier, S. Gonzalo García, S. Alfonsa, Madre Teresa y otros.

La inspiración de la Palabra de Dios proclamada en las lecturas litúrgicas claramente indicó que “el plan de Dios es para la unidad de la humanidad”, subrayó D´Souza. También dijo: “Jesús quiso la unidad y rezó por la unidad de todos”, continuó hablando a los jóvenes sobre la secuencia del plan de salvación: la alianza con Abraham a través del cual “todas las familias de la Tierra deberían estar bendecidas”. La Torre de Babel “símbolo de la rebelión y de la división”.

Con la intervención de Dios las diferencias son eliminadas: “El hebreo permanece hebreo, la mujer no es transformada en un hombre y ni el esclavo es liberado gracias a su fe en Cristo. No”, enunció el obispo indio. Pero “la unidad se realiza no obstante las diferencias, haciendo así que las diferencias sean irrelevantes". San Pablo nos enseña, subrayó, cómo observar estas diferencias. Entre los muchos pasajes bíblicos citados por D´Souza, la Carta a los Efesios. “Hay un solo cuerpo y un Espíritu, como eres llamado en una esperanza de tu vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios”.

A este punto el obispo se dirigió a cada uno de los jóvenes presentes como si estuviese mirándolos a los ojos: “En otras palabras, no importa a cuál grupo perteneces. ¿Eres libre o esclavo? ¿Eres culto o no instruido? ¿Eres varón o mujer? Antes sois de Dios y en Cristo sois los  mismos, los unos como los otros, ¡con igual dignidad! La aceptación divina no depende de la propia etnia, del sexo, de la condición social. Simplemente no cuenta”.

Así también se puede experimentar la unidad del mundo “sólo en la comunidad del pueblo de Dios”. Por los tanto, “todo esto que las naciones y las poblaciones del mundo deben hacer es someterse a Cristo, que es el jefe de esta humanidad redimida y entra en la comunión de los santos donde todas las distinciones sociales y étnicas pierden su significado. En este cuerpo, Cristo es la cabeza, el resto son miembros, unidos en Él”.

A tal propósito D´Souza citó el Evangelio de juan. Jesús rezó. “Yo estoy en ellos y Tú en mí, de tal modo que puedan ser llevados a completar la unidad”. Y luego citó el Salmo 133: “He aquí, cuánto es bueno y tan suave que los hermanos vivan estar juntos en la unidad”. Al final citando de nuevo a S. Pablo que reprocha a la Iglesia dividida de Corinto y les ordena ser “un solo corazón y una sola alma”.

“Asia-continuó D´Souza-está enfrentando el aumento del fundamentalismo religioso y la amenaza para la paz y la seguridad, la intolerancia religiosa causa más violencias y muertes que cualquier otra arma”. La juventud católica de Asia”, concluyó, “tiene la responsabilidad de responder a Dios sobre tales situaciones. La acción co0ncertada para promover la armonía religiosa y las resoluciones de los conflictos en Asia”. “Debería ser una prioridad de nuestras asociaciones juveniles”. El desafío más grande frente a un joven en Asia “es encender la esperanza en millones de personas que buscan un rayo de esperanza para iluminar sus vidas y hacer que sus luchas sean significativas”. El auspicio es que cada joven presente “se convierta en muestra de unidad de todos los pueblos”.

Entre las tareas asignadas por el obispo de Bellamy, que es presidente de la Comisión juvenil de los obispos indios, sobresale la invitación a ser “líderes del futuro asumiendo roles de dirigencia en todos los sectores de la vida moderna: dirigencia espiritual, como sacerdotes, religiosos y consagrados”, pero también en la vida política, en los medios, en el arte y en las profesiones. “La Iglesia y Asia necesitan de los jóvenes. Se necesitan de los talentos de la juventud, de su energía, de su imaginación y de su dirigencia”. “Los jóvenes de hoy no pueden permitirse estar distraído de la violencia, del materialismo, de la pornografía, de la droga y de la vida insensata. Ni pueden ser sólo espectadores indiferentes ni callarse la boca. Deben estar focalizados y convertirse en realizadores, verdaderos agentes de transformación. Necesitan ser constructores de puentes que unan personas de todos los credos, culturas y nacionalidades. Aquí en Yogyakarta, comencemos y llevemos la antorcha encendida hasta las extremidades de Asia”.

(Con la colaboración de Nirmala Carvalho)

 

    

TAGs
Enviar a un amigo
Vista para imprimir
CLOSE X
Ver también
Musulmana, ex radical: Riad y el salafismo (wahabí) un peligro para el islam y para el mundo
17/12/2016 13:14
En la Asian Youth Day, colaboraron más de 100 chicas y chicos musulmanes
07/08/2017 16:37
Se concluyó la Asian Youth Day. El mensaje del Papa Francisco
07/08/2017 15:07
Asian Youth Day, la “Laudato Si” ha cambiado la vida de los jóvenes católicos
05/08/2017 13:16
Asian Youth Day, cardenales y obispos junto a los líderes musulmanes en nombre del diálogo
04/08/2017 19:53


Newsletter

Suscríbase a la newsletter de Asia News o cambie sus preferencias

Regístrese
“L’Asia: ecco il nostro comune compito per il terzo millennio!” - Giovanni Paolo II, da “Alzatevi, andiamo”