Washington acusa a Teherán por el ataque a los buques petroleros en el Golfo de Omán
Para el Secretario de Estado de los EEUU, Irán es “responsable de los ataques” que apuntan a “aumentar la tensión” y crear “inestabilidad”. Un video del ejército de los EEUU probaría la participación de los Pasdaran. Zarif lo desmiente rotundamente y alude a un “sabotaje diplomático”. El propietario de Kokuka Courageous menciona la presencia de “objetos voladores”, excluyendo la versión de EEUU sobre las minas.
Teherán (AsiaNews/Agencias) - El incidente en las aguas del Golfo de Omán ha abierto un nuevo canal de enfrentamiento entre Irán y los Estados Unidos. Teherán rechaza todas las acusaciones de su participación en los hechos, mientras Washington se aproxima cada vez más a la opción militar contra la República Islámica. Esta mañana, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, afirmó que las especulaciones de EEUU en relación a los ataques a los petroleros son parte del “sabotaje diplomático” de la banda de las 4B. Previo a ello, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, había declarado que “Irán es responsable por los atentados” y que los militares de los EEUU habían difundido un video que probaría la participación de Teherán.
En la mañana de ayer, dos petroleros fueron evacuados en las aguas del Golfo de Omán y la tripulación fue rescatada por la Armada iraní y por la Quinta Flota de los EEUU destinada en la zona, que respondieron a los pedidos de auxilio. Los dos buques involucrados son el noruego Front Altair, cuyo propietario es la sociedad Frontiline, con bandera de las islas Marshall, que transportaba un cargamento de etanol desde Qatar a Taiwán y el Kokuka Courageous, de la sociedad japonesa Kokuka Sangyo, de bandera panameña.
Este último buque estaba transportando metanol desde Singapur a Arabia Saudita y durante la navegación sufrió una fisura en el casco, ubicada apenas por encima de la línea de flotación, probablemente debido al impacto de un torpedo. La primera embarcación habría sido dañada por explosiones que, según ciertas versiones, serían atribuibles a una mina magnética.
Ambos buques comerciales tienen “lazos” con Japón y los incidentes se producen coincidiendo con la visita diplomática del premier Shinzo Abe a Irán (la primera de un líder de gobierno del Sol Naciente en 40 años). Una misión que tiene como objetivo primario lograr una mediación entre Irán y los Estados Unidos, apuntando a evitar una deriva militar del enfrentamiento en curso -hasta ahora, diplomático y comercial- entre los dos frentes.
Las diplomacias internacionales miran con creciente preocupación la escalada de tensión. El origen del enfrentamiento se funda en la decisión de Trump -tomada en mayo del 2018- de retirarse del acuerdo nuclear (JCPOA) logrado con gran esfuerzo por el mandatario anterior, Barack Obama, y de introducir las sanciones más duras de la historia.
Bajo la mira de Washington -que ha reforzado la presencia militar en el área- se encuentran las exportaciones de petróleo de la República islámica.
Volviendo al incidente ocurrido en la mañana de ayer, el secretario de Estado de los EEUU, Pompeo, acusó sin medias tintas a Teherán, aludiendo a “flagrantes ataques” que son parte de una “campaña” de la República islámica para “aumentar las tensiones y crear mayor inestabilidad”. Luego, anunció una respuesta “económica y diplomática”, añadiendo que Washington también se encuentra evaluando la opción militar.
La versión de la implicación iraní estaría avalada por la difusión de un video por parte del Comando central de los EEUU en el Oriente Medio. En dicha filmación podrían distinguirse (el uso del condicional es obligatorio) algunos miembros de la Guardia revolucionaria islámica (Pasdaran) removiendo una mina sin detonar de uno de los petroleros, para ocultar las eventuales pruebas del ataque.
Fue inmediata la réplica de Teherán, que acusa a los Estados Unidos de “iranofobia”. Rusia trata de aplacar las tensiones y, por boca de Dmitri Peskov (el vocero del presidente Vladimir Putin), subraya que “nadie tiene informaciones” certeras “sobre las causas” y por tanto, “no se pueden sacar conclusiones apresuradas”. Además, habría algunos testimonios a favor de la República islámica: uno de ellos proviene de la compañía naviera propietaria del Kokuka Courageous, que afirma haber divisado “objetos voladores” antes de la explosión. Las declaraciones parecen desmentir la versiones de que se utilizaron minas o misiles submarinos, ventiladas por los EEUU.
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