16/04/2021, 14.43
VATICANO - ISLAM
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​Vaticano: mensaje por el Ramadán, cristianos y musulmanes testigos de esperanza

Lo que realmente necesitamos en estos tiempos de sufrimiento y ansiedad es esperanza. Va más allá del optimismo humano, ya que "tiene su raíz en algo religioso: Dios nos ama y por eso nos cuida con su Providencia".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Cristianos y musulmanes: testigos de la esperanza" es el título del mensaje que este año envió el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los musulmanes con motivo del Ramadán y para la fiesta del Id al Fitr, la "Fiesta de la interrupción" del ayuno, que marca el final del mes sagrado.

El documento, firmado por el presidente del Pontificio Consejo, cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J, y el secretario del mismo dicasterio, Mons. Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage, subraya el significado que tiene la esperanza para los creyentes, porque se funda en la "convicción de que los problemas y las pruebas tienen un sentido, un valor y una finalidad, por difícil o imposible que nos resulte comprender el motivo o encontrar una salida".

“Durante estos largos meses de sufrimiento, angustia y dolor, especialmente en los períodos de confinamiento - dice el mensaje - hemos percibido la necesidad de la asistencia divina, y de expresiones y gestos de solidaridad fraterna, como una llamada telefónica, un mensaje de apoyo y consuelo, una oración, ayuda para comprar medicinas o alimentos, consejos y, en pocas palabras, la seguridad de saber que alguien está a nuestro lado en los momentos de necesidad. La ayuda divina, necesaria y buscada sobre todo en circunstancias como la actual pandemia, es múltiple: la misericordia divina, el perdón, la providencia y otros dones espirituales y materiales”.

"Sin embargo, lo que más necesitamos en estos días es la esperanza". La esperanza va más allá del optimismo humano, ya que "tiene su raíz en algo religioso: Dios nos ama y por eso nos cuida con su Providencia, a través de sus caminos misteriosos, que no siempre son comprensibles para nosotros".

“La esperanza nace de la convicción de que la bondad está presente en el corazón de cada persona. A menudo, en situaciones de dificultad o desesperación, la ayuda y la esperanza que trae consigo llegan de donde menos la esperamos. La fraternidad humana, con sus múltiples manifestaciones, se convierte así en una fuente de esperanza para todos, especialmente para los más necesitados. Agradecemos a Dios, nuestro Creador, y también a los hombres y mujeres, nuestros semejantes, la pronta respuesta y la generosa solidaridad mostrada por los creyentes y las personas de buena voluntad, sin afiliación religiosa, en tiempos de catástrofes, tanto naturales como provocadas por el hombre, como los conflictos y las guerras. A nosotros, como creyentes, todas estas personas y su bondad nos recuerdan que el espíritu de fraternidad es universal y trasciende todas las fronteras étnicas, religiosas, sociales y económicas. Al adoptar este espíritu, imitamos a Dios, que mira con benevolencia a la humanidad que creó, a todas las demás criaturas y al universo entero". Por eso también es un signo de esperanza la creciente atención a la "casa común" de la que habla el Papa Francisco.

“También somos conscientes - continúa el documento - de que hay factores adversos a la esperanza: la falta de fe en el amor y el cuidado de Dios, la pérdida de confianza en nuestros hermanos, el pesimismo, la desesperación y su opuesto infundado, la presunción, las generalizaciones injustas basadas en las experiencias negativas propias, etc. Hay que oponerse eficazmente a estos pensamientos, actitudes y reacciones perjudiciales, para reforzar la esperanza en Dios y la confianza en todos nuestros hermanos

En su reciente encíclica, «Fratelli tutti», el Papa Francisco habla a menudo de la esperanza como "una sed, una aspiración, un anhelo de plenitud, de vida realizada, un querer alcanzar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia las cosas grandes, como la verdad, la bondad y la belleza, la justicia y el amor… ”.

"Nosotros - concluye el mensaje - cristianos y musulmanes, estamos llamados a ser portadores de esperanza para la vida presente y futura, y a ser testigos, constructores y reparadores de esta esperanza especialmente para aquellos que experimentan dificultades y desesperación".

 

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