Bajó el déficit de la Santa Sede. Era de 78 millones de euros y pasó a ser de 11 millones

La cifra se refiere al balance de la Santa Sede en sentido estricto: sesenta entidades al servicio del Papa en su misión de guiar la Iglesia, y no incluye estructuras como la Ciudad del Vaticano o el IOR. Prefecto de la Secretaría de Economía: "Es posible que, en algunos casos, la Santa Sede no sólo haya sido mal aconsejada sino también estafada".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En 2019 la Santa Sede tuvo un déficit de 11 millones de euros, resultante de 307 millones de ingresos y gastos por 318 millones. La cifra es inferior a la de 2018, que fue de 75 millones. El patrimonio neto asciende a 1.402 millones de euros. Estos son los datos que ofreció hoy el padre Juan Antonio Guerrero Alves, Prefecto de la Secretaría de Economía (SPE), en una entrevista con Vatican News.

La cifra se refiere al balance de la Santa Sede en sentido estricto: sesenta entidades al servicio del Papa en su misión de guiar a la Iglesia, en su servicio de unidad en la caridad. Esto incluye evangelización, comunicación, promoción del desarrollo humano integral, educación, ayuda. a iglesias en dificultades, formación del clero, etc. No son las cuentas de todo el Vaticano, que también abarca, por ejemplo, el balance de la Ciudad del Vaticano, es decir, de la Gobernación, el IOR, el óbolo de San Pedro y un buen número de Fundaciones que colaboran con los dicasterios.

En 2019, el 54% de los ingresos, o sea 164 millones de euros, se generó a partir de su mismo patrimonio. La actividad comercial (visitas a las catacumbas que a diferencia de los museos forman parte de la Santa Sede, producciones vendidas por el Dicasterio para la comunicación, Libreria Editrice Vaticana, etc.) y los servicios (tasas por algunos certificados, tasas académicas de instituciones universitarias, etc.), aportaron el 14%, es decir, 44 millones de euros. Las entidades vaticanas que no se consolidan en este balance (IOR, Gobernación, Basílica de San Pedro) contribuyeron con el 14% de los ingresos, 43 millones. Y las donaciones de las diócesis y fieles ascendieron a 56 millones de euros, el 18%. “Las donaciones de los fieles, sumadas al Óbolo, contribuyen en un 35% a los gastos. Los fieles quieren contribuir a la misión de la Iglesia, pero es fundamental una política de transparencia externa y de comunicación capaz de transmitir con precisión cómo utilizamos el dinero que recibimos y administramos. Este es el objetivo que queremos alcanzar, este es el camino que nos ha señalado el Santo Padre”.

En cuanto a los gastos, "podríamos dividir los costos en tres bloques: lo que llamamos “asset management” es de 67 millones de euros, el 21% de los costos, e incluye 18 millones de euros en impuestos y 25 millones de euros destinados a mantenimiento de edificios. Podríamos decir que estos 67 millones de euros son lo que nos cuesta generar los 164 millones de euros de ingresos que mencioné anteriormente y que se derivan de la propiedad. Los servicios y la administración representan el 14% de los gastos. Y los gastos de misión absorben el 65% del total”. Los gastos incluyen el mantenimiento de 125 nunciaturas y misiones permanentes en todo el mundo con 43 millones de euros; y L'Osservatore Romano, Radio Vaticano y Vatican Media, 45 millones de euros. Más aún, si consideramos la Biblioteca, o los Archivos o la Arqueología cristiana, que se ocupan de un patrimonio no solo de la Iglesia, sino de la humanidad, y lo comparamos con instituciones similares, podemos decir que lo hacen con dignidad y, relativamente , con poco dinero. Lo mismo ocurre con las universidades y otros rubros”. “Cada vez - dice el padre Guerrero Alves - que puedo hacer una comparación con otras instituciones similares o equiparables, me parece que la Santa Sede hace mucho con poco, gracias a muchas personas que trabajan con enorme generosidad. No quiero decir que no tengamos que mejorar en muchas cosas. Pero también hay que destacar que hay tantas bien hechas”.

El de la Santa Sede, dice el prefecto de economía, es un "informe de misión". Porque “queremos que el balance explique cómo utiliza la Santa Sede sus recursos para llevar a cabo su misión, que es un servicio a la misión del Santo Padre. Luego hay otro aspecto. La Santa Sede no funciona como empresa o como Estado, no busca beneficios o excedentes. Por lo tanto, es normal que tenga un déficit. Casi todos los departamentos son, de hecho, 'centros de coste': realizan un servicio que no se vende ni se patrocina. Evitar el déficit no es el objetivo de la Santa Sede. Su espíritu es otro. Pensamos que el objetivo es que los costos correspondan a tener todo lo necesario para el servicio de la misión que se nos ha confiado. En este sentido es deseable que podamos tener mucho, si es mucho lo que ayuda al servicio que tenemos que prestar. En otras palabras, no podemos ignorar cuál es la necesidad justa de recursos y cuáles son los recursos disponibles: debemos tener prudencia económica. Pero tampoco podemos pensar y actuar solamente en base a eso, a veces debemos dar más que lo que tenemos para cumplir nuestra misión: debemos tener audacia misionera. Lo que debemos procurar es que el déficit sea sostenible o que esté adecuadamente financiado a largo plazo. Hay muchísimas necesidades en el mundo. Debemos confiar en la Providencia, que actúa a través de la generosidad de los fieles ”.

Por último, respondiendo a una pregunta que se planteó en los "periódicos de esta semana", en clara referencia a Card. Becciu, el padre Guerrero Alves dijo: "Es posible que, en algunos casos, la Santa Sede no sólo haya sido mal aconsejada sino también estafada. Creo que estamos aprendiendo de los errores o imprudencias del pasado. Ahora se trata de acelerar, con el impulso decidido e insistente del Papa, el proceso de conocimiento, la transparencia interna y externa, el control y la colaboración entre los distintos dicasterios. Hemos incorporado a nuestros equipos profesionales del más alto nivel. Hoy en día existe una comunicación y colaboración entre los departamentos en el tema económico para abordar estas cuestiones. La colaboración es un gran paso adelante. La Secretaría de Estado, el APSA y la SPE colaboran de buen grado. Ciertamente podemos cometer errores, equivocaciones o ser engañados, pero me parece más difícil que eso ocurra cuando cooperamos y actuamos con competencia, transparencia y confianza entre nosotros”.