Arsénico, fluoruros, yodo: más de 100 millones de chinos beben agua envenenada

Los datos presentados por un periódico estatal: cerca de 21 millones de personas ya afectadas por patologías graves. Otros 87 millones a riesgo. Los números son más o menos los mismos de hace 10 años atrás. El gobierno gasta billones de yuan, pero la burocracia y la ineficiencia estatal, hace que esta asignación sea inútil.

Beijing (AsiaNews)- Decenas de millones de chinos, sobre todo en la zona septentrional del país, fueron envenenados en los años pasados por el agua suministrada por el circuito nacional. Un experto del centro para el control y la prevención de las enfermedades confirma niveles “no seguros” de fluoruro y arsénico en el agua. Unos 21 millones de personas en este momento están afectadas por patologías provocadas por esta excesiva exposición, mientras que otros 87 millones están en riesgo.

Los datos fueron publicados en el Oriental Outlook, periódico chino ligado a la prensa estatal Xinhua. El experto citado por el periódico es Gao Yanhui, que subraya “los esfuerzos realizados por el ejecutivo para detener esta derivación”, pero agrega que el envenenamiento parece ya fuera de control. Las zonas más atacadas son las de las llanuras septentrionales: la de la provincia de Henan está en el primer lugar en las relevaciones.

El envenenamiento de arsénico atacó a unas 600 mil personas en 131 condados, esparcidas en casi la mitad de las provincias nacionales. Esto puede causar problemas a la piel y al hígado, además que a varias tipologías de cáncer- La demasiada asunción de yodo se refiere a 30 millones de personas, que arriesgan daños a la tiroides. Es interesante notar como estos datos sean de hecho idénticos a los de hace 10 años atrás, cuando según las estadísticas oficiales eran 30,98 millones de personas en riesgo.

El gobierno central, escribe el gobierno estatal, gastó “billones de yuan para tratar de mejorar la calidad del agua, sobre todo en las zonas rurales, pero los gobiernos locales están cortos de fondo para continuar el trabajo”. Lo que complica todo es también la problemática burocrática: según el actual sistema es el ministerio de recursos hídricos el único que tiene el poder de elegir dónde intervenir para mejorar la calidad del agua, pero éste no tiene conocimientos geológicos para hacer bien el trabajo.