28/11/2019, 13.45
TAILANDIA
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Sor Eudoxie y la Casa de los Ángeles: evangelizar a través de la caridad (Parte II)

de Paolo Fossati

 La religiosa saveriana narra su experiencia misionera en Tailandia, Sor Eudoxie dirige una estructura médico-asistencial para discapacitados graves y sus mamás, nació en 2008 gracias a sor María Ángela Bertelli. “En Tailandia, la discapacidad es considerada como un castigo debido a las culpas cometidas en vidas precedentes. Por lo tanto, es motivo de discriminación y desprecio”.

 

Pak Kret (AsiaNews) – Sor Eudoxie Colette Ngongo Banunu narra a AsiaNews el recorrido de fe que hace 5 años la llevó a trabajar entre los pobres y marginados en Tailandia, a casi 9 mil Km de distancia de su país de origen- la Rapública Democrática del Congo. Junto a los niños discapacitados que asiste en la Casa de los Ángeles en Pak Kret, en los días pasados la religiosa participó en los principales eventos de la histórica visita apostólica del Papa Francisco al país del Sudeste asiático. Proponemos la segunda parte de su testimonio. Para leer la primera, ver aquí.

Evangelizar a través de la caridad: es el objetivo de un centro de asistencia para discapacitados graves dirigido por sor Eudoxie, misionera en Tailandia, donde la dificultad es un estigma, la conversión una traición y la cultura no ayuda a vivir la fe. Después de una infancia en una misión en Congo, descubrió la fe y se consagró a la vida religiosa, sor Eudoxie llega a Asia del sur en el año 2014. 

Tailandia, explica sor Eudoxie, es un país abierto a todas las religiones que hablen de bien, paz y armonía. “En nuestra obra de misioneros- declara- no tenemos impedimentos, a pacto que el trabajo quede en la frontera de las concesiones del gobierno y fuera de la política. Damos gracias Dios por esto. El carisma de las saverianas es el anuncio de la Buena Noticia a cuantos no conocen todavía a Jesús, por lo tanto las actividades que nos ven comprometidas están finalizadas a esto. Cada encuentro ofrece la posibilidad de hablar de Nuestro Señor y de la identidad cristiana”. En 2017, sor Eudoxie se hace responsable de una realidad asistencial  gracias a la pionera de la presencia saveriana en Tailandia, sor María Ángela Bertelli. Llegada al Sudeste asiático en el año 2.000, la religiosa vive entre los últimos nlas favelas de Bangkok, gracia a su formación de fisioterapeuta, comienza a visitar y ocuparse de los discapacitados y marginados. Bajo la iniciativa de algunos voluntarios llegados a Tailandia a ayudarla y gracias a las donaciones de Caritas Venecia, en 2008 en Bai Mai abre la Casa de los Ángeles (Foto). La estructura hospeda niños con grandes discapacidades, permitiendo a las mamás participar en la terapias. Ella está preparada para ofrecer a los jóvenes pacientes un apoyo de tipo médico-asistencial y al mismo tiempo formativo. Después de haberla iniciada, el 29 de enero de 2020 las hermanas saverianas confiarán la gestión de la Casa de los Ángeles a la Comunidad Papa Juan XXIII, pero continúan trabajando en el campo de la formación espiritual. 

“En este país-declara sor Eudoxie- la discapacidad es considerada como un castigo, debido a las culpas cometidas por los padres o los niños mismos en las vidas precedentes. Por este motivo, ella es motivo de discriminación y desprecio. El objetivo perseguido en la Casa de los ängeles es la evangelización a través de la caridad. Cada mañana, del lunes a los sábados la jornada comienza con el compartir la Palabra de Dios.El domingo en cambio, los pacientes y los voluntarios participan en la misa en la cercana parroquia de María Madre de la Misericordia, confiada a los sacerdotes del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME), con  los cuales colaboramos también en la catequesis. En la celebración participan todos: católicos, budistas y quien no cree. Cualquiera es acogido en la Casa de los Ángeles, prescindiendo de la pertenencia. En la estructura no se hace proselitismo, pero en el curso de los años la convivencia y la vida llevó a tantas mamás a pedir el bautismo. Del encuentro nace el diálogo y a través de este último se descubre quién es Dios misericordioso del acual hablamos, que nos perdona en cuanto es Padre nuestro”.

En un contexto cultural como el tailandés no deja indiferentes el compromiso y el trabajo desarrollado por las hermanas en el centro de Ban Mai y en la favelas, donde ofrecen programas de formación social y humana inspiradas en el Evangelio. Sor Eudoxie cuenta: “Hay quien reacciona con admiración y pregunta sobre los motivos de nuestro interés por personas que viven situaciones de tan grande dificultad. Esto nos ofrece la posibilidad de hablar de nosotras y suscitar interés hacia la Iglesia. Otros leen nuestro testimonio en clave budista: “Para ocuparse de estos niños, ¡quizás tienen un karma realmente negativo que deben pagar!, piensan. En esta tradición, la gratuidad y la misericordia no existen: rige el ‘haz el bien para recibirlo a tu vez’. Ayudando a las personas se adquieren méritos. Al mismo tiempo, ¿te has equivocado? Debes descontar tus culpas”.

Pero, ¿cuánto es difícil hablar de Cristo en Tailandia? “Un budista-explica la misionera- no tiene tantas dificultades en creer que Dios se haya hecho hombre; en sus tradiciones, hay tantas figuras que son hijos de divinidades. El núcleo del problema es concebir que alguno ofrezca la propia vida por el prójimo; que Jesús haya muerto por nuestros pecados, para liberarnos de ellos y rescatarnos para la vida divina. Para el budista, todo esto es inconcebible: cada uno está llamado a salvarse a sí mismo, haciendo ofertas y adquiriendo méritos. Cuando hablo de Cristo, parto siempre del concepto que Él es amor. Explico que Jesús vino al mundo para llevarnos a la casa del Padre que nos espera siempre, no obstante las cosas negativas que podamos haber realizado. Usamos palabras pobres para explicar argumentos difíciles, pero contamos sobre la Gracia para que la gente entienda. Pero a  veces los discursos no sirven: la cosa más inmediata es testimoniar la fe cada día a través de nuestra vida y las actividades que nos comprometen. Los momentos difíciles no faltan, pero el Señor nos abre el camino y nos apoya, es Él que lleva adelante la misión”.

“Vivimos en un contexto donde cultura y tradición budista no ayudan a vivir la fe”, concluye la religiosa saveriana en Tailandia. “Ser cristianos aquí requiere mucha fuerza: la conversión es vista como una traición. Ella comporta la exclusión de toda una serie de ritos y ceremonias que marcan la vida cotidiana de todo tailandés. Pero nuestros hermanos y hermanas en Tailandia luchan, a imagen de quien en más de 350 años ha pasado han pasado el bastón de la fe. Si en el país la Iglesia católica está aún presente, es mérito de estas personas que han sabido resistir con valentía. A la luz de todo esto, estoy segura que la visita apostólica del Papa Francisco relanzará la misión en Tailandia. En los días pasados, entre los cristianos era visible un renovado fervor. Era como si la comunidad de Bangkok hubiese vuelto a los primeros años de la Iglesia, cuando las pequeñas iglesias lejanas se preparaban a una visita de Pedro o Pablo. Los católicos tailandeses desean salir del anonimato, afirmar la propia identidad y verbalizar la fe. El Santo Padre trajo un viento de fraternidad con toda la Iglesia universal. este viaje dará muchos frutos”.

 

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