Angelus, Papa: fenómeno migratorio desafío común. Futuro próspero sobre la fraternidad
Al concluir la oración mariana, el pontífice recordó su participación en los "Rencontres Méditerranéennes". Una "hermosa iniciativa" para "promover caminos de paz". La invitación a rezar por el pueblo ucraniano y por todas las tierras "ensangrentadas" por la guerra. En el Evangelio, el tema del "perdón", que es el camino para desactivar la ira y curar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El "fenómeno migratorio" representa un "desafío no fácil" pero que debe ser "afrontado juntos", como vemos también "en las crónicas de estos días" porque es "esencial" para el futuro de todos. Un futuro que será "próspero" sólo si se construye "sobre la fraternidad" poniendo en primer lugar "la dignidad humana, las personas concretas, especialmente los más necesitados". Así lo subrayó el Papa Francisco al final del Ángelus, recordando su participación el próximo fin de semana en Marsella en las jornadas de clausura de los "Rencontres Méditerranéennes". Una "hermosa iniciativa", explicó el pontífice, que "se desarrolla en una importante ciudad mediterránea" reuniendo a líderes eclesiales y civiles "para promover caminos de paz, colaboración e integración en torno al Mare Nostrum".
A continuación, el Papa saludó, entre otros, a un grupo de monjas misioneras del Santísimo Redentor de la Iglesia greco-católica ucraniana, pidiéndoles que "sigan rezando por el pueblo ucraniano mártir". Y, continuó el Papa, pidiéndoles que recen "por la paz en cada tierra ensangrentada por la guerra" y que hoy más que nunca necesita una elección dedicada al perdón, que es también el tema del Evangelio de este domingo.
Antes de la oración del Ángelus, de hecho, comentando el pasaje de Mateo, subraya cómo fuera de una lógica del perdón "no hay esperanza" y "no hay paz". "El perdón -subraya el Papa Francisco- es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio, es el antídoto que cura los venenos del rencor, es el camino para desactivar la ira y curar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad". Lo reitera el pasaje evangélico en el que Jesús afirma con fuerza que cuando se perdona no se calcula, sino que se cuenta "hasta setenta veces siete", porque "¡es bueno perdonar todo y siempre!".
Retomando el Evangelio, el Papa recuerda que Jesús ilustra la realidad del perdón a través de la parábola del rey que perdona una deuda de 10.000 talentos a su siervo, una suma "imposible de pagar, incluso trabajando toda la vida". Ese señor, dice, "recuerda a nuestro Padre", que perdona por "compasión". En cambio, el siervo al que se le ha perdonado la deuda "no tiene piedad" de un compañero que le debe 100 denarios. Una suma "considerable", pero en absoluto comparable a la anterior". Sin embargo, el mensaje de Cristo es "claro: Dios perdona incalculablemente" y no podemos pagarle, pero "cuando perdonamos a nuestro hermano o hermana, le imitamos". "Perdonar -afirma el Pontífice- no es, por tanto, una buena acción que se puede hacer o no hacer: es una condición fundamental para quien es cristiano".
"De ninguna manera podemos compensar su misericordia. Sin embargo, correspondiendo a su gratuidad, es decir, perdonándonos unos a otros, podemos dar testimonio de Él, sembrando -explica- vida nueva a nuestro alrededor". Por eso, al final de su comentario al pasaje evangélico anterior a la oración mariana, el Papa propone un "pequeño ejercicio: intentemos, ahora, cada uno de nosotros, pensar en una persona que nos ha herido, y pidamos al Señor la fuerza para perdonarla. Y perdonémosle por amor al Señor: nos hará bien, restablecerá la paz en nuestros corazones", subraya Francisco.