“Tenemos testigos, tenemos fe”: el Año Nuevo de los abogados chinos que luchan por los derechos humanos
A causa de una demolición forzada, el joven Fan Huapei (范华培), de Zhengzhou, mató a tres personas antes de ser herido de muerte. Este es el nivel de desesperación que atraviesan quienes han asistido a la universidad. La policía lo mató pese a que podía capturarlo con vida. En su funeral, las otras víctimas que también fueron heridas y humilladas de la misma manera, fueron respetuosos hacia él. Esto debiera hacer reflexionar.
Hong Kong (AsiaNews) – Las violaciones a los derechos humanos y “la pobreza que se oculta tras una imagen luminosa y ordenada de la nación” son denunciadas en un documento con el cual el Chinese human rights lawyers group se despide del 2016 y da la bienvenida al 2017.
A continuación presentamos los principales episodios referidos. Traducción de AsiaNews.
A raíz de una demolición forzada, el joven Jia Jinglong (贾敬龙) mató al funcionario responsable del pueblo, disparándole con una pistola. Jia fue ajusticiado en el 2016. Antes de su muerte, dijo a su abogado y a su familia que quería donar sus órganos y dejó un conmovedor poema para despedirse del mundo. Tenía un corazón noble. Si no se hubiera tratado de una cuestión de estabilidad social y seguridad política, le habrían perdonado la vida, ya que había tratado de resolver la disputa en contadas ocasiones. Se habría entregado adrede.
Hemos visto la ciudad sofocada por una creciente polución ambiental que parece no tener fin; hemos visto comida contaminada y vacunas envenenadas; hemos visto cómo la supresión de la sociedad golpea a unos y a otros, y aumenta los crímenes violentos. Hemos visto la muerte de Lei Yang (雷洋) y el ultraje de la opinión pública que devino de ella, los suaves castigos aplicados a los funcionarios de policía y su creciente abuso de poder. Hemos visto el declive económico y la devaluación de la moneda. Hemos visto la profunda sensación de inseguridad que oprime a la clase media.
Para los abogados que defienden los derechos humanos, el 2016 ha sido un año de ansiedad, de terror y de perseverancia.
En el 2016 –al igual que en el 2015- los defensores chinos de los derechos humanos han seguido padeciendo mucho. La sociedad civil ha sido saqueada, los ciudadanos activistas y los disidentes intelectuales fueron encarcelados, uno por uno, algunos estuvieron desaparecidos durante semanas antes de que se pudiera tener noticias de su detención. Otros, aún permanecen aislados. En una sucesión ininterrumpida, amigos y familiares han fijado carteles dando aviso de “personas desaparecidas” –desaparecidas con el uso de la fuerza. Éstas incluyen: la pareja de Ge Jueping (戈觉平) y Luo Guoying (陆国英), Gu Yimin (顾义民), Hu Cheng (胡诚), Wang Wanping (王婉平), Chen Zongyao (陈宗瑶), Sun Cun (孙林), Deng Hongcheng (邓洪成), Xiao Bing (肖兵), Wang Jianhua (王建华), Li Nanhai (李南海), Ding Yan (丁岩), Wang Jun (王军), Deng Jianfeng (邓剑峰, que acaba de ser liberado), Ma Zhiquan (马志权), Wang Wei (王威), Dong Lingpeng (董凌鹏), Song Liqian (宋立前), Huang Anyang (黄安阳), Huang Qi (黄琦), Pu Fei (蒲飞, liberado recientemente), Liu Feiyue (刘飞跃), Xiong Feiling (熊飞骏), Wang Fei (王飞, a.k.a. Hai Di [海底]), y una larga lista que incluye a otras personas. Estos defensores de los derechos humanos han sido acusados de atentar contra la seguridad, y han sido puestos bajo vigilancia restringida en localidades preestablecidas, sin tener acceso a abogados o a formas de comunicación. Han sido constreñidos al aislamiento, impotentes, a fin de obtener confesiones. Este tipo de castigo ha sido utilizado una y otra vez, reiteradamente, contra los abogados que defienden los derechos humanos en “709 casos”.
Tras haber pasado un año en régimen de aislamiento y con mucha preparación de las autoridades, Hu Shigen (胡石根), Zhou Shifeng(周世锋) y otros dos fueron arrastrados ante una corte para atravesar un proceso que fue una farsa. Cada uno de ellos declaró ser culpable y se arrepintió, sin apelar la sentencia. La defensa, en lugar de presentar protestas, mostró estar en sintonía con los procuradores.
