'Bendición a las parejas irregulares: sí, pero sin confusión con el matrimonio'
Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe aprobada por el Papa Francisco sobre la cuestión de las uniones de los divorciados y las parejas homosexuales que piden la bendición de la Iglesia. Apertura a un gesto de "caridad pastoral", pero fuera de un contexto litúrgico, separado de las uniones civiles y sin ritual, para no provocar confusiones con el matrimonio como sacramento "cuya verdad es perenne". "No a las reivindicaciones de estatus, sino confianza en la gracia de Dios".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Un sacerdote católico puede aceptar el pedido de una bendición que hacen parejas en situación irregular desde el punto de vista del derecho canónico y parejas del mismo sexo. Pero debe hacerse de manera que quede claro que este tipo de bendición es algo distinto del sacramento del matrimonio. La disposición se encuentra en la Declaración Fiducia supplicans sobre el significado pastoral de las bendiciones, que fue aprobada por el Papa Francisco y publicada hoy por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El texto -que lleva la firma del prefecto, el cardenal Víctor Manuel Fernández, y el secretario, Mons. Armando Matteo- se pronuncia sobre un tema muy candente en el debate interno de la Iglesia católica, que también fue planteado en vísperas del Sínodo por algunos cardenales (Walter Brandmüller, Raymond Leo Burke, Juan Sandoval Íñiguez, Robert Sarah y Joseph Zen Ze-kiun) en algunas Dubia (preguntas doctrinales) que presentaron al Papa Francisco.
El documento que se difundió hoy desarrolla la respuesta que el pontífice ya había dado a la pregunta en cuestión, en la que afirmó que "en la relación con las personas, no se debe perder la caridad pastoral, que debe impregnar todas nuestras decisiones y actitudes"; y en consecuencia invitaba a "discernir adecuadamente si existen formas de bendición" que, sin "transmitir un concepto erróneo del matrimonio", puedan dar respuesta a lo que es "un pedido de ayuda de Dios, una súplica para poder vivir mejor".
En esta dirección, la declaración Fiducia supplicans profundiza lo que denomina "el significado de las diferentes bendiciones". El Dicasterio para la Doctrina de la Fe reitera en la introducción que "son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos», y lo que lo contradice." Define la doctrina católica del matrimonio como "perenne" y explica que "sólo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su significado natural, adecuado y plenamente humano".
Al mismo tiempo, sin embargo, invita a una "comprensión teológico-pastoral de las bendiciones" que el sacerdote ofrece en su ministerio. “Quien pide una bendición - explica el documento vaticano - se muestra necesitado de la presencia salvífica de Dios en su historia, y quien pide una bendición a la Iglesia reconoce a esta última como sacramento de la salvación que Dios ofrece. Esta petición debe ser, en todos los sentidos, valorada, acompañada y recibida con gratitud. Las personas que vienen espontáneamente a pedir una bendición muestran con esta petición su sincera apertura a la trascendencia, la confianza de su corazón que no se fía sólo de sus propias fuerzas, su necesidad de Dios y el deseo de salir de las estrechas medidas de este mundo encerrado en sus límites”.
En este horizonte más general - situado fuera de los ritos litúrgicos y muy común en las formas de piedad popular - la bendición se convierte en un gesto que acompaña el camino, sin exclusiones hacia nadie. En este preciso contexto donde se debe situar también el tema de la bendición de las parejas en situación irregular y las parejas del mismo sexo. Debe leerse como "la invocación de una bendición del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo. Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama “gracias actuales” – para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino".
Con la conciencia de que "la gracia de Dios, de hecho, actúa en la vida de aquellos que no se consideran justos, sino que se reconocen humildemente pecadores como todos". Sin embargo, sigue siendo esencial - leemos en el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe - "acoger la preocupación del Papa, para que estas bendiciones no ritualizadas no dejen de ser un simple gesto que proporciona un medio eficaz para hacer crecer la confianza en Dios en las personas que la piden, evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento". "Por esta razón, no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición. En la oración breve que puede preceder esta bendición espontánea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad".
“De todos modos - concluye el texto difundido hoy por el Vaticano - precisamente para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo, cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo. En cambio, tal bendición puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación". Porque a través de estas bendiciones "no pretendemos legitimar nada sino sólo abrir la vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor, y también invocar al Espíritu Santo para que se puedan vivir con mayor fidelidad los valores del Evangelio".
En la foto: el Palacio del Santo Oficio, sede del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
16/06/2021 12:38
15/07/2021 10:25