27/09/2016, 15.26
CHINA - VATICANO
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Sacerdotes y fieles de China critican la nueva reglamentación sobre las actividades religiosas

de Bernardo Cervellera

El día 7 de octubre las reglamentaciones serán implementadas. Las críticas muestran la contradicción que existe entre el énfasis de la Constitución, que afirma que en China hay libertad religiosa, y Reglamentaciones que plantean una serie de límites para su expresión. La obra del Consejo de Estado sobre las religiones es “ilegal”. Se reclama por una ley que también reconozca el derecho a las iglesias domésticas (clandestinas) y a todas las religiones, y no solamente a las 5 que son reconocidas por el gobierno de Beijing.

Roma (AsiaNews) – Las nuevas Reglamentaciones referidas a las actividades religiosas, que serán implementadas el próximo 7 de octubre, son una contradicción en sí mismas: mientras que exaltan la libertad religiosa de la cual goza todo ciudadano chino, que está inscripta en teoría en la Constitución, en realidad son “un modo para restringir la libertad religiosa del pueblo”.     

A principios de mes,  el Consejo de Estado difundió un borrador de Reglamentaciones orientadas a controlar cada uno de los aspectos de la vida de las comunidades : grupos, personal religioso, lugares de culto, edificios, estatuas, imágenes, poniéndose en guardia ante acciones “terroristas” y “separatistas” (léase musulmanes de Xinjiang y budistas tibetanos) y reivindicando que no debe haber ningún “vínculo con el exterior”, y que debe existir una plena autonomía.

El gobierno solicitó a la población que dé su “parecer”, y los comentarios que recibieron han sido, casi en su totalidad, negativos. A pesar de ello, y tal como comentó un miembro del Partido a AsiaNews, los borradores “en realidad son el texto definitivo”  y el mismo no sufrirá ninguna modificación.  

El P. Chen (un sacerdote del noreste de China), dice que para las Reglamentaciones vale “lo que dice un proverbio chino: Llamar caballo a un ciervo. Durante el reinado del segundo emperador de la dinastía Qin  (221-207 a.C.), el primer ministro Zhao Gao, obsesionado por la ambición, pensó en un modo para probar su poder ante sus ministros. Entonces llamó caballo a un ciervo, y ningún ministro osaba contradecirlo o discutirle. Por el contrario, todo lo que él decía era repetido por  muchos de ellos”.

Del mismo modo, si bien desde fines del 2005 – cuando se implementaron los primeros Reglamentos a nivel nacional- no dejan de llover críticas en cuanto a los límites que las mismos plantean a la libertad religiosa, el Estado continúa diciendo que estas reglamentaciones son una forma para sostener dicha libertad. La Constitución del Estado afirma que todos los ciudadanos gozan del derecho a la libertad religiosa –dice el padre Chen-, (por ende) las Reglamentaciones no debieran aparecer como un modo de restringir la libertad religiosa del pueblo”.

En realidad, tal como comenta otro sacerdote del centro de China, “Las Reglamentaciones para las actividades religiosas sirven para que el gobierno ejerza un control sobre las religiones. Por más que las reglamentaciones sean revisadas, están allí para controlar las religiones. No es más que vino viejo en odres nuevos (un cambio de forma, pero no de contenido), se trata de un simple lugar común”.

La discrepancia entre la Constitución y las reglamentaciones es también mencionada en otras críticas diversas. Vicente, un laico de Guangzhou, resalta el hecho de que “China es un país en el cual el Estado y la religión están separados, siendo que la libertad religiosa y el credo religioso son una materia que se atiene al ámbito personal; por ende, para regular las actividades de los grupos religiosos uno debiera basarse en la Constitución y en el Código penal o en las leyes religiosas; y no debiera imponerse a dichos grupos, sobre todo a los sacerdotes y al personal religioso, que entren en organizaciones que no están vinculadas a la religión o que son incompatibles con la fe (las asociaciones patrióticas –ndr)”.

Algunos ponen en discusión la autoridad del Consejo de Estado en materia religiosa. Al ser entrevistado por RFA, el abogado  Li Guisheng, cristiano protestante, precisa: “El gobierno, el Consejo de Estado, en teoría no tendría el poder de limitar los derechos constitucionales de los ciudadanos”. Estaría bien no utilizar siempre y exclusivamente reglamentaciones, sino redactar una ley sobre libertad religiosa. Pero “el Consejo de Estado –afirma Li- forma parte del Ejecutivo, y por ende, no tiene el poder para promulgar leyes. Solamente la Asamblea Nacional del pueblo puede hacerlo, en el marco de una sesión plenaria”.  

Para Vicente, “el Consejo de Estado no puede restringir las actividades religiosas de una manera tan ilegal”.

La necesidad de una verdadera y auténtica ley es justamente algo que es percibido por muchos, como es el caso del académico Liu Peng.

Dicha ley debiera desarticular la diferencia entre “actividades religiosas normales” y la “ilegales” (las que llevan adelante las comunidades subterráneas o clandestinas, es decir, aquellas que no son reconocidas por el gobierno), protegiendo los derechos y los intereses de las iglesias domésticas [que en las actuales reglamentaciones son consideradas “ilegales”]. E incluso más, la ley “debiera reconocer la existencia y los intereses de las minorías que no están incluidas en las cinco religiones mayores. En efecto, en China el gobierno reconoce solamente el budismo, el taoísmo, el islam, el cristianismo protestante y el cristianismo católico. Las otras religiones (el cristianismo ortodoxo, el hinduismo, el judaísmo, etc.) viven en un limbo legal, a pesar de que son verdaderos y auténticos grupos religiosos. Y Vicente concluye: “¡No existe nación en el mundo donde uno pueda creer sólo en las religiones que decide el gobierno!”.

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