de Nirmala Carvalho

Padre Vinod Kanatt CMI: “El confinamiento obligatorio me ayudó a estar más cerca de la comunidad parroquial. Colaboro de la manera en que haga falta, incluso con los pacientes internados en el hospital. Las personas se sienten muy reconfortadas y seguras formando parte de la comunidad parroquial”.

 

Mumbai (AsiaNews) – Lo llaman “el cura ciclista”, porque usa la bicicleta para visitar a sus parroquianos. Ha hecho por ellos todo lo que estaba a su alcance, y aún más. El padre Vinod Kanatt CMI (Congregación Carmelitas de María Inmaculada) es párroco de la iglesia de Santa Ana en Rajkot, Guyarat.

El padre Vinod nació en 1966 y fue ordenado sacerdote en diciembre de 1998. Se encuentra en esta parroquia desde 2008 (con un intervalo de dos años, cuando fue transferido). En el estado no cristiano de Guyarat, todos conocen al padre Vinod, incluso las personas de otras religiones.

Con AsiaNews el padre Kanatt habló del ministerio que ha desarrollado durante la pandemia. “En la parroquia de Santa Ana tenemos 65 familias pertenecientes a la clase media o baja”. “Jesús caminaba y proclamaba la Buena Noticia - dice. Yo voy en bicicleta para encontrarme con las personas. Cuando voy en bicicleta puedo hablar con la gente mientras vamos andando. Es gente muy común. Jesús predicaba a los oprimidos, a los marginados. Somos seguidores de ese Jesús”.

“En este tiempo de Covid, en los dos primeros confinamientos no podían llegar hasta la parroquia por las restricciones del toque de queda. Empecé a visitar a mis parroquianos el domingo de Pascua, para la bendición pascual de las familias. Fui a verlas a todas. Cada día visitaba seis o siete familias y en cada casa hacía el servicio penitencial y después daba la Comunión.

Estuve con cada familia por lo menos tres veces por mes. Hasta junio no tuvimos muchos casos de coronavirus en Junagadh. Cuando los casos empezaron a aumentar, dejé de visitarlas, pero cuando me llamaban, yo iba. Quisiera ir todas las semanas a dar la comunión a los enfermos y a los ancianos de la parroquia y a conversar con ellos por lo menos media hora. Llevaría desinfectante, usaría el tapaboca y tomaría todas las precauciones.

La iglesia - continúa - está abierta todos los días. A todos los que vienen a la iglesia yo les doy la Comunión. Por lo general la gente viene a la iglesia el domingo y por eso los domingos estoy disponible a cualquier hora del día.

Como sacerdote, debo tocar las heridas de Jesús, tanto espirituales como físicas. Por ejemplo, en mi parroquia hay una familia (foto 2 y 3) en la cual el marido recibe una pensión mensual de 2.500 rupias (28 euros aproximadamente). Tienen dos hijos discapacitados mentales, uno de 29 y otro de 31 años. Uno está completamente postrado y el otro puede gatear. La esposa sufrió una lesión en la columna vertebral hace tres años y ahora no puede hacer nada. Voy a la casa de ellos dos o tres veces por semana. Los llevo al hospital cuando alguno está enfermo. Hago todo lo que sea necesario y trato de ayudarlos en lo que haga falta, incluso les ofrezco alimentos algunas veces, o dinero.

El confinamiento obligatorio me ayudó a involucrarme más con las familias. Me ayudó a acercarme a la comunidad parroquial. Ahora estoy tan unido a las personas que también me informan cuando alguno de la familia está enfermo. Colaboro de la manera en que haga falta, incluso con los pacientes internados en el hospital. Las personas se sienten muy reconfortadas y seguras al formar parte de la comunidad parroquial.

El padre Vinod también es muy querido por sus compañeros de la congregación. “El padre Vinod - dicen - ha infundido una nueva vitalidad en la parroquia de Santa Ana, ha cambiado el estilo del trabajo parroquial. Se ha involucrado en todos los aspectos de la vida comunitaria. El contacto con la gente es la clave de su éxito. Es un pastor que conoce a sus ovejas. Visita a las familias, reuniones mensuales para la cena y ministerio de los estudiantes, son algunas de las formas creativas del padre Vinod para construir la comunidad y la comunión en la parroquia. Y también se mantiene en contacto con las personas que han emigrado a otra parte.