San Petersburgo: el ‘muchacho normal’ del atentado al subterráneo, un kamikaze a regañadientes
Ciudadano ruso desde 2011, desapareció después del 2015. En sus páginas, en las que dejó de publicar en el 2014, no hay signos de fanatismo religioso. El shock de las personas que los conocían, para las que él era “un muchacho como tantos”. En el apartamento se hallaron componentes explosivos. Se busca a los cómplices.
Moscú (AsiaNews/Agencias) – Comienza a salir a flote una imagen más definida de Akbarzhon Jalilov, el responsable del atentado que, el 3 de abril pasado, causó 14 muertos en el tren subterráneo de San Petersburgo. Si bien muchas informaciones en relación a él aún no han sido verificadas, el cuadro es el de un joven que sólo muy recientemente se habría acercado al fanatismo religioso.
Las autoridades de anti-terrorismo rusas, de hecho, no guardaban sospechas de que el joven nativo kirguiso tuviese tendencias radicales. Ciudadano ruso desde 2011, él trabajó en un restaurante de sushi hasta el 2015. En ese año, según reporta Gazeta.ru, Jalilov desapareció y ya no se tuvo rastros de él. Las autoridades están investigando acerca de eventuales lazos con el Estado islámico.
Las páginas de Jalilov en las redes sociales no muestran vínculos evidentes con el extremismo islámico, si bien la última actualización en el sitio Vk se remonta al 2014. Para las personas que lo conocían, él era un muchacho “común”, “inteligente”, “a quien gustaba hacer deporte” y que no solía dedicarse a la oración. En la noche del 4 de abril, sus familiares, al llegar a San Petersburgo, se negaron a hablar con los medios: únicamente la madre sacudió la cabeza cuando se le preguntó si creía en la culpabilidad de su hijo. La familia de Jalilov, según afirma el funcionario del distrito de Osh, Anvardjon Dadabaev, es “tranquila y amigable”, y se muestra más “laica” que “religiosa”.
Hace un mes, Jalilov había alquilado un apartamento en un barrio situado en el noreste de San Petersburgo, ubicado a 20 km del lugar del atentado. Acababa de llegar de un viaje a su ciudad natal de Osh, en el sur de Kirguistán.
Durante la requisa efectuada en el apartamento, los investigadores encontraron componentes explosivos, aparentemente similares a los del segundo artefacto hallado en la estación de Sennaya Ploshchad. Las partes serán analizadas para arribar a una “conclusión definitiva sobre el caso”. Testigos presentes en el lugar al momento de la requisa afirman que vieron “varias sustancias en polvo dentro de frascos”, mientras que los vecinos comentan que rara vez oyeron ruidos en el apartamento.
Las investigaciones prosiguen con la búsqueda de cómplices. La comisión de investigación afirma que está analizando los antecedentes de algunas personas de origen centroasiático, y que tres sospechosos han sido detenidos.
Según una fuente anónima, puede haber habido cómplices que hayan hecho estallar la bomba a distancia, a través de un llamada al celular, quizás incluso con el desconocimiento de Jalilov, que “no tenía en mente morir”, sino sólo colocar las bombas y huir: “Su comportamiento más reciente y el hecho de que se haya vuelto partidario del islam radical hace poco tiempo no se condicen con el perfil de un atacante suicida. Esta categoría de personas son entrenadas de un modo específico y durante largo tiempo”.
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