19/02/2021, 14.02
CHINA-ESTADOS UNIDOS
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Washington: los aranceles a Beijing no se tocan (al igual que la línea anti-china de Trump)

Los chinos no han respetado la "fase uno" del acuerdo comercial. EE.UU. espera el crecimiento de las compras agrícolas de China. Biden y el Congreso presionan a Xi Jinping sobre los derechos humanos. Se mantiene la lista negra de empresas chinas de alta tecnología. Los buques de guerra estadounidenses aumentan su presencia en el Mar de China Meridional. Blinken trabaja para reparar alianzas e involucrar a Europa.

 

Beijing (AsiaNews) - Los aranceles estadounidenses a las exportaciones chinas no se tocan, por lo menos hasta que se termine de estudiar sus efectos, declaró ayer Janet Yellen, la nueva secretaria del Tesoro, confirmando las previsiones de que Joe Biden mantendrá la línea dura que impuso su antecesor, el expresidente Donald Trump. La decisión reduce las esperanzas chinas de abrir un nuevo capítulo en las relaciones con Washington tras cuatro años de tensiones.

Para encontrar una solución a la guerra comercial desatada por Trump, en enero de 2019 las dos partes firmaron un acuerdo preliminar (la llamada "fase uno") por el cual China se comprometía a comprar unos 184.000 millones de euros en bienes y servicios a Estados Unidos para fines de 2021. El objetivo no se cumplió y Beijing importó un 42% menos. Se justificó alegando que el déficit de compras se debe a los efectos de la pandemia de coronavirus.

Yellen no descartó que Pekín pueda respetar los compromisos asumidos con la administración Trump. Para este año, por ejemplo, Washington espera un crecimiento exponencial de sus exportaciones agrícolas a China, alcanzando una cifra récord de 31.500 millones de dólares.

Pero todo esto sigue pareciendo poco para atenuar el conflicto geopolítico entre las dos potencias. Desde que asumió el cargo, Biden ha reiterado varias veces que China "pagará un precio" por sus repetidos abusos contra los derechos humanos. El 10 de febrero, en el primer contacto con su homólogo chino, el líder democrático cuestionó a Xi Jinping por la represión de los musulmanes uigures en Xinjiang, la supresión de las libertades democráticas en Hong Kong y las acciones agresivas de Beijing contra Taiwán.

En el frente de los derechos humanos, Biden se encuentra presionado tanto por los republicanos como por los demócratas, que comparten en gran medida la idea de que se necesita un enfoque "trumpiano" para tratar con Beijing. El Congreso de Estados Unidos se dispone a aprobar una ley que prohíba la importación de bienes producidos en Xinjiang. Solo serán autorizados si existen "pruebas convincentes" de que las empresas locales no utilizan trabajos forzados para la producción.

Junto con los aranceles, Biden ha conservado otro pilar de la política anti-Beijing de Trump: la lista negra de empresas chinas de alta tecnología sospechosas de tener vínculos con el ejército de su país. Entre ellos están los gigantes Huawei, Xiaomi y Aviation Industry Corporation of China. Ely Ratner, jefe del nuevo grupo de trabajo del Pentágono sobre China, dejó claro ayer que la competencia tecnológica con el gigante asiático es una alta prioridad para la presidencia de Biden.

Entre tanto, naves estadounidenses continúan operando en el Mar de China Meridional, donde Beijing ha ocupado y militarizado atolones y arrecifes de coral reivindicados - con el apoyo de Estados Unidos - por otros países de la región. El 16 de febrero, el destructor USS Russell navegó dentro de las 12 millas náuticas de las islas Spratly; el 8 de febrero, el USS John S. McCain hizo lo mismo cerca de las Paracels. La semana pasada, dos portaviones estadounidenses (Theodore Roosevelt y Nimitz) realizaron un raro ejercicio conjunto en la zona.

Para contrarrestar el avance militar chino en Asia Oriental, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, está trabajando para reforzar los lazos con aliados y socios regionales. Hasta el momento, este es el único aspecto que diferencia la conducta diplomática de Biden de la de Trump, poco proclive a utilizar el probado sistema de alianzas de Washington. Ayer Blinken tuvo una reunión virtual con sus homólogos de Japón, Australia e India. El objetivo es reforzar el Quad (Quadrilateral Security Dialogue), que China considera el embrión de una OTAN del Indo-Pacífico.

Blinken también mantuvo un diálogo conjunto con los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania, Francia y Gran Bretaña. Coincidieron en la necesidad de coordinar acciones para hacer frente a los retos que plantea China: una señal de que Biden quiere ampliar al máximo el frente de oposición en Beijing y evitar la posibilidad de que los chinos presionen a los europeos para obtener concesiones de Washington.

 

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