A los detenidos cristianos les deniegan las visitas de sacerdotes
En el 2015, la prohibición se aplicaba a los imanes, para prevenir el terrorismo. A principios de 2016 se bloquearon las visitas de todos los líderes religiosos. Los cristianos que se encuentran tras las rejas son discriminados y se los obliga a desempeñar las tareas más degradantes.
Islamabad (AsiaNews/Agencias) – En Pakistán, a los detenidos se niega la confortación en la fe que puede brindar un sacerdote. Es lo que denuncia el World Watch Monitor, que ha obtenido el permiso para visitar a algunos reclusos que se encuentran detenidos en las cárceles de distritos de todo el país. El Rev. Maurice Shahbaz, director de la Prisons Mission Society of Pakistan, afirma que lleva más de un año intentando obtener la aprobación para que los misioneros, evangélicos y pastores puedan visitar a los detenidos. Esto permitiría a los cristianos tener, al menos, un consuelo espiritual, siendo que deben padecer la discriminación de sus compañeros de celda a causa de su fe.
Tariq Mehmood Khan Babar, vice inspector general, hace saber que el bloqueo de las visitas de los imanes a los reclusos se remonta a principios del 2015, coincidiendo con la fecha en que fue aprobado el National Action Plan. Se trata del plan de prevención lanzado por Islamabad contra el terrorismo, tras producirse la masacre en la escuela militar de Peshawar, perpetrada por los talibanes en diciembre de 2014, que causó la muerte de 132 niños. Si bien en un inicio el objetivo fue erradicar el extremismo islámico que podía infiltrarse en las prisiones, el resultado final ha sido una restricción general de la libertad de culto para todos los reclusos.
El pastor Shahbaz cuenta que se decretó la interrupción de las visitas a principios del 2016, cuando “el ex inspector general, Mian Farooq Nazir, impuso una prohibición de que líderes religiosos y educadores accedieran a las cárceles e hicieran visitas a los prisioneros”. Esta decisión también impacta en la duración del tiempo de detención, puesto que una ley promulgada en 1978 establece una reducción de la pena en caso de que el recluso apruebe exámenes académicos, los cuales hora ya no se permiten más.
La situación de los detenidos cristianos en Pakistán, país donde la mayoría de la población es islámica, es lamentable. La mayor parte de ellos revela los maltratos que sufren a causa de su religión. Se quejan por el hecho de que el comportamiento de los demás reclusos y de los guardias cambia ni bien se enteran de que ellos profesan el cristianismo. A partir de ahí, pasan a ser tratados como “intocables” y se los obliga a tareas consideradas degradantes, como la limpieza de los baños.
Pero eso no es todo: debido a las demoras burocráticas del sistema judicial, los cristianos corren el riesgo de permanecer tras las rejas por largos períodos, sobre todo si son acusados de blasfemia, un delito que en el Pakistán se castiga con la pena de muerte. Los activistas sostienen que es frecuenta que estas denuncias sean efectuadas a modo de venganza personal o porque hay un interés puntual de los acusadores. Los defensores de derechos humanos agregan que la cuestión más espinosa es que los tribunales emplean años para dar con la veracidad de los hechos, y en todo caso, absolver a los inculpados. Mientras tanto, las personas recluidas languidecen en las celdas.
Uno de ellos, Yousuf Sodagar, asistente social, recuerda: “Por error, fui llevado a la cárcel en 1993. Le pedí al inspector si podía conceder un permiso para que los detenidos pudiesen rezar juntos. Desde un principio, nos concedieron dos momentos de adoración, luego uno solo. Un tiempo después, cuando me encontré con el superintendente de las cárceles del distrito de Kasur, él me dijo que los cristianos tendrían que haber rezado de manera decente y con música a un volumen bajo”.