Wabag: acusaciones de brujería, diócesis en defensa de las víctimas
La violencia física contra los acusados de practicar la brujería todavía está muy extendida en el país: numerosos casos de tortura y asesinatos debido a esta creencia infundada. La Iglesia local, comprometida en la ayuda a los afectados, la ha incluido como una prioridad en su plan pastoral.
Port Moresby (AsiaNews) - Se lo conoce comúnmente por el acrónimo SARV (Sorcery Accusation Related Violence): es la violencia física que sufren los acusados de practicar brujería. Es un fenómeno que sigue estando muy difundido en Papúa Nueva Guinea y sobre todo en la provincia de Enga, donde se encuentra la diócesis católica de Wabag. Las creencias populares sobre prácticas relacionadas con la brujería siguen arraigadas: no es raro que toda una comunidad se ensañe contra una persona acusada de realizar ritos ocultistas y conjuros hasta llegar a torturarla y matarla.
"Cuando ocurren casos de muertes difíciles de explicar sin los conocimientos médicos adecuados, es común que la gente crea que ha ocurrido a consecuencia del sanguma, un término que se usa para referirse a la brujería”, dice un informe elaborado por la Conferencia Episcopal de Papúa (CBCPNGSI) junto con la Mesa para los migrantes y refugiados. “Incluso en casos como las muertes por SIDA, los familiares de los fallecidos culpan a la brujería para evitar el estigma. La intervención de un glasman (adivino, n.d.r.) define las causas de la muerte y revela el nombre de la persona que realizó la brujería. Una vez que la familia del fallecido hace las primeras acusaciones contra una persona, esta es juzgada por toda la comunidad, torturada y muchas veces asesinada sin ninguna prueba”.
La diócesis de Wabag está fuertemente comprometida en la lucha contra el SARV y lo ha incluido como un punto crítico y prioritario en su plan pastoral 2021-2025. “Desde el obispo, Arnold Orowae, pasando por el coordinador de Caritas diocesana, Peter Pumbu, hasta los sacerdotes, laicos y voluntarios, todos están comprometidos en la lucha contra esta violencia infundada - explica el informe -. El esfuerzo no consiste solo en el intento extremo (y muchas veces peligroso) de rescatar a las víctimas, sino también en el trabajo de prevención y concientización de las personas”.
Actualmente la diócesis de Wabag está ayudando y atendiendo a 14 víctimas del SARV, entre las cuales hay 3 niños. El informe de 2020 registró 9 muertes por tortura y golpizas. El caso más reciente ocurrió el 8 de septiembre de 2021, cuando una mujer estaba recibiendo ayuda en una casa segura en la diócesis de Lae y murió a causa de los golpes y las torturas.
En el documento, elaborado tras un cuidadoso análisis y después de visitar los hogares de los voluntarios que atienden a las víctimas, la diócesis identifica 5 puntos fundamentales para ayudar a las víctimas del SARV. El rescate (1) y ponerlas al seguro (2) son los primeros pasos decisivos; a menudo las víctimas han sufrido traumatismos graves por golpes y quemaduras en el cuerpo con barras de metal caliente, lo que requiere hospitalización. Cuando reciben el alta, las víctimas necesitan un lugar seguro, una Casa Segura (3) lejos de la comunidad y los acusadores. Finalmente, se requiere la mediación de la diócesis, que en primera lugar abre una "conferencia" sobre el caso con la comunidad de la víctima (4), y luego garantiza que la reintegración (5) a la aldea se realice de la manera más segura y protegida posible. “En muchos casos, las víctimas del SARV permanecen incluso más de 6 meses al cuidado del equipo diocesano”.
En la parroquia de Pina el sacerdote local puso a disposición una casa para albergar a tres mujeres acusadas de brujería. Junto con ellas viven dos niños que quedaron huérfanos cuando sus padres fueran acusados y asesinados en octubre de 2020. La diócesis organizó recientemente un taller de 5 días para concientizar a la población y brindar herramientas adecuadas para la lucha contra este fenómeno. "Con la ayuda de médicos y profesionales de la salud se explicó a los participantes que la mayoría de las muertes se corresponden con enfermedades y dolencias científicamente comprobadas, como el HIV, la tuberculosis, el infarto, etc. - concluye el informe - y que la brujería no tiene nada que ver con esas muertes repentinas”.