'Mujeres, portadoras de vida'. Nuevo llamamiento por la paz
El Papa Francisco recordó en el Ángelus el Día Internacional de la Mujer: todavía queda "mucho trabajo" que hacer para alcanzar la "igual dignidad". Cercanía con los "hermanos musulmanes" que esta noche comienzan el Ramadán. Preocupación por los enfrentamientos en Haití: "Que cese todo tipo de violencia". Invocó la paz para la República Democrática del Congo, Tierra Santa y la "martirizada Ucrania".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Quisiera dirigir un pensamiento y expresar mi cercanía a todas las mujeres, especialmente a aquellas cuya dignidad no se respeta”, dijo hoy el Papa Francisco al terminar el Ángelus en este cuarto domingo de Cuaresma, en referencia al 8 de marzo pasado, Día Internacional de los Derechos de la Mujer. Exhortó después a las "instituciones sociales y políticas", que "tienen el deber fundamental de proteger y promover la dignidad de todo ser humano". Y, por tanto, ofrecer a las mujeres, "portadoras de vida", la posibilidad de "acoger el don de la vida y garantizar a sus hijos un cuidado digno". Bergoglio recordó asimismo que todavía queda "mucho trabajo" por hacer "para que se reconozca concretamente la igual dignidad de la mujer".
Desde la ventana del Palacio Apostólico, frente a la plaza de San Pedro colmada de fieles a pesar del día nublado, el Papa expresó luego su cercanía a los "hermanos musulmanes" que esta noche comienzan el Ramadán. Saludó también especialmente a la nutrida delegación de la comunidad católica de la República Democrática del Congo que se había congregado cerca del Obelisco Vaticano, y le pidió que rezaran junto con él por la paz en el país, oprimido por los enfrentamientos entre el ejército del gobierno y el grupo armado M23 en la región nororiental de Kivu. Volvió a pedir paz para la "martirizada Ucrania" y Tierra Santa. "Que cesen lo antes posible las hostilidades que causan inmensos sufrimientos a la población civil", dijo Francisco, en relación con la entrevista con RSI (Radio Televisión Suiza) que se emitió ayer, en la que pedía "el coraje de la bandera blanca, de negociar”.
El Santo Padre expresó "preocupación y dolor" por el aumento de la violencia en Haití. En la capital, Puerto Príncipe, "ciudad sitiada" según una alerta de la ONU, se han registrado en las últimas horas nuevos enfrentamientos y asedios de edificios institucionales y no institucionales, a manos de bandas criminales. “Estoy cerca de la Iglesia y del querido pueblo haitiano, que sufre mucho desde hace años”, afirmó, llamando una vez más la atención sobre la crisis humanitaria que afecta al país. "Os invito a rezar, por intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, para que cese toda violencia", añadió el Pontífice, que en enero había pedido la liberación de seis religiosas de la Congregación de Santa Ana secuestradas en Puerto Príncipe. "Y para que todos ofrezcan su contribución al crecimiento de la paz y la reconciliación en el país, con el apoyo renovado de la comunidad internacional".
Antes de rezar la oración mariana, el Papa Francisco comentó el pasaje del Evangelio de Juan que se lee este domingo (Jn 3, 14-21). Jesús - dijo - se dirige a Nicodemo, "un fariseo", que va a buscar al Mesías "de noche, para no ser visto", porque había "reconocido en él a un maestro enviado por Dios". Él le explica a Nicodemo que fue enviado al mundo no para "condenar", sino para "salvar", señaló Bergoglio. Jesús "lee el corazón de cada uno de nosotros", dijo el Papa, "y esta capacidad puede resultar inquietante porque, si se utiliza mal, hace daño a las personas, exponiéndolas a juicios sin misericordia". Pero el Señor utiliza "el conocimiento de nuestras debilidades" para "abrazar nuestra vida, para liberarnos de los pecados y salvarnos", explicó.
“La mirada del Señor sobre cada uno de nosotros no es un faro cegador que deslumbra y nos pone en dificultad”, prosiguió el Santo Padre, observando que su presencia es más bien “el suave resplandor de una lámpara amiga, que nos ayuda a ver en nosotros el bien y a darnos cuenta del mal." “Porque - como dice el Evangelio del hoy - quien hace el mal aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”. Y siguiendo esta luz es posible "convertirse y sanar con el sostén de su gracia". Como es su costumbre, al terminar los saludos finales el Papa Bergoglio pidió que rezaran por él.