Ankara expulsa a 28 intendentes, sospechados de tener ligámenes con los kurdos y con el líder “golpista” Gülen
Para el gobierno los administradores eran “controlados” o “dirigidos” en sus decisiones por terroristas o líderes combatientes más allá de las fronteras. En sus lugares pusieron a administradores fieles al presidente. Diversos heridos por una explosión en Van, en la mira la sede del gobierno. Intelectuales turcos contra las purgas promovidas por Erdogan.
Estambul (AsiaNews/Agencias)- Las autoridades turcas han retirado de sus cargos a 28 intendentes de diversas ciudades del país, sospechados de mantener vínculos con el PKK (el Partido de los trabajadores de Kurdistán) o con el líder islámico Fethullah Gülen, inspirador- según Ankara- del fallido golpe del 15 de julio pasado. Para el ministro del Interior Suleyman Soylu los administradores eran “controlados” o “dirigidos” en sus decisiones por terroristas o líderes combatientes situados más allá de las fronteras. Mientras tanto, hoy una explosión golpeó a la pequeña ciudad oriental de Van, provocando varios heridos. La explosión fue cerca de la sede del AKP (el Partido del gobierno) y de la oficina del gobernador.
Los intendentes expulsados- y sustituidos por personalidades afines al gobierno- son en su gran mayoría situados de la región suroriental de Turquía, donde existe una nutrida representación kurda, en una zona que desde hace tiempo es teatro de la violencia. En particular. las ciudades de Sur y Silvan, en la región de Diyarbakir y Nusaybin en Mardin son conocidas por hospedar al PKK.
De los 28 intendentes removidos ayer, 24 son acusados de mantener vínculos con las milicias kurdas, y los otros cuatro de tener simpatías con el movimiento de Gülen, exilado desde hace tiempo en los EEUU y del cual Ankara pidió –hasta ahora en vano- la extradición a Washington.
Fue inmediata la reacción de los diputados del Partido democrático popular (HDP, filo-kurdo) que hablan de una “violación de los derechos del hombre” y de los “tratados internacionales”. No hay ninguna diferencia entre bombardear un Parlamento elegido por el pueblo - se lee en una nota- y expulsar a quienes fueron elegidos en las diversas municipalidades”.
Tras la nueva serie de purgas, continúa el Estado de emergencia declarado después del fallido golpe de la noche entre el 15 y el 16 de julio; una cuestión que aún tiene aristas oscuras, pero que ofreció a los vértices turcos- y a Erdogan mismo- la posibilidad de una verdadera y auténtica campaña de limpieza, que llevó al arresto de decenas de miles de personas.
Si para el partido filo-kurdo la expulsión es una especie de “golpe administrativo”, para el presidente Recep Tayyip Erdogan es una decisión que “llega demasiado tarde” y que “se debería haber tomado con anterioridad”. La declaración llegó al margen de un encuentro de oración llevado a cabo en Estambul del cual participó hoy el jefe de Estado, para celebrar la fiesta islámica del sacrificio (EId al-Adha).
En los últimos días Ankara difundió los datos actualizados relacionados con las “purgas”. Al menos 76.000 personas fueron detenidas y más de 16.000 fueron arrestados por tener presuntos vínculos con el movimiento de Gülen. En total, el número de quienes fueron sometidos a interrogatorios superó las cien mil personas. Miles de personas han sido despedidas de sus puestos de trabajo; de éstas, la mayoría eran empleados en el sector de la Educación pública. Además, hay cuando menos 20.000 que aún siguen vacantes entre las filas del ejército. tras el arresto o el asesinato de oficiales y soldados implicados en el golpe de Estado.
Activistas y organizaciones en defensa de los derechos humanos han acusado al gobierno turco de utilizar el pretexto del terrorismo y del fallido golpe para atacar, entre otros, a la oposición, la disidencia y a la minoría kurda. Ankara también habría utilizado la violencia y la tortura contra sospechosos, contra los cuales no existían pruebas ciertas de estar involucrados; a esto se agrega la detención de jóvenes en edad escolar porque habrían tenido relaciones con el movimiento del líder espiritual Fethullah Gülen.
Entre las voces críticas está también la del escritor turco, Orhan Pamuk, Nobel de Literatura 2006, que denuncia el arresto de decenas de periodistas entre los cuales figuran Ahmet Altan y su hermano, Mehmet Altan. El intelectual habla de operaciones de “venganza” realizadas por el gobierno “contra sus más brillantes pensadores y escritores, por no compartir su punto de vista”.