15/11/2018, 10.20
RUSIA-TURQUÍA-UCRANIA
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Parroquias rusas en Turquía y proyectos patriarcales de Poroshenko

de Vladimir Rozanskij

Los fieles rusos de Turquía ya no tienen más iglesias adonde ir a rezar, porque sólo existen iglesias del “patriarcado cismático”. En Ucrania, se aguarda el Tomos de la auto-cefalia para fines de noviembre. El presidente ucraniano tiene en mente a Simeón, para el rol de nuevo patriarca unificado. 

Moscú (AsiaNews) – Se necesita enviar urgentemente sacerdotes ortodoxos rusos a Turquía, para el servicio pastoral a los fieles rusos. En efecto, luego del cisma, a ellos se les ha tornado imposible frecuentar las iglesias del patriarcado ecuménico. Fue lo que anunció el metropolita Hilario (Alfeev), comentando asimismo que “no tenemos otra opción”.  Al participar en el programa “La Iglesia y el mundo”, emitido por el canal televisivo Rusia-24 el 10 de noviembre pasado, él aseguró que luego de la ruptura entre Moscú y Constantinopla, llegaron “numerosísimas cartas” de fieles rusos que viven en Turquía.   

Hilario recordó que en Turquía, los fieles que pertenecen al patriarcado de Constantinopla no superan los 2.000. Los rusos que viven actualmente en el país constituirían decenas de miles de personas “que ya no tienen una iglesia donde ir a rezar, porque en Turquía ahora sólo hay iglesias del Patriarcado cismático”. Asimismo, él contó que en el pasado, el Patriarcado de Moscú propuso en varias oportunidades enviar sacerdotes rusos a Turquía, pero Constantinopla siempre se negó a ello. Ahora, los pastores enviados a Turquía buscarán organizarse en función de los diferentes lugares, sin tener ya que preocuparse por “invadir” las estructuras del patriarcado contendiente.  

Hasta la fecha, el primer “misionero” ruso en Estambul es el padre Georgij Sergeev, un hombre de unos cuarenta y tantos años de formación eclesiástica, muy cercano a Kirill (Gundjaev).  El P. Georgij celebra en la sede del consulado general ruso en Estambul, con el respaldo del cónsul Andrej Podjolishev, y ha asumido el cargo de párroco-administrador de la iglesia dedicada a los santos emperadores Constantino y Elena, en el territorio del consulado. La iglesia fue consagrada en el 2009, durante la primera visita del patriarca Kirill a la capital turca, junto al patriarca Bartolomé (Archontonis).

En tanto, se aguarda conocer el calendario con los pasos que habrán de encaminar hacia la proclamación definitiva de la auto-cefalia ucraniana. La dirigencia ucraniana, y el mismo presidente Petro Poroshenko, anuncian una inminente reunión del concilio local delegado, para elegir el nuevo primado de la Iglesia auto-céfala en Ucrania. Siempre confiando en que se recibirá de Constantinopla el tan anhelado Tomos, antes de fin de año.

 

Las intenciones de Poroshenko apuntan a que el concilio pueda celebrarse para fines de noviembre. Mientras tanto, el 13 de noviembre él trató de reunirse con los obispos de la Iglesia ortodoxa ucraniana dependiente de Moscú, reunidos en el Sínodo local, para convencerlos, en la medida de lo posible, de transferirse a la nueva Iglesia auto-céfala. Aparentemente, el encuentro habría fracasado por un malentendido respecto al lugar de la reunión: los obispos estaban reunidos en el Monasterio de las Grutas de Kiev, mientras que el presidente los había invitado al edificio de la “Casa Ucrania” donde, finalmente, sólo tres prelados se hicieron presentes, para luego salir del lugar sin brindar declaración alguna. En tanto, el Sínodo oficialmente se ha alineado a la posición de Moscú, interrumpiendo las relaciones eucarísticas con el patriarcado de Constantinopla.  

En lo que concierne a los obispos de las otras dos jurisdicciones ucranianas, ya se habría llegado a un acuerdo, siempre inspirado por el presidente, por el cual los dos actuales jefes (Filaret Denisenko y Makarij Maletič) habrían dado su disponibilidad para apartarse de sus funciones, a fin de favorecer la elección de un nuevo primado “auto-céfalo”, patriarca o no.

Poroshenko incluso habría definido quién debiera elegirse como nuevo jefe: se trataría del metropolita Simeón (Shostatsky) de Vinnitsa y Bar (v. foto), uno de los tres presentes en el encuentro en la “Casa Ucrania”, de la jurisdicción moscovita, pero favorable a la nueva Iglesia independiente. Simeón sería lo suficientemente independiente del anciano Filaret (que al título auto-asignado de patriarca se habría añadido el de archimandrita, en función de la nueva reforma) y del mismo patriarca Bartolomé de Constantinopla, pero decididamente cercano al citado Poroshenko.

Con el nombramiento “dirigido” de Simeón, el presidente pretende dar inicio a la obra de “extradición” de obispos que formalmente son fieles a Moscú, pero que en realidad son favorables o al menos no refractarios a la auto-cefalia, tomándolos de la mano y superando temores y resistencias. Esto sucedería valiéndose del bastón y de la zanahoria: amenazando a los refractarios con ser tildados de “enemigos del pueblo ucraniano”, y adobando a los favorables con perspectivas de una nueva carrera, muy prometedora. Lo que los sostenedores de este plan esperan a futuro, es llegar, poco a poco, al mismo metropolita Onufri (Berezovsky), el responsable de la metrópolis filo-moscovita, que verosímilmente no adheriría de inmediato a la nueva jurisdicción, pero podría bien reunirse a futuro. Con la adhesión de Onufri, la composición de la Iglesia auto-céfala alcanzaría plena autoridad. 

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