Arzobispo de Basora: el museo reabre sus puertas, con miras al renacimiento cultural de la ciudad
El polo museístico aloja piezas y objetos de las épocas sumeria, asiria, babilónica y del período islámico. Cerrado desde 1991, tras 10 años de obras reabrió sus puertas al público y se propone ser en un “mensaje de paz y civilización”. El prelado comenta que después de varios meses de tensión, la situación ha mejorado, pero no hay trabajo y se carece de servicios básicos”.
Basora (AsiaNews) - Un evento “importante” para la ciudad de Basora, “en muchos aspectos: nuestra localidad es antigua, fue fundada en el año 632 a.C. y hoy es la capital económica del país, además de ser la única ciudad de todo Irak que posee un puerto”. Es lo que afirma, en diálogo con AsiaNews, Mons. Alnaufali Habib Jajou, el arzobispo caldeo de Basora, localidad ubicada en el sur de Irak, al comentar la reapertura total de museo local, uno de los centros culturales y arqueológicos más preciosos de todo el país. “El año pasado visité la primera [y hasta hace pocas semanas, la única] sala reabierta en el 2016, con un grupo de fieles de Basora y Bagdad, y hay que decir que es muy bella”, agrega.
Basora es el centro más importante del sur de Irak y en el pasado reciente fue escenario de graves hechos de violencia, que empujaron a la Iglesia a suspender todas las actividades extra-pastorales. El prelado prosigue diciendo que para la reapertura del centro cultural, ha sido esencial “el sostén del grupo de Amigos del Museo de Basora (FOBM)”, un grupo fundado en 2010, con sede en el Reino Unido. Los responsable locales “han inaugurado recientemente otras dos galerías: una, dedicada a época antigua asiria y la segunda, a piezas babilónicas”.
La reinauguración del museo para el público en general confirma, una vez más, que en el país late el deseo de valerse de su patrimonio cultural, parte del cual ha sufrido graves daños en las últimas décadas. Desde el conflicto con Irán en los años ’80, pasando por la violencia propagada por el Estado islámico en el 2014, sin olvidar la Guerra del Golfo en 1991 y la invasión estadounidense del 2003, son muchos los episodios que han puesto en peligro las piezas arqueológicas, los tesoros y las estructuras.
La clausura del espacio se remonta a 1991, año en que concluyó la Primera Guerra del Golfo. En ese momento, algunos grupos opositores al dictador Saddam Hussein se aprovecharon de la confusión reinante para saquear cuando menos nueve museos esparcidos por todo el país. Hoy, 30 años después, gracias a la colaboración de British Museum y de otras instituciones y organizaciones, miles de piezas –algunas de ellas, del 6.000 a.C.- han regresado y están siendo exhibidas en sus salas y muros.
La colección, que puede jactarse de poseer piezas únicas de la época sumeria, asiria, babilónica y del período islámico, en otro tiempo estuvo arrumbada en un palacio perteneciente al ex rais. Qahtan Al Obeid, responsable de patrimonio cultural y arqueológico de Basora, explica que el museo expone “más de dos mil objetos conservados en el museo de Bagdad y otros 100 que fueron contrabandeados al exterior y luego recuperados”. “Se precisaron 10 años –agrega- de trabajo preparatorio”.
En el verano del 2015, la UNESCO había alertado acerca de la profunda devastación que ISIS estaba perpetrando en el patrimonio histórico y cultural de Irak y Siria. Sobre el tema intervino el mismo patriarca caldeo, mar Louis Raphael Sako, quien instó a que se renovase un compromiso en favor de la tutela de bienes, objetos y piezas de arte y literatura que corrían riesgo de ser destruidas, [defendiendo] un “bien universal” que es “más valioso que el petróleo”. Además de reconstruir los monumentos destruidos por las guerras y el yihadismo, el objetivo de esta labor es devolver a Irak el mayor número posible de las piezas y objetos que terminaron contrabandeados al exterior.
El proyecto prevé la incorporación de una librería con volúmenes dedicados a la arqueología, una sala de conferencias y un laboratorio. El objetivo es que el lugar se transforme en un “mensaje de paz y civilización” para Irak.
“Tras varios meses de tensión –cuenta el obispo- ha mejorado la situación de seguridad, pero las personas siguen sufriendo por la falta de trabajo, porque no hay medicamentos, y por la escasa disponibilidad de atención médica. Para agravar esta situación, se han sumado las inundaciones de las últimas semanas”. En este contexto, la comunidad cristiana trata de vivir “con devoción, el período de Cuaresma”, que muchos musulmanes “comparten, reuniéndose en las iglesias y orando junto a nosotros”. “Haremos invocaciones comunes para pedir por la paz, la justicia y por los líderes iraquíes –concluye el prelado-, para que sepan guiar al país, que continúa sufriendo a nivel político, económico y social”.
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