Los Carmelitas de María Inmaculada, una escuela para los últimos de Nepal

de Nirmala Carvalho

El testimonio del p. Ajo Thelappilly, sacerdote católico indio, misionero desde hace una década en una de las zonas más pobres al pie del Himalaya. "La Iglesia local aquí está todavía en sus inicios. El sueño de poder arrebatar a los pequeños del trabajo en los mercados o en los hoteles de la ciudad.

Bombay (AsiaNews) - Misionando en una zona muy pobre del oeste de Nepal. Con un gran sueño que está dando sus primeros pasos: el de abrir una escuela en Dhangadhi para darles un futuro a los hijos de quienes viven en esta periferia extrema a los pies del Himalaya. Esta es la frontera misionera del padre Ajo Thelappilly, sacerdote católico indio de los Carmelitas de María Inmaculada (CMI), coordinador de las obras sociales del Nepal Carmel Mata Samaj, una ONG activa en Nepal desde hace unos diez años en el marco de la misión que este instituto religioso abrió en el país.

"Llegamos el 22 de marzo de 2011 -cuenta el padre Thelappilly- a petición del obispo Anthony Sharma, jesuita y primer obispo local de Nepal, que falleció en 2015. Pertenecemos a la Provincia de San Juan de nuestro instituto, que además de en el norte de la India tiene misiones fuera de nuestro país de origen. Actualmente aquí en Nepal somos seis misioneros activos en cuatro misiones diferentes: Punarbas y Parasan, en el distrito de Kanchanpur, y en Dhangadhi y Phulwari, en el distrito de Kailali, todas ellas en la parte más occidental del país".

En comparación con la capital, Katmandú, estas son zonas mucho más subdesarrolladas de Nepal. "Sus habitantes -continúa el p. Ajo- pertenecen principalmente a los grupos Magar, Chhetri y Tharu, conocidos por sus antiguas tradiciones y su cultura. La agricultura les ofrece un sustento básico, pero en los mercados locales ganan muy poco con sus productos. De vez en cuando, en la región caen fuertes lluvias con las consiguientes inundaciones, que hacen la vida aún más difícil. También hay personas que no tienen tierras y dependen por completo del trabajo diario en la vecina India o en Dhangadhi, la ciudad más importante de la zona. La mayoría de sus hijos trabajan en hoteles y mercados como mano de obra infantil".

En este contexto, la presencia de los misioneros se realiza a través del Nepal Carmel Mata Samaj, una ONG registrada según las normas y reglamentos del gobierno nepalí. Su consejo está formado por siete ciudadanos nepaleses, cuatro de los cuales son sacerdotes del Vicariato de Nepal. El Nepal Carmel Mata Samaj lleva a cabo programas educativos, de atención sanitaria y de promoción a la juventud para todos los estratos de la sociedad. Ahora también está a punto de abrir una escuela en Dhangadhi, que llevará el nombre de Carmel School.

La elección de centrarse en la educación no es, obviamente, casual: "Esta provincia, habitada por 2,5 millones de personas, tiene un acceso limitado a los servicios básicos", cuenta el misionero indio. "El índice de pobreza en las estadísticas oficiales alcanza casi a la mitad de la población. También son zonas que se caracterizan por la discriminación generalizada de género y de casta. La falta de una educación adecuada y de desarrollo económico son graves obstáculos para el bienestar general de la población. Muchas escuelas están influenciadas políticamente y son corruptas, y la calidad de la educación pasa a un segundo plano. La mayoría de estas escuelas ni siquiera tiene medidas antisísmicas, a pesar de que esta región está muy expuesta a los terremotos".

La participación de la población local en el proyecto de la nueva escuela ha sido alentadora. "Fueron ellos -explica el P. Thelappilly- quienes nos ayudaron a obtener el terreno para la escuela y lo pusieron a nuestra disposición a un precio razonable. Las escuelas locales también emitieron certificados de no oposición, demostrando su interés en que nuestra escuela se hiciera realidad. Aunque no dispongan de recursos financieros, la gente de aquí siempre está dispuesta a prestar sus servicios en todo lo que necesitemos para cumplir el sueño de una escuela de calidad".

Una labor social que se enmarca en el compromiso de anunciar el Evangelio y apoyar a la pequeña Iglesia local, que es el corazón de la labor de los Carmelitas de María Inmaculada en Nepal: "La Iglesia local está todavía en sus inicios, pero su presencia se hace sentir en cada actividad", concluye el P. Ajo. "Que Dios nos bendiga a todos en el servicio de su Reino".

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