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RUSIA-BIELORUSIA
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Putin y Lukashenko en Sochi, mientras continúan las protestas

de Vladimir Rozanskij

Entre paseos por la nieve y cálidos saunas, los dos "líderes eternos" habrían hablado de ayudas económicas, pero también de la sucesión de Lukashenko. En Bielorrusia, las protestas se reanudarán el 25 de marzo. Manifestaciones comunistas en Moscú, Novokujbyshev y Ulan-Ude, seguidas de numerosos arrestos.

Moscú (AsiaNews) - Ayer, 23 de febrero, se conmemoró en Rusia y Bielorrusia el "Día de los Defensores de la Patria", fiesta de los militares que se remonta a la creación del Ejército Rojo Revolucionario. Los presidentes Vladimir Putin y Aleksandr Lukashenko la celebraron juntos en una cumbre en Sochi, entre paseos por la nieve y saunas calientes, mientras en Rusia los activistas del Partido Comunista intentaron reunirse para realizar marchas de protesta no autorizadas, en la que ellos consideran una fiesta propia.

El encuentro de los presidentes no fue seguido de declaraciones y se desconocen los términos de los acuerdos alcanzados entre ellos. Se habla de un pedido de subsidios por parte de Lukashenko, de unos 3.000 millones de dólares. Los medios de comunicación bielorrusos consideran que la negociación fue positiva a juzgar por su duración, que fue de más de 6 horas.

Pero según todos los comentaristas, lo que realmente estaría en juego sería la modalidad de la salida acordada de Lukashenko, dado que el propio Putin no puede permitirse controlar las protestas de ambos países hermanos. Como ha enseñado el otro "hermano" fiel, el kazajo Nursultan Nazarbaev, es conveniente que todos los "presidentes eternos" den un paso al costado y preparen su propia sucesión, conservando estructuras de control.

Como muestran las reformas constitucionales de Rusia de 2020, el mismo Putin estaría preparado para salir de escena, dejando una férrea burocracia en su lugar. Pero no se puede decir lo mismo de Lukashenko, que de ninguna manera piensa ceder a la vergüenza de ser reemplazado por la oposición. Las reformas constitucionales bielorrusas por ahora son solo un proyecto sobre el papel, y no hay garantías de que se apliquen. Por eso, las únicas palabras que filtró Lukashenko son las que se refieren a una "integración a un alto precio" entre rusos y bielorrusos, para obligar a Putin a hacerse cargo de sus problemas.

Sobre la integración entre Rusia y Bielorrusia también se habló en la reunión anterior, el 14 de septiembre, cuando Minsk todavía estaba sacudida por constantes protestas. En aquel momento Putin otorgó un crédito de $ 1.5 mil millones de dólares. Esta vez, el "alto precio" debería doblar la apuesta. Antes de las protestas, el propio Lukashenko intentaba frenar el propósito ruso de incorporar a su país. Son muchos los puntos que se están debatiendo sobre el acuerdo de integración (más de 30), comenzando por la moneda común y las estructuras de gobierno supranacionales, pero en este momento el aspecto económico parece ser el más urgente. Sin embargo, en los analistas rusos prevalece el escepticismo, por el miedo a tener que asumir la "deuda tóxica" de la actual Bielorrusia.

Lukashenko aseguró que había terminado "definitivamente" con las protestas. Pero su legitimidad y resistencia siguen siendo muy dudosas y tampoco se puede garantizar una sucesión verdaderamente leal a Moscú. Desde el exilio lituano, la líder de la oposición Svetlana Tikhanovskaja llamó a renovar las protestas el "Día de la Libertad", el próximo 25 de marzo, cuando se recuerda el día de la independencia de la República Popular de Bielorrusia en 1918. Según Tikhanovskaya "vemos que ellos están tratando de vender Bielorrusia en pedazos, a cambio de créditos y ayudas para mantenerse en el poder unos meses más… la única fuerza capaz de detener la venta es el pueblo bielorruso”.

En Rusia, las protestas de los partidarios de Naval’nyj están en suspenso, tras la condena del líder y el arresto de la mayoría de sus lugartenientes. Su esposa Julia Naval'naja acaba de regresar de Alemania. Los comunistas, nostálgicos del Ejército Rojo y la grandeza soviética, intentaron salir a la calle. Cerca de 600 personas lograron desfilar en Moscú hasta la Plaza Manège, junto a la Plaza Roja, coreando consignas contra la represión de Putin, represión que tampoco faltó en esta oportunidad. En Novokujbyshev, en la región de Samara, arrestaron a 15 personas por depositar flores bajo un monumento a Lenin, acusadas de "agitación ilegal".

También se organizaron manifestaciones comunistas con cientos de personas en Buriatia, en la capital Ulan-Ude, donde hubo muchos arrestos, incluso de algunos diputados locales.

 

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