El nuevo año de Asia Central y el Cáucaso
Las repercusiones de la presidencia de Trump en los equilibrios de la región, el retorno de las oportunidades para Gazprom y Rosatom en Uzbekistán y Kazajistán, el estancamiento de las negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán, el choque político en Georgia: predicciones de los analistas sobre las cuestiones más importantes de 2025 en Asia Central y el Cáucaso.
Astana (AsiaNews) - Un grupo de periodistas de la redacción de Radio Svobodnaja Evropa / Radio Azattyk se ha asomado al futuro del año que acaba de comenzar, intercambiando opiniones y previsiones. Algunos temas forman parte de los escenarios compartidos a un nivel mucho más amplio, como el conflicto de Ucrania que se ha convertido ya en un enfrentamiento global entre Occidente y un bloque de países que se está formando en torno a Rusia, o el creciente crecimiento de los movimientos populistas que aumentan la fuerza de los líderes autoritarios a medida que las instituciones democráticas se resquebrajan progresivamente.
Obviamente, todo el mundo está a la espera de los movimientos del nuevo/viejo presidente estadounidense Donald Trump, desde la dinámica comercial transatlántica hasta la política en los Balcanes, Oriente Medio y Asia. Vitalij Portnikov reitera su escepticismo sobre el final de la guerra en Ucrania, incluso si uno de los bandos lograra algún tipo de victoria, un resultado actualmente más probable para Moscú que para Kiev, y desde aquí se cifran las esperanzas en un papel positivo de Trump. La posible desaceleración de Putin, sin embargo, puede estar más relacionada con las incertidumbres de la economía rusa que con los acuerdos internacionales. Para Ucrania, el factor clave se refiere a las garantías de seguridad que Europa y Occidente podrán ofrecer, y a la capacidad de la población para no dejarse influir demasiado por la injerencia rusa en la sociedad ucraniana.
En cuanto a Asia Central, el experto Chris Rickleton predice un mayor crecimiento de los regímenes autoritarios, acompañado de un retorno de la influencia rusa en la región. Las compañías energéticas Gazprom y Rosatom están logrando importantes resultados en Uzbekistán, impulsando las exportaciones de gas ruso, y también están ocupadas construyendo centrales nucleares en Uzbekistán y Kazajistán, tras el referéndum de octubre que dio luz verde a una operación de la que será difícil mantener alejados a los rusos. Habrá que ver, sin embargo, hasta qué punto las aspiraciones de los pueblos centroasiáticos se dejarán sentir en la descolonización de las lenguas locales, y no sólo eso, con respecto al legado ruso-soviético.
Al mismo tiempo, China sigue reforzando su amistad con los países de Asia Central, con la ayuda de una diplomacia discreta y de los muchos miles de millones en inversiones, especialmente en transporte y energías renovables en la región. Los regímenes en el poder son ya muy autoritarios, sobre todo los de Turkmenistán y Tayikistán, pero también en Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, los periodistas y las voces críticas ya no pueden ser verdaderamente protagonistas, con leyes cada vez más restrictivas, detenciones y condenas, y una reducción cada vez mayor de las libertades y los derechos.
Joshua Kuchera, periodista residente en Tiflis, observa que el año pasado hubo esperanzas de una pacificación definitiva entre Armenia y Azerbaiyán, pero los acuerdos siguen pendientes y no se sabe cuándo se firmarán ni si se firmarán, debido sobre todo a la resistencia de Bakú, pero también al descontento generalizado en Ereván. La atención del Cáucaso se ha centrado por tanto en Georgia, con una crisis en curso que no augura un año muy tranquilo, entre continuas protestas callejeras y formas de represión policial no vistas por estos lares desde la época soviética. Lo único que puede decirse es que a finales de 2025 Georgia será muy diferente de lo que es hoy, de una forma u otra, en la brecha entre Rusia y Europa.
Otras intervenciones de los redactores y expertos abordan también Bielorrusia, donde el totalitarismo de Aleksandr Lukašenko pretende reintroducirse en formas aún más radicales con la reelección sin oposición del próximo 26 de enero. Escenarios importantes conciernen a Irán, donde se esperan señales de «moderación» por parte del nuevo presidente Masud Pezeshkyan, o Hungría, donde las iniciativas de Péter Magyar, antiguo leal de Viktor Orban que ha fundado el nuevo movimiento Tisza - Partido del Respeto y la Libertad, ganando una veintena de escaños en el Parlamento Europeo, considerando también el «parentesco» histórico-cultural de los magiares con los centroasiáticos, podrían resultar sorprendentes. Por último, se esperan señales de la UE de una verdadera «solidez europea», no sólo para contener los flujos migratorios o limitar las influencias prorrusas del húngaro Orban y el eslovaco Fico, sino para ofrecer realmente una imagen y una capacidad de relación en todos los ámbitos con los asiáticos, arrebatando Eurasia al control de Putin.
17/12/2016 13:14
22/03/2017 13:04