Simposio dei AsiaNews: La Iglesia en China entre testimonios e intentos de corrupción
“La S. Sede está trabajando por la Iglesia en China” lo dijo el Card. Pietro Parolin, secretario de Estado de la S. Sede, en un saludo al Simposio de AsiaNews sobre “China: la Cruz es roja”. Para Mons. Savio Hon, secretario de la Congregación para la evangelización de los pueblos, “una gran amenaza para la fe” está representada por el “gris pragmatismo”, o sea por el principio por el cual “esto que funciona es verdadero”
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La Santa Sede está trabajando por la Iglesia en China”. Lo dijo el Card. Pietro Parolin, secretario de Estado de la S. Sede, en un saludo al Simposio de AsiaNews sobre “China: la Cruz es roja”, que se realizó en la Pontificia Universidad Urbaniana.
Un encuentro que se desarrolló en el día en que la Iglesia entera dedica a la Iglesia china y que, dijo en la apertura del encuentro el p. Bernardo Cervellera, director de AsiaNews, en el cual ocupa un lugar especial Mons. Pietro Shao Zhumin, obispo subterráneo de Wenzhou (Zheijiang), que está aún en manos de la policía. Esto evidencia como mientras aparece siempre más fuerte el así llamado “partido de los optimistas” que vería como inminente una buena resolución de los diálogos entre la S. Sede y el gobierno chino sobre el método para los nombramientos de los obispos, no hay que olvidar las actuales persecuciones en la Iglesia católica china. Es manifestación más evidente los mártires que derraman su sangre por la evangelización. Ulterior aspecto que no hay que subvalorar es el sufrimiento de los católicos subterráneos.
A 10 años de la Carta de Benedicto XVI a los católicos chinos-recordada por el Papa Francisco-conserva todo su valor porque se afirmaba “que la Iglesia católica tiene el vivo propósito de ofrecer, una vez más, un humilde y desinteresado servicio, en esto que le compete, por el bien de los católicos chinos y por el de todos los habitantes del país”. Y a los católicos divididos entre Iglesia oficial y subterránea, subraya “decenas de veces la urgencia de un diálogo pleno de amor, de deseo de reconciliación, de perdón recíproco”.
En el curso del encuentro, algunos testimonios y también cuánto referido por Mons. Savio Hon, secretario de la Congregación para la evangelización de los pueblos han hablado del control “militar” al cual son sometidas las actividades religiosas, de las tele-cámaras fijas en cada iglesia para vigilar a los sacerdotes y a los fieles, de arrestos, domicilios forzados y detenciones de curas, a los cuales se agrega los problemas “internos” de la Iglesia, entre los cuales “graves escándalos morales de los superiores” y “ataques mutuos entre hermanos”. Y aún más, la “doble identidad” de algunos obispos (aprobados por la S. Sede y con roles de dirigencia dentro de la Asociación patriótica) pasando por la vieja cuestión de la relaciones diplomáticas entre China y Vaticano, quizás considerados excesivamente importantes para la solución de los problemas de la Iglesia china. Relaciones que que el “partido de los optimistas” desde hace años ve como próximos, pero que, en la realidad aparecen aún difíciles.
Richard Madsen, sociólogo de las religiones en la universidad de S. Diego en california, sostuvo que, más allá de los datos oficiales, en realidad los chinos que tienen como punto de referencia en cualquier forma de espiritualidad son decenas y decenas, quizás centenares de millones. Una de las razones por los cuales el sentimiento religioso en China logró sobrevivir, no obstante los intensos intentos de erradicarlos, según Madsen es que la “ideología marxista era demasiado sutil para substituir las múltiples dimensiones de la cultura china”. El marxismo y el capitalismo consumista trata de aplanar esta “multi-dimensionalidad”, pero están destinados al fracaso.
El catolicismo, como otras formas de cristianismo, para Madsen es “parte integrante de la ecología social china”. En cuanto a la intención del presidente Xi Jinping de unir la sociedad bajo una común cultura en nombre de un “gran renacimiento del pueblo chino”, es definida por el sociólogo de las religiones “una mezcla de de valores tradicionales homogenizados y de ideología marxista, bajo el control de un Estado unitario”. El líder comunista quiere por lo tanto que también el cristianismo se “sinicise” en esta cultura. Sin embargo Madsen declara: “esta cultura rígidamente unificada, unidimensional de las vidas chinas.
Mons. Savio Hon Tai Fai, secretario de la Congregación para la evangelización de los pueblos, en su intervención subrayó el drama de la división llevada por las autoridades estatales entre los católicos chinos. También refiriendo testimonios de sacerdotes como aquel invitado por funcionarios estatales a someterse a un obispo ilegítimo respondió. “Yo jamás dejo de amar a mi patria y respeto a los gobernantes, pero ante todo amo a Dios y en materia de fe obedezco al Papa. La Iglesia no puede ser guiada por organismos que unen principios irreconciliables con la doctrina de la Iglesia”.
Para Mons. Savio Hon, “una gran amenaza para la fe” está representada por el “gris pragmatismo”, o se por el principio para el cual “lo que funciona es verdadero”.
El problema, concluyó Mons. Savio Hon, es que nos encontramos delante de “una cuestión que está en el corazón del papa Francisco. Un buen pastor del cual la Iglesia necesita es aquel que da la vida por sus ovejas”. Un pastor no se deja distraer por los argumentos del mundo. “Entonces no hay ningún espacio para el gris pragmatismo y el hacer carrera”.
El Simposio fue también la ocasión para presentar el volumen del p. Sergio Ticozzi, Desafíos pasados y presentes. Desde hace decenios él trabaja en la gran área china: Taiwan, Hong Kong, Macao y República Popular China y es profesor de Teología de la misión en el Holy Spirit Seminary College of Theology and Philosophy, Hong Kong. una obra que recorre 150 años de "cosas exaltantes, dolorosas y complejas” vividas por los 263 misioneros del PIME en tierra china, en la cual no está comprendida Hong Kong.
Lo que llama la atención, evidenció el misionero Gianni Criveller, es el inicio “rotundo”: en solo 12 años, el número de los fieles duplica, se fundan escuelas, se abren seminarios y se socorre a los pobres. Y como a menudo en la historia de la Iglesia el testimonio de la caridad abre la puerta de la evangelización.
Es una historia que continúa también después de la conquista del poder por parte de los comunistas y la expulsión de los misionarios. “hay una continuidad en la vida de la “cristiandad” fundadas por el PIME, que no debe ser subestimada o callada”. “La suerte de los curas y de los fieles chinos y si posible, aún más dolorosa de aquella de los misioneros. Sus detenciones y su humillación es más larga y devastadora”. Sus sufrimientos están descriptas como “una cosa obvia”, un modo “para dejar hablar a los hechos de por sí”.
A despecho de cuantos declaraban el “fin de las religiones y del catolicismo en China”, las comunidades católicas han resistido y volvieron a crecer. El misionero recuerda a los miembros del PIME, al menos una veintena, que se dedicaron al estudio de la situación y a los contactos con las “antiguas misiones”, “no para volver al pasado, sino para sostener a los hermanos y hermanas en el esfuerzo de volver a levantarse”.
Una oración para que se multipliquen aquellos que quieran evangelizar China concluyó el encuentro.
01/06/2017 13:23
25/05/2017 15:32