Papa: 'No al armamentismo, sí al encuentro entre los pueblos' en Asia-Pacífico
La exhortación en el Ángelus, al terminar la misa que celebró en el estadio de Port Moresby. El mensaje a los fieles papúes: "No están aislados, aquí también el Señor se hace cercano". En la extrema frontera de Vanimo tuvo lugar el encuentro con los misioneros y recordó el ejemplo del mártir Giovanni Mazzucconi, dispuesto a todo para llevar el mensaje de salvación del Evangelio, junto con el del catequista local Peter To Rot, también beato, que entregó su vida por defender la familia.
Port Moresby (AsiaNews)- “No al armamentismo ni a la explotación de la casa común. Sí al encuentro entre los pueblos y las culturas; sí a la armonía del hombre con las criaturas”, pidió el Papa Francisco esta mañana desde Port Moresby para todos los pueblos del mundo, y en particular "para esta gran región del mundo entre Asia, Oceanía y el Océano Pacífico. Paz, paz para las naciones y también para la creación”, dijo el pontífice antes de recitar el Ángelus y después de la hermosa liturgia eucarística que presidió en el estadio Sir John Guise ante 35 mil personas. Una celebración animada y engalanada con los trajes y danzas tradicionales de los pueblos del archipiélago.
En la homilía de la misa Francisco reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de hoy, que habla de la curación del sordomudo, y volvió a abordar el tema del aislamiento, una situación tan común para la gente que vive en esta región del mundo. La Decápolis, donde vivía el hombre a quien Jesús hizo este milagro, también estaba "en una zona geográfica que, en el lenguaje actual, llamaríamos 'periferia'", comentó el pontífice. Y también en Papúa Nueva Guinea hay muchos lugares a los que sólo se puede llegar después de horas de caminar por la selva o navegar en un barco. Pero hay un aislamiento aún más doloroso, explicó el Papa: el de aquellos que "se separan de la comunión y de la amistad con Dios y con los hermanos". Y a este aislamiento Dios "responde con la cercanía de Jesús".
“Y ustedes hermanos y hermanas, que habitan en esta tierra tan lejana - dijo Francisco - tal vez tienen la impresión de estar separados, separados del Señor, separados de los hombres, pero no es así, no: ¡ustedes están unidos, unidos en el Espíritu Santo, unidos en el Señor! Y el Señor dice a cada uno de ustedes: 'Ábrete'. Éso es lo más importante: abrirse a Dios, abrirse a los hermanos, abrirse al Evangelio y hacer de él la brújula de nuestra vida. También a ustedes hoy les dice el Señor: '¡Ánimo, no temas, pueblo papú! ¡Ábrete! Ábrete a la alegría del Evangelio, ábrete al encuentro con Dios, ábrete al amor de los hermanos'".
En la homilía de la misa en el estadio de Port Moresby, Francisco volvió hoy a señalar el ejemplo del beato Giovanni Battista Mazzucconi, el primer mártir del PIME, asesinado en 1855 cuando llegaba a la isla Woodlark "para que nadie - dijo el Papa - quedara sordo frente al mensaje gozoso de la salvación, y a todos se les pudiera soltar la lengua para cantar el amor de Dios. Que así sea, hoy, también para ustedes".
Porque la misión ad gentes, la decisión de dejarlo todo para ir a anunciar el Evangelio de Jesús, nunca se ha interrumpido en Papúa Nueva Guinea. Y el mismo Francisco quiso demostrarlo esta tarde yendo a Vanimo, una diócesis aún más aislada de Papúa Nueva Guinea, en la frontera con Indonesia. Llegó allí a bordo de un avión de carga militar puesto a disposición por la Fuerza Aérea Australiana. Dirigiéndose a la comunidad católica local, en la explanada frente a la pequeña catedral, el Papa recordó que "los religiosos, religiosas, catequistas y misioneros laicos no han dejado de predicar la Palabra de Dios y de ofrecer ayuda a los hermanos, en la atención pastoral, en la educación, en la salud y en muchos otros ámbitos, afrontando no pocas dificultades, para ser instrumento de paz y de amor para todos".
Pero es una tarea que cada uno está llamado a realizar también donde vive, formando "una gran orquesta", como la que lo recibió en la visita a los amigos misioneros argentinos de la parroquia de Baro, a la que Francisco quiso acudir llevando ayudas y medicamentos, pero también Biblias, rosarios y algunos instrumentos musicales. Porque juntos se hace posible “recomponer rivalidades, superar divisiones - personales, familiares y tribales -; desterrar el miedo, la superstición y la magia del corazón de las personas; poner fin a comportamientos destructivos como la violencia, la infidelidad, la explotación, el uso del alcohol y de las drogas: males que aprisionan y hacen infelices a muchos hermanos y hermanas, también aquí".
El amor es más fuerte y "su belleza puede sanar el mundo", explicó el Papa. Y en Papúa Nueva Guinea así lo demuestra también otro gran ejemplo de santidad encarnada en la cultura local: el beato Pedro To Rot, "esposo, padre, catequista y mártir de esta tierra, que dio su vida precisamente para defender la unidad de la familia frente a aquellos que querían socavar sus cimientos”, recordó Francisco.
Al despedirse de Vanimo y de su naturaleza incontaminada, el Papa evocó la palabra "paraíso" que muchos turistas asocian con tanta belleza. “Pero sabemos - añadió - que el tesoro más grande no es ése. Hay otro, más bello y fascinante, que se encuentra en el corazón de todos ustedes y que se manifiesta en la caridad con la que se aman unos a otros. Ése es el don más valioso que pueden compartir y dar a conocer a todos, haciendo famosa a Papúa Nueva Guinea no sólo por su variedad de flora y fauna, por sus encantadoras playas y por su mar límpido, sino también y sobre todo por las personas buenas que viven aquí. Se los digo especialmente a ustedes, niños, con sus sonrisas contagiosas y su alegría desbordante que resplandece por todas partes - concluyó -. Ustedes son la imagen más hermosa que cualquiera que parte de aquí puede llevarse consigo y conservar en el corazón".
24/04/2024 15:32