“No al sistema anti-misiles THAAD”: los obispos no quieren que Corea sea “el centro de una nueva guerra fría”

En un documento firmado por los presidentes de la Comisión para la reconciliación y Justicia y Paz, se rechaza la escalada militar y se reafirma que el camino de la paz está en el diálogo y en la promoción del desarrollo, incluso económico, de las dos partes de la península. El recuerdo de las palabras del Papa Francisco en la Casa Azul.

Seúl (AsiaNews)- La Iglesia coreana está preocupada por el hecho de que la península pueda convertirse en “el centro de una nueva guerra fría” si el gobierno de Seúl, en colaboración con los EEUU, lleva adelante el proyecto de la THAAD (Terminal High Altitude Area Defense), el sistema anti-misiles de corto y largo alcance, que fuera aprobado la semana pasada.

En un documento difundido hace algunos días -fechado el 15 de julio- los obispos reafirman que “la paz no se realiza jamás con el poder de las armas, sino a través de la confianza”. El texto lleva la firma de Mons. Pietro Lee Ki-heon, presidente de la Comisión episcopal para la reconciliación (de las dos Coreas) y de Mons. Lazzaro You Heung-sik, presidente de Justicia y Paz.

El documento cita con amplitud frases de la “Pacem in terris”, la encíclica de Juan XXIII, citando: “una paz internacional verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas militares, sino únicamente en la confianza recíproca” (Cfr. “Pacem in terris”, 110-113). Cita también el documento conciliar “Gaudium el Spes” ("La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias” GS, 78) para afirmar su oposición a la aprobación del sistema THAAD, que corre el riesgo de convertir la península en “el centro de una nueva guerra fría” e incrementar así la situación que el Papa Francisco definió como “una Tercera guerra mundial por partes”.

Los obispos citan también el discurso del Papa Francisco en la Casa Azul (el palacio presidencial de Seúl), durante su visita a Corea en 2014. “La diplomacia, como arte de lo posible -dijo el pontífice- está basada en la firme y constante convicción de que la paz se puede alcanzar mediante la escucha atenta y el diálogo, más que con recriminaciones recíprocas, críticas inútiles y demostraciones de fuerza”.

Por eso, los pastores piden a Seúl que detenga el proyecto THAAD, y a Pyongyang, que frene sus proyectos de enriquecimiento nuclear.

Los obispos hacen notar que “la competición” en la escalada militar “acarrea grandes peligros para la humanidad” y crea “sufrimientos económicos entre los pobres”.

Los dos prelados presidentes recuerdan como elemento negativo la clausura del complejo industrial de Kaesong, que llevaba bienestar a ambos polos de la península y a todo el pueblo coreano, y están preocupados por la “influencia negativa sobre la economía” que podrá traer consigo el proyecto de la THAAD.

Por esto, los obispos piden al gobierno de Seúl “convertir a Corea en un país en el cual se pueda encontrar la reconciliación y la vida en la cooperación, y no en un país peligroso, en el cual se enfrenten las potencias de los Estados”. El camino -escriben ellos- no es el de la “presión militar”, sino el del “diálogo”, el de la “reconciliación y de la cooperación”.

Y siendo que “el desarrollo es el nuevo nombre de la Paz” (“Populorum Progressio”, 76), sólo el desarrollo “puede traernos la paz verdadera”. Según el parecer de los obispos: “la realización de la paz será muy difícil si la situación económica y política empeoran a causa de las tensiones internacionales”.