En cuanto a la condena a 10 años de prisión para Chen Shuqing(陈树庆) y Lü Gengsong (吕耿松), del Partito demócrata de Zhejiang – ésta se ha convertido, una vez más, en el símbolo de hasta qué punto están absolutamente prohibidas la organización y las reuniones independientes, y de cómo, aquellos que son acusados, pueden ser imputados una y otra vez por un mismo “delito”.
La detención secreta del abogado defensor de los derechos humanos Jiang Tianyong (江天勇) hacia fin de año ha sido una continuación y un desarrollo de los 709 arrestos. Todos saben para qué se los arresta: para cortar el sostén económico de las familias de los 709 abogados detenidos y convertir en vano cualquier esfuerzo orientado a salvarlos. De esta forma, se ven obligados a hacer frente al sistema, con la esperanza –de las autoridades- de que ellos se resignen y cesen de protestar en nombre de sus seres queridos. El caso de Jiang es una advertencia clara sobre las dificultades y sobre le urgencia que afrontan los abogados chinos que luchan por los derechos humanos
A lo largo del año, hemos visto un despertar y una creciente conciencia de los derechos en China. Hombres y mujeres han salido a las calles para defender sus casas, han firmado petitorios, han salido a apoyar a Lei Yang y Jia Jinglong, tanto en persona como por internet.
Después de 17 años de perseverancia, los abogados lograron reunirse con Xie Yang (谢阳) y Wu Gan(吴淦). Estos dos jamás se rindieron, y tampoco callaron sobre la crueldad de la prisión, sino que nuevamente mostraron la fuerza de su compromiso desde dentro de la cárcel. Estas personas, que la élite cultural china ve como manzanas podridas de la sociedad, en realidad son modelos de tenacidad y de coraje, además de una fuente de inspiración.
En tanto, las mujeres de los abogados perseguidos también han demostrado coraje, sabiduría y determinación a la hora de ayudarse mutuamente. Entre ellas, podemos mencionar a Wang Qiaoling (王峭岭), Li Wenzu (李文足), Chen Guiqiu (陈桂秋), Yuan Shanshan (原珊珊), Liu Ermin (刘二敏), Fan Lili (樊丽丽) y a otras. Han sido amenazadas, intimidadas, golpeadas, encerradas, pero no se han detenido. Sus esfuerzos han dado una amplia visibilidad a los casos de sus maridos. Ella son dulces, pero no son débiles. Han derramado lágrimas al hablar de sus maridos mantenidos en prisión, pero jamás demostraron debilidad ante las autoridades ni suplicaron una falsa clemencia. Para ellas, sus maridos son héroes, no criminales. Conforman un grupo de mujeres extraordinarias que han defendido los derechos en medio de duras adversidades, a su manera.
No hay ninguna exageración en decir que cada vez que se abusa de los derechos humanos en China, allí se lucha por defenderlos: en Suzhou, Wuxi, Chengdu, Wenzhou, Fuzhou, Guangzhou, Shenzhen…
Porque hemos nacido para ser testigos, tenemos razón al creer que este año nuevo, los abogados chinos que luchan por los derechos humanos, resueltos e idealistas, harán lo posible para llevar luz y esperanza a la cortina de hierro que el régimen comunista continúa desplegando. Creemos que la naturaleza humana clama por la libertad y que ésta no debe frenarse por voluntad de algún que otro tirano. Llegará el día en que los derechos humanos serán tenidos en cuenta y serán respetados, y los abogados que los defienden tendrán libres y amplias oportunidades de seguir su vocación.
Con el avance progresivo de Internet y el creciente impacto de duros problemas sociales que se dan en cada uno de los que viven en China, la ideología y la doctrina predicadas por el Partido comunista pasarán a tener cada vez menos asidero. Cualquiera que haya visto afectados sus intereses o que se haya visto perjudicado es un potencial aliado.
En el 2017, déjennos obedecer a la llamada que nos viene del corazón. Déjennos continuar combatiendo entre espinas y malezas, para llevar a término nuestro trabajo. En esta época de gran cambio, déjennos poner más piedras angulares para sostener el mejoramiento de los derechos humanos en China